Decía hace unos días que, vistos los apoyos del derrocado presidente de Honduras y las declaraciones del cardenal de Tegucigalpa no abrigaba la menor duda sobre el lado del que debíamos ponernos los católicos.
Conforme pasa el tiempo me convenzo más de lo acertado de mi juicio. Por si no bastara la diarrea aguda de Redes Cristianas que ha asumido el apoyo a Zelaya y la crítica al cardenal Rodríguez Maradiaga casi como su única razón de existir, nos encontramos ahora con que los episcopados de Venezuela y Ecuador respaldan unánimes al cardenal hondureño. Lo mismo que el boliviano cardenal Terrazas.
Si algún católico abrigaba todavía dudas creo que ya es evidente donde se tiene que estar. Los dictadorzuelos tipo Chávez, Evo, Correa, Ortega o Zelaya son un grave peligro para la Iglesia. Que afortunadamente ya se ha liberado del lastre de la teología de la liberación.
Le han visto, por fin, las orejas al lobo y ya conocen perfectamente la amenaza a la que se enfrentan. A los católicos del resto del mundo nos toca apoyarles. La Iglesia está donde están sus obispos. Hoy perseguidos y amenazados por esos que todavía encantan a quienes les hacen el juego desde un pseudo catolicismo marxista sin norte y sin sentido.