El pasado jueves, 8 de junio, la diócesis de Madrid publicó un tweet anunciando una actividad pastoral organizada por Crismhom en una parroquia de Vallecas. Crismhom es una asociación civil cuyas siglas significan «Cristianas y cristianos de Madrid Homosexuales». Se definen como una «asociación sin ánimo de lucro y de utilidad pública, de carácter cristiano, lésbico, gay, transexual, bisexual y heterosexual».
Sería muy deseable que este tipo de asociaciones definieran con claridad sus opiniones y objetivos, sobre todo especificando si están de acuerdo con el magisterio de la Iglesia en su rechazo de la antropología de género, o si por el contrario propugnan un cambio en la moral de la Iglesia sobre estos asuntos.
Por otro lado, no solo es deseable sino muy necesario que la Iglesia deje muy claro en las acciones pastorales que realiza para acoger a la comunidad LGTBI, que no se busca promover la aceptación de la antropología de género. Si esto está claro, entonces tiene todo el sentido del mundo salir a estas periferias o atraerlas a actos parroquiales para hablar de estos temas.
El problema que hay con el tweet de la diócesis es que promueve un acto de una asociación civil que se define como cristiana, pero que en muchas ocasiones ha dejado claro su rechazo del magisterio. Veamos algunos ejemplos que han recogido Aciprensa, InfoCatólica y un servidor a raiz de esta polémica:
- Dentro de su sitio web, Crismhom afirma que «el matrimonio entre personas del mismo sexo es perfectamente legal en España y una realidad completamente normalizada». Por eso, Crishom criticó una campaña en contra de una boda entre dos mujeres en una serie infantil. Criticaba que considerase inmoral la aparición de dos personas del mismo sexo que se quieren y se casan.
- La asociación también reprobó la guía «Homosexualidad y esperanza» publicada por el Obispado de Alcalá de Henares en el año 2011. En esa ocasión dijo: «Creemos que el amor entre dos personas (independientemente de su orientación afectiva-sexual) no es una enfermedad, sino un don de Dios».
- En respuesta a unas declaraciones del Obispo de Tarragona, Jaume Pujol, Crismhom publicó en su sitio webque «el comportamiento homosexual no es una realidad moral (como tampoco lo es el heterosexual), sino un reflejo de lo que una persona es, de lo que vive, piensa y siente».
- La asociación también publicó en 2012 una declaración sobre «el sentido cristiano del amor entre personas del mismo sexo», que busca la aceptación de la antropología de género.
- En sudeclaración relativa al Sínodo de la Sinodalidad, Crismhom y sus socios de la «Red Global de Católicos Arcoiris» afirmaron que su misión prioritaria es «liberar a las personas como nosotras del yugo de la doctrina moral tradicional».
- También ha respaldado la bendición de parejas del mismos sexo, pese a que la Congregación para la Doctrina de la Fe rechaza como «ilícita toda forma de bendición que tienda a reconocer estas uniones».
- Para entender el tipo de labor que realiza Crismhom, son ilustrativas las entrevistas que realizó el famoso sacerdote y youtuber marianista SM Dani en 2021. En su canal de YouTube entrevistó a una bisexual cristiana casada que participaba en las actividades de Crishom. Su testimonio mostraba cómo el acompañamiento pastoral que recibía no la alentaba a vivir la castidad a pesar de la inclinación que sentía, sino que partía de la idea de que la condición homosexual era algo natural, es decir, algo hecho y querido por Dios. Por este motivo, luchar contra ella es algo ilógico y contraproducente.
- Pocos días después publicó una entrevista a un matrimonio católico cuyos hijos eran homosexuales y participaban de los actos de Crismhom. También en esta ocasión volvía a subrayarse el mismo argumento: la condición homosexual era algo bueno y querido por Dios y, por tanto, debe ser aceptada con alegría.
Todas estas evidencias dejan clara cuál es la propuesta de Crismhom. Si alguna parroquia madrileña quisiera hacer cualquier tipo de actividad con ellos, debería especificar cuál es el propósito y la naturaleza del acto. Por ejemplo, podría tener sentido debatir ideas juntos, buscar puntos de acuerdo, conocer y apreciar a las personas del colectivo, etc. Todas estas cosas serían razonables, siempre y cuando se dejase claro que no pretende introducirse un Caballo de Troya en la auténtica pastoral católica.
Por esta razón, que el Arzobispado de Madrid asegure que se trata de «una actividad pastoral de acompañamiento que está dentro de la misión de la Iglesia» y que se ha publicitado como otras muchas, deja bastantes más inquietudes que tranquilidad. Más aún si tenemos en cuenta que en Alemania o EEUU este tipo de actos se presentan con muy buenas intenciones y luego en realidad tienen como propósito promover un cambio en la doctrina de la Iglesia.
Ante el estallido de la polémica, muchos informadores han acudido a la diócesis en busca de alguna explicación. La respuesta oficial es que se trata de una actividad de acompañamiento de una parroquia y se muestran sorprendidos ante el revuelo generado. También lamentan que otras informaciones sobre actividades sociales de la diócesis no tengan el mismo eco en la opinión pública. Este argumento no es adecuado, pues precisamente el revuelo se genera, no por el tipo de actividad pastoral que se realiza, sino por el enfoque que tiene. Si la diócesis pusiera un tweet diciendo que Cáritas no ayudará a los extranjeros también se generaría revuelo, precisamente por ser contraria a sus principios.
Que la diócesis esté tratando de restar importancia a esta actividad es una mala noticia, pues se está evitando aclarar el aspecto más importante que ha provocado el escándalo. ¿Está de acuerdo la diócesis con el enfoque pastoral de Crismhom? ¿Se pretende animar a otras parroquias o sacerdotes de Madrid a realizar una pastoral que acepte la antropología de género? ¿Los nuevos aires de Alemania, Suiza o Bélgica van a empezar a correr por la diócesis madrileña? ¿Y por otras diócesis españolas?
Estas son las verdaderas preguntas que se hacen muchos fieles y evitar afrontarlas no es buena idea. Si la respuesta a estos interrogantes es negativa, un comunicado de la diócesis sería oportuno y tranquilizador para los fieles. No decir nada, en cambio, parece una actitud cercana a la del refrán: quien calla, otorga.
Además, si la propia diócesis promociona actividades con asociaciones en favor de la antropología de género, normaliza su extensión en otros lugares e instituciones de la Iglesia.
No sé cómo se gestó realmente esta actividad y quiero pensar que ha habido un error -por parte del párroco de Vallecas o por parte de la diócesis- al no haberse informado suficientemente de lo que es Crismhom. Esto, sin duda, también sería grave, porque las actividades pastorales de acompañamiento de homosexuales son especialmente delicadas y debe estar claro quién las promueve y su finalidad real. Pero aun así, podría entenderse que haya habido un fallo. En este sentido, una disculpa de la diócesis devolvería la tranquilidad a muchos fieles. Ahora bien, no hacerlo tensionará más la situación porque inevitablemente se da a entender que, en el futuro, la pastoral de la diócesis irá en esta nueva línea.