Señor Director:
En unos días más, un grupo de senadores va a decidir si se sigue o no adelante con un proyecto que declara la violencia física, hasta procurar la muerte de un inocente, como método válido en la República de Chile para resolver un conflicto.
En efecto, hay situaciones en las que el embarazo puede generar una serie de complicaciones a la madre que lo lleva en su vientre y que es bueno reconocer. Sin embargo, el proyecto permitirá que ese conflicto se resuelva eliminando al más indefenso. Para justificar esta aberración de la sociedad civil y del Estado de Derecho, que están llamados a custodiar, dicen que no es un ser humano el que se está desarrollando en el vientre de la mujer. Si no lo es, ¿qué es entonces? Acaso no es lo que en su momento fuimos cada uno de nosotros. Otros le reconocen el estatus de ser humano y ciertos derechos, pero dicen que el derecho de la madre a decidir es superior al derecho a la vida de este. Si es así, queda claro que la ley va a consagrar el derecho de unos, los más fuertes, respecto de otros, los más débiles. Y que hay categorías de seres humanos respecto de sus cualidades físicas o su procedencia. Eugenismo y clasismo en su máxima expresión.
Quienes quieren seguir adelante con este proyecto se olvidaron de los avances de la genética que nos confirma que desde el momento de la fecundación estamos en presencia de un ser humano. Se olvidaron de la Constitución de Chile que protege la vida del que está por nacer. Se olvidaron de la experiencia de tantos países donde el aborto es libre. Y sobre todo se olvidaron de que una mujer acompañada en estos casos en lo último que piensa es en abortar. Claro que ese camino es más exigente porque implica el concurso y el esfuerzo de muchos. El talante de una sociedad se mide en la capacidad que tiene de preocuparse y ocuparse del más débil. Los senadores que perseveren en este camino de alguna manera están avalando la violencia para resolver conflictos reales que fueron, son y serán, parte de la vida social. Eso es privilegiar la razón de la fuerza por sobre la fuerza de la razón. Estamos en una situación muy peligrosa para el futuro de la sociedad porque la razón ha sido traicionada. De allí al nihilismo hay un paso.
+Fernando Chomali, Arzobispo de Concepción
Carta enviada al director del diario El Mercurio