Año sacerdotal

Los fieles necesitan al sacerdote. «Dejad una parroquia veinte años sin sacerdote, y adorarán a las bestias…», decía el Cura de Ars. Hoy hay otras idolatrías. «Si conociéramos bien lo que representa un sacerdote sobre la tierra, moriríamos: no de pavor, sino de amor… Sin el sacerdote, la pasión y la muerte de nuestro Señor no servirían de nada».

Al cumplirse 150 años de la muerte del Santo Cura de Ars, el Papa Benedicto XVI ha proclamado un Año Sacerdotal, inaugurado en la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús de 2009 hasta la misma fiesta del 2010. Un año de gracia “para favorecer la tensión de los sacerdotes a la perfección espiritual de la cual depende, sobre todo, la eficacia de su ministerio”. Un año de gracia no sólo para los sacerdotes, sino para toda la Iglesia. Se trata de valorar el gran regalo de Cristo a su Iglesia al darnos sacerdotes, agradeciéndole este magnífico don, y de pedirle que no nos falten nunca en la Iglesia los ministros ordenados que nos den a Jesucristo. “El sacerdocio es el amor del Corazón de Jesús”, recuerda el Catecismo, n. 1589, con una frase del Cura de Ars.

Los sacerdotes necesitan el apoyo de los fieles, y hemos de rogar por su santidad, que redunda en beneficio de toda la Iglesia. Un sacerdote santo expande una onda de santidad en su entorno que hace más bella y atrayente la vida cristiana. Un sacerdote santo es un sacerdote enamorado de Cristo y de su Evangelio y entregado a los demás buscando su salvación eterna, que comienza ya aquí con el acercamiento a Jesucristo y la vivencia de sus mandamientos. El Santo Cura de Ars repetía: “Dios mío, concédeme la conversión de mi parroquia, y acepto sufrir todo lo que quieras durante toda mi vida”. Un sacerdote santo pone su imaginación al servicio de la caridad, y encuentra formas nuevas para salir al paso de las nuevas pobrezas del hombre de hoy, la mayor de las cuales es la carencia de Dios. El Cura de Ars instituyó la Providencia, como casa de acogida y formación de niñas huérfanas, y se prodigaba con los enfermos de su parroquia y con los pobres, siendo pobre él mismo.

Los fieles necesitan al sacerdote. “Dejad una parroquia veinte años sin sacerdote, y adorarán a las bestias…”, decía el Cura de Ars. Hoy hay otras idolatrías. “Si conociéramos bien lo que representa un sacerdote sobre la tierra, moriríamos: no de pavor, sino de amor… Sin el sacerdote, la pasión y  la muerte de nuestro Señor no servirían de nada”. Cuando su obispo le mandó a Ars, pequeño pueblo de 230 habitantes, le dijo. “No hay mucho amor de Dios en esa parroquia, usted lo pondrá”. Al final de su vida eran cientos de miles los que acudían cada año a esta pequeña parroquia, para confesar o para oír predicar a este cura santo. Cuánto bien hace a la Iglesia un cura santo, aunque sea muy pequeña su parroquia.

Por el contrario, “nada hace sufrir más a la Iglesia, Cuerpo de Cristo, que los pecados de sus pastores, sobre todo de aquellos que se convierten en "ladrones de ovejas" (Juan 10, 1ss), ya sea porque las desvían con sus doctrinas privadas, ya sea porque las atan con los lazos del pecado y de muerte”, nos ha recordado el Papa. El buen pastor es el que da la vida por sus ovejas. No es buen pastor el que las envenena con pastos mortíferos o el que las roba y se aprovecha de ellas. El Año Sacerdotal será también un año propicio para pedir perdón por los pecados de los sacerdotes, llamados a la conversión. Queridos sacerdotes, “debemos dirigir con humildad incesante la súplica al Corazón de Jesús para que nos preserve del terrible riesgo de dañar a aquellos a quienes debemos salvar”.

Oremos por los sacerdotes. Pidamos al Dueño de la mies que mande obreros a su mies. Pidamos por el Seminario Diocesano, donde se forman los futuros sacerdotes. Está en juego la vida o la muerte de esta generación, si conocen o no a Jesucristo el único que puede salvar. Y él quiere hacerlo especialmente por medio de sus sacerdotes.

+ Demetrio Fernández, obispo de Tarazona

12 comentarios

Dico
Monseñor Demetrio: Con todo respeto; si tan importante son los sacerdotes -que lo són-, por que dejamos de lado, osea, no se le hace el menor caso al posible regreso de los sacerdotes casados, al seno de nuestra Madre la Iglesia. Tambien los "varones justos" aunque casados, existen vocaciones al presbiterado. Es una lamentable lástima que se pierdan esas vocaciones. Con todo respeto me uno a la reviindicación por un celibato opcional.
25/06/09 12:26 PM
Demetrio Fernández
La Iglesia católica tiene un gran aprecio del matrimonio, como lo tuvo Jesús, que lo sntificó con su presencia en las bodas de Caná (cf. Jn 2). El matrimonio es un camino precioso de santidad. Conozco a muchos matrimonios que lo viven así, y es fuente de alegría para los esposos y para todos los de la casa.
Ahora bien, Jesús vivió célibe, virgen, no se casó, para expresarnos mejor que El es el Esposo de la Iglesia, para entregarnos a cada uno su amor esponsal sin vincularse a la reciprocidad de nadie. Es para todos y cada uno, sin excluir a nadie.
La Iglesia desde muy pronto percibió que el sacerdote ministro debe parecerse a El, porque le representa de manera singular en medio de su Iglesia, y, por eso, estableció la ley del celibato.
Esta praxis está vigente en la Iglesia universal casi desde los inicios para los obispos (en Oriente y en Occidente, todos) y en la Iglesia latina también para los presbíteros, donde éstos tienen un rol muy parecido al del obispo.
Con todo respeto, me atengo a lo que enseña la Iglesia, de manera insistente, para disipar toda duda, que no favorece en nada a los candidatos al sacerdocio.
En la Iglesia latina, el celibato es un don previo a la ordenación presbiteral. El que lo ha recibido, se acerca. El que no lo ha recibido, que no se acerque al sacerdocio. Estoy convencido que el cambio que postulan los partidarios del "celibto opcional" no haría ningún bien a la Iglesia, y alegraría enormemente a los enemmigos de la Iglesia.
La reflexión que la Iglesia ha hecho en los últimos 50 años sobre este tema, lleva a la misma conclusión: mantengamos el celibato de los presbíteros latinos (los obispos lo tienen prescrito en toda la Iglesia), no perdamos esa "perla preciosa" (decía Pablo VI)que ennoblece a la Iglesia. Os recomiendo releer la encíclica Sacerdotalis Coelibatus. Es una preciosidad y es un documento de tremenda actualidad: http://www.vatican.va/holy_father/paul_vi/encyclicals/documents/hf_p-vi_enc_24061967_sacerdotalis_sp.html
25/06/09 3:28 PM
Luis Fernando
Benjamín, en InfoCatólica no se toleran falta de respeto a los autores de los artículos. Y menos si son obispos.
25/06/09 6:14 PM
Excelente, Monseñor. Muchísimas gracias.
Este año tendría que ser entrañable para los católicos practicantes, que tanto debemos a los sacerdotes.
25/06/09 6:31 PM
benjamin45
Al borrar mi comentario -en absoluto irrespetuoso, aunque sí muy crítico en uso de mi libertad como hijo de Dios- me deja usted indefenso ante los lectores, y me hace víctima de una acusación que considero injusta. ¿Acaso es usted el único que puede ser incisivo en sus comentarios? Relea lo que ha escrito con frecuencia sobre altas jerarquías y me dará la razón. Este proceder le retrata. Un saludo.
25/06/09 7:55 PM
Luis Fernando
Mire, como muestra un botón:

...resulta verdaderamente penosa por indigente intelectual y pastoralmente.

Yo eso lo entiendo como una falta de respeto. Puede decir lo mismo sin usar calificativos despectivos. Así de simple.
25/06/09 8:13 PM
POR QUE ME DA LA GANA
Como joven presbítero puedo testimoniar que hasta las almas más fervorosas siempre machacan con la misma pregunta: -¿Pero por qué no os casáis? ¡es muy triste estar siempre solos!. Otros, más jóvenes se escandalizan: ¿cómo podéis ser felices sin disfrutar del sexo?.
A mi juicio, en el fondo, es una crisis de fe. El Amor de Cristo...¿ tiene densidad, fuerza y realidad suficiente para llenar el corazón de un joven? ¿o es simplemente un fantasma, una pamema etérea y vaporosa?.
En el segundo caso, se trata, simplemente, de una sociedad subyugada al dios pansexual.
También es un reto para nosotros: vivir este Don como Unión con la Vida de Cristo y su Misión Redentora, causa de la Sacra Potestas. Y una entrega radical al ministerio en alegría y santidad.
Solo un corazón enamorado abraza el celibato en "sacrificio de alabanza" agradable al Padre. El Corazón de Jesús, horno ardiente de Amor, no es broma, ni poesía huera.
La mirada virginal de la Madre lo es todo en esta concepción de los hijos de Dios, no por espiritual menos real.
La inmensa mayoría de presbíteros vivimos felices el amor célibe y no es una imposición ...es ¡POR QUE ME DA LA GANA!
25/06/09 10:15 PM
Un cura mayor
"Porque me da la gana" dice: "como joven presbítero puedo testimoniar que hasta las almas más fervorosas siempre machacan con la misma pregunta: -¿Pero por qué no os casáis? ¡es muy triste estar siempre solos!".
Yo llevo de cura más de 40 años, en los que con frecuencia he tratado con jóvenes, y jamás he oído esa pregunta. Nunca me la han hecho. Nunca me han expresado el pensamiento que manifiesta esa pregunta. Jamás.
Así que, ya perdonará, pero eso de que "siempre machacan" no me lo creo.
25/06/09 10:22 PM
César
Totalmente de acuerdo con don Demetrio, como para estar en desacuerdo con mi antiguo Rector.
Aunque esto se está pareciendo a una reunión de curas, decir, como Sacerdote ordenado hace 9 años, a mí también me han preguntado bastantes veces ¿por qué los curas no os casáis? no sé si por mi labor Pastoral en un lugar público -Hospital- o por trabajar con jóvenes de la calle y personas alejadas, pero a mí ésta pregunta no me asusta, es normal que te la hagan, sobre todo en una sociedad hedonista; una persona que no hace uso de la sexualidad escandaliza y cuando se junta con unas convicciones religiosas, peor aún.
Que todavía haya gente en la Iglesia reivindicando el celibato opcional, me llama poderosamente la atención, yo durante mi etapa de formación en el Seminario, sabía lo que me pedía la Iglesia, nadie me ha obligado a ser célibe, yo lo he aceptado libremente. Y en la actualidad lo veo como un regalo de Dios sobre todo "para", como dice don Demetrio: "el sacerdote santo pone su imaginación al servicio de la caridad" "es un sacerdote enamorado de Cristo y de su Evangelio y entregado a los demás buscando su salvación eterna", todo ello se puede realizar gracias al celibato, porque se necesita un corazón indiviso y una entrega total a Cristo y su Iglesia, de otra manera nuestra entrega sería a medias tintas, estaríamos más preocupados de la mujer y los hijos.
En la Iglesia se puede servir de muy diferentes maneras ... Dios va concediendo sus dones a unos para el sacerdocio, a otros para la vida consagrada, para el diaconado permanente, para el matrimonio ... por eso cada uno tenemos una misión en la Iglesia tan respetable y admirable, que entre todos enriquecemos y engalanamos a nuestra Madre. Eso si, pero todos estamos llamados a “servirla”.
Es la humilde opinión de un curilla de pucela.
26/06/09 2:02 AM
anarico
Estoy de acuerdo con lo que dice D. Demetrio, pero no puedo estar de acuerdo con lo que veo cada día. No se permiten sacerdotes casados, y luego se permiten sacerdotes "raros" a más no poder. Aplicando en el país de zp la política de que "para el convento todo vale". Sacerdote de ninguna manera puede ser en chiscarabis aficionado al "teatro". Y por lo tanto aficionado a otra cosa, que es muy distinta de la Santa Doctrina. No sevimos todos para sacerdotes. Para sacerdote se ha de ser para empezar, un hombre completo, ilustrado y ejercitado en la Santa Doctrina. Y no otra cosa. Sin duda, el ejercicio de la Santa Doctrina posibilita naturalmente la castidad. Pero es los seminarios, los profesores me parece a mí, por lo que se ve, no se están a la altura intelectual suficiente, que se necesita para hacer éstas cosas bien.
26/06/09 11:03 AM
jasp
"Os aseguro que quien deje casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, recibirá ahora, en este tiempo, cien veces más –casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones-, y en la edad futura, vida eterna” (Mc.10,29-30).
El céntuplo en esta vida es el céntuplo de todos esos amores.
Es evidente que si yo hallo el céntuplo de todo lo que deje, y lo que dejo son cosas que amo: padres, hijos, esposa, esposo, hermanos, hermanas, bienes de la tierra, amigos, casas, haciendas, el bien que todo eso me puede traer y el amor que de ellos puedo recibir, tengo el céntuplo, recibiéndolo de Jesús; nada más renunciar todo eso. Eso lo puedo tener ya en esta vida. De modo que si miro el amor humano de Jesús: no se puede hallar ningún amor creado, que no esté en Jesús y que yo no halle en Jesús; pero centuplicado.
Ahora bien hay un detalle, muy importante, que hemos de tener en cuenta: El Padre nos da su Hijo: "Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que el mundo se salve por Él" (Jn.3,16). Sí, pero nos lo da por medio de la Virgen María.
Y, por eso, si Jesucristo tiene la primacía de todos los amores creados, como eso creado lo recibe de la Virgen, a la Virgen María se le dio la primacía de todos los amores creados. Es decir, todo amor, que podáis concebir, creado o creable, está en la Virgen María. Y el Hijo le comunicó, como Persona divina, todos esos amores y plenitud de ellos, porque los quería recibir de Ella, siendo su Hijo.

Frases del cuaderno 1051a del Padre Antonio Pacios López, M.S.C.

Añado por mi cuenta: ¿Aún no hemos hallado en Jesús y en María el céntuplo de amor que queremos encontrar en las creaturas?
26/06/09 11:38 AM
Flavia
Anarico, tienes muchísima rezón cuando dices que un sacerdote debe ser "un hombre completo, ilustrado y ejercitado en la sana doctrina." O sea, un santo, lo cual tampoco significa que no tuviera defectos, pues todos los santos los han tenido. Pero santo. Y para eso, como dice D. Demetrio, está la oración y la vida espiritual profunda. El santo cura de Ars a lo mejor no era muy sabio humanamente hablando, pero desde luego no fue " raro ", no menospreció a nadie, no se creyó nunca más que nadie, y consiguió frutos que otros ni siquiera huelen con sus varios doctorados. Por eso hemos de pedir mucho por los sacerdotes.
26/06/09 11:56 AM

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