El viernes 22 de julio de 2016, el Tribunal supremo de Croacia declaró nulo el proceso - y consecuentemente la sentencia – que los comunistas llevaron contra el Arzobispo de Zagreb, el cardenal dr. Stepinac, en 1946. Fue un pedido del sobrino del cardenal, el señor Boris Stepinac.
A Stepinac se lo había acusado de crímenes contra el Estado y contra el pueblo, de colaborar con todos los fascismos, de perseguir a los judíos, obligar a los serbios a abandonar la ortodoxia y hacer propaganda contra el estado, entre otras cosas. Y fue declarado culpable. Con estas acusaciones el régimen del mariscal Tito trató de encubrir lo que realmente no se le perdonó a Stepinac y es que se negara a separ la Iglesia en Croacia de Roma y el Vaticano, como le venían exigiendo, o, al menos, que aceptara irse del país y no alzara más su voz denunciando los crímenes que se multiplicaron en esos días. Lo imperdonable para ellos fue que se quedara junto a su pueblo y sus sacerdotes. Después de la llegada del comunismo al poder el Cardenal no quiso salir ni siquiera en viaje temporario no fuera que no pudiera volver a los suyos (también el Gran Rabino de Zagreb, Miroslav Shalom Freiberger, se quedó con su grey hasta que lo arrancaron hacia Auschwitz).
En Croacia y en otras partes del mundo se supo bien y desde el primer momento que se trataba de un juicio montado, con jueces venales y testigos elegidos y que aun el abogado que tuvo fue una farsa. Los verdaderos testigos que quisieron hablar a favor de Stepinac y de su obra para salvar a los judíos no tuvieron acceso al tribunal, algunos habían llegado de Israel para ello.
Por qué quisieron los comunistas que se separar a los croatas de la Iglesia de Roma y el Vaticano? Por la sencilla razón de que el catolicismo está tan arraigado en la identidad de los croatas que destruir ese vínculo con Roma significa destruir en su esencia. La Iglesia católica fue siempre la protectora de la libertad y la identidad de los croatas.
Importancia de esta anulación
La importancia de esta anulación reside en que hace justicia al nombre de Stepinac de manera legal. Es el mismo Tribunal que lo juzgó y condenó el que ahora anula el juicio y la sentencia en su totalidad. Es el reconocimiento oficial – 70 años después - de que todo fue una farsa que agravió la memoria del Cardenal y al sentir de los croatas. Con este acto se anula también los procesos seguidos a muchos sacerdotes y monjas totalmente inocentes.
A decir verdad, el primero en considerar nulas la acusación y la sentencia fue el propio Stepinac quien no se defendió ni pidió clemencia; por el contrario, acusó a sus acusadores en una memorable alocución (ver libro El cardenal Stepinac, el coraje de la fidelidad.)
Quedaría sin embargo saber qué pasó con los innumerables sufrimientos que vivió el arzobispo de Zagreb y lo convirtieron en lo que la misma Santa Sede llamó «un mártir viviente». Seguramente su santificación – hoy es beato - será también justicia.
Reacciones
El presidente serbio Tomislav Nikolic reaccionó inmediatamente y dijo que solamente un tribunal de Serbia podría hacer eso, ya que es la verdadera heredera de Yugoslavia. Agregó que esta anulación es el primer paso para la legitimación del estado fascista. Lo cierto es que para Serbia significa la deconstruccion de un mito; un mito que permitió adoptar muchas actitudes hostiles.
Cuando al comienzo de su pontificado el Papa Francisco anunció que Stepinac sería santificado en breve, la iglesia ortodoxa serbia reaccionó muy vivamente. Es ésta es la primera vez en la historia de la Iglesia que alguien se opone a una santificación. Aun así, el Papa creó una comisión mixta – croata y serbia - para dar a conocer mejor la figura del Cardenal. Mientras hizo este gesto de buena voluntad, Francisco dejó en claro que no está en duda la canonización porque el reconocimiento de los méritos de Stepinac es un asunto terminado y sobre el que no hay necesidad de volver.
Carmen Verlichak
Autora del libro El Cardenal Stepinac, el coraje de la fidelidad