Ave María purísima – Sin pecado concebida
Nacimos el 6 de mayo de 2009, y hemos cumplido ahora los siete años. Ya tenemos, pues, en InfoCatólica uso de razón. Me encargaron el otro día hacer un EDITORIAL para celebrarlo, pero se me han pasado estos días con otros trabajos y asuntos.
En medio de la tormenta fuerte por la que pasa la Iglesia, en la que fácilmente se aprecian dos partes contrapuestas, nos llegan a InfoCatólica numerosas expresiones de gratitud y felicitación, pero también, como es lógico, algunas otras de acusación y desaprobación enérgica, reprobando nuestra línea editorial. Pido luz al Señor de la luz y voy por partes.
1. La línea editorial de InfoCatólica fue expresada en un artículo mío (257), InfoCatólica.com al cumplir cinco años nuestro diario digital. Pero en realidad, desde que nacimos, se va trazando día a día en un intercambio casi diario entre Editor, Director y Consejo editorial, con la colaboración frecuente de nuestros treinta blogueros y de los articulistas más asiduos. También tenemos asesores eclesiásticos y laicos, elegidos por nosotros, obviamente, como hombres de Iglesia que estimamos muy especialmente fide-dignos. No hay ni puede haber «una» línea, como si fuera el carril de un tren, por la que han de ir todos los blogueros y articulistas. A quienes son visitantes asiduos de nuestro portal y nos conocen, les basta con mirar la columna de blogueros para entender en seguida que entre unos y otros hay diferencias muy considerables. Pero también verá que coinciden en las coordenadas fundamentales del espacio infocatólico. Por eso permanecen en nuestro portal y no se van a otro. Dios se lo pague.
2. La Sala de Comentarios normalmente queda abierta al final de cada noticia y de cada blog. Es un elemento valioso y estimulante, pero, la verdad, muy problemático. Llegan tantos comentarios que la tarea de moderarlos todos resulta fatigosa y complicada, de modo que con relativa frecuencia pueden colarse algunos demasiado agresivos y que, según nuestro ideario, deberían haber sido rechazados. Otros hay tan excesivamente críticos contra InfoCatólica que no se sabe por qué morbosa actitud sus autores siguen visitándonos... La Sala de Comentarios no es el lugar conveniente para discutir la orientación que sigue nuestro portal. Está dispuesta propiamente para «comentar» la noticia o el artículo del blog en cuestión. Por eso, aunque los breves comentarios de gratitud y de ánimo son un estímulo para nosotros, los comentarios a veces largos y reprobatorios de nuestra labor, como no sea en algún caso especial, normalmente deben ser rechazados, porque de admitirlos nos obligarían a mantener, fuera del lugar apropiado, prolijas discusiones con personas que están muy lejos de nuestros modos de pensar sobre las realidades de la fe y de la Iglesia. Si estiman reprobable InfoCatólica, no sufran, y visiten algún otro de los muchos portales católicos que la web les ofrece. Los asesores de nuestra publicación los elegimos nosotros.
3. En lo que se refiere al tratamiento informativo sobre el Papa y los Obispos, u otras personas y obras de la Iglesia, damos en InfoCatólica noticia casi diaria sobre sus actividades y enseñanzas, seleccionando aquellas, lógicamente, que nos parecen más interesantes para nuestros lectores y más benéficas. Y de este modo les servimos de altavoz en su grandiosa misión de difundir la verdad de Cristo y de la Iglesia.
4. Las críticas que a veces dirigimos a las palabras o acciones de ciertos laicos, religiosos, teólogos, o incluso de algunos Pastores, pretenden siempre ayudar a la difusión de la verdad católica y a señalar los errores o malentendidos que puedan darse en expresiones ambiguas. Ya desde Pío XII, especialmente, es en la Iglesia de cultura general que «la opinión pública es el patrimonio de toda sociedad normal compuesta por hombres que, conscientes de su conducta personal y social, están íntimamente ligados a la comunidad de la que forman parte» (Disc. L’importance 17-II-1950). Esta convicción llegó a expresarse como ley en el Derecho Canónico de 1983:
Los fieles «tienen el derecho, y a veces incluso el deber, en razón de su propio conocimiento, competencia y prestigio, de manifestar a los Pastores sagrados su opinión sobre todo aquello que pertenece al bien de la Iglesia y de manifestarla a los demás fieles, salvando siempre la integridad de la fe y de las costumbres, la reverencia hacia los Pastores y habida cuenta de la utilidad común y de la dignidad de las personas» (c. 212,3; cf. Vat. II, Lumen gentium 37).
5. Es un hecho, por desgracia, que innumerables herejías se difunden dentro de la misma Iglesia desde hace al menos un siglo. Los Papas han denunciado el hecho con frecuencia:
León XIII (1893, Providentissimus Deus), San Pío X (1907, Pascendi), Pío XII (1950, Humani generis), y más recientemente Pablo VI: «la Iglesia se encuentra en una hora inquieta de autocrítica o, mejor dicho, de autodemolición» (29-VI-1972); Juan Pablo II: «los cristianos de hoy, en gran parte, se sienten extraviados, confusos, perplejos, e incluso desilusionados. Se han esparcido a manos llenas ideas contrastantes con la verdad revelada y enseñada desde siempre» (6-II-1981); el cardenal Ratzinger, en el Coliseo de Roma, un mes antes de convertirse en Benedicto XVI: «Señor, frecuentemente tu Iglesia nos parece una barca a punto de hundirse, que hace aguas por todas partes. Y también en tu campo vemos más cizaña que trigo» (25-III-2005).
6. También es un hecho que en nuestro tiempo los teólogos católicos, aun los más ortodoxos, no suelen ser combatientes de los errores: enseñan la verdad, pero muy rara vez se empeñan en combatir públicamente los errores que le son contrarios. Al parecer, ese empeño no es «académicamente correcto» en una cultura liberal y relativista. Los mismos Pastores descuidan a veces el deber de proteger a las ovejas de los lobos. Y es por eso, en gran parte, por lo que las herejías han podido difundirse tanto.
7. En particular, en los últimos años, las polémicas en torno al matrimonio católico, expresadas en dos Sínodos sobre la familia, en una Exhortación postsinodal y en muchas discusiones y artículos publicados en todo el mundo, han ocasionado interpretaciones contrarias e inconciliables. Para unos, concretamente en cuanto a la comunión de los adúlteros, se da «una ruptura patente con la doctrina multisecular de la Iglesia, concretamente con la Familiaris consortio y la Veritatis splendor de Juan Pablo II, por lo que divide la Iglesia y abre la puerta a un cisma» (Spaemann, la veintena de grandes sociedades pro-vida y pro-familia de todo el mundo agrupadas en Voice of the Family, etc.). Para otros es la victoria de la misericordia de Dios sobre un normativismo moral legalista: se afirma la «participación plena en la Eucaristía de las personas divorciadas vueltas a casar» (Marciano Vidal, Instituto Superior de Ciencias morales; cardenal Kasper, etc.).
En este marco de situación, que ciertamente no hemos creado nosotros, InfoCatólica, con sus noticias y artículos, desde nuestro mínimo rincón, trata de colaborar modestamente con el Papa y los Obispos, con los teólogos y con nuestros lectores, para exponer la verdad católica de las cuestiones debatidas, clarificando también ambigüedades que podrían ser interpretadas en un sentido contrario a la doctrina católica semper et ubique enseñada y creída.
8. Desde su nacimiento, InfoCatólica se ha dedicado principal, aunque no exclusivamente, a difundir la verdad y a combatir los errores contrarios. Siete años llevamos «sirviendo al Señor con alegría» (Sal 99). Y es lógico que muchos lectores nuestros, comenzando por nuestros propios blogueros, ávidos de ortodoxia y ortopraxis, frecuenten nuestras páginas: Dios los cría y ellos se juntan... Los trabajos que son muy difíciles con frecuencia no se hacen del todo bien. Por eso, huelga decir que en todos nuestros artículos o en los comentarios admitidos no siempre tendremos la prudencia y benignidad que serían deseables. Pero, con la gracia de Dios y con nuestras limitaciones, sobre todo espirituales, vamos haciendo lo que podemos... y, a pesar de nuestra debilidad, tenemos grandes esperanzas de que esa gracia del Señor nos convierta en todo lo que sea preciso para servirle más fielmente como Él quiera.
9. Un barco puede trazar cuando navega en tiempos de gran bonanza una línea casi recta; pero los bandazos son prácticamente inevitables cuando navega entre grandes tormentas, por muy atentos que estén los pilotos al timón y los marineros a las velas. El barco, sin embargo, a pesar de esos excesivos bandazos a babor o a estribor, puede, sin embargo, mantener su dirección con firmeza y sin perderla. Y así viene siendo, creo yo, la navegación de InfoCatólica en medio de tormentas.
10. Si tienen en cuenta ustedes que en el equipo central de InfoCatólica somos siete –y solo uno en dedicación completa–, más treinta blogueros y unos cuantos articulistas más asiduos, quienes llevamos el diario digital, y por otra parte, que vivimos en unas cuarenta poblaciones distintas de ocho naciones –Argentina, Costa Rica, Chile, España, México, Uruguay, Venezuela y Tanzania–, entenderán mejor que algunos bandazos al navegar en medio de la tormenta son en cierto modo inevitables, aunque conseguimos normalmente mantener firme y permanente nuestra ruta. En este sentido, nos admira la unidad de criterio que mantenemos en lo fundamental, a pesar de nuestras grandes diferencias de formación y estilo, y a pesar, hay que reconocerlo, de nuestros pecados y defectos. Agradecemos con toda el alma esa unión en la fe y la caridad que debemos ante todo al Corazón de Nuestro Señor Jesucristo, lleno todo él de misericordia. La orientación de nuestros trabajos siempre ha sido la misma, y esperamos que lo siga siendo: la gloria de Dios, la verdad de Cristo y de su Iglesia, la salvación de los hombres: «salus animarum in Ecclesia [et in InfoCatholica] suprema semper lex esse debet» (cf. c. 1752).
Termino expresando nuestro afecto y gratitud hacia los lectores que nos siguen, y que nos estimulan siempre con su amistoso interés, su paciencia y sus comentarios. Nos confiamos también a sus oraciones, que no pocas veces nos las prometen. Es la mayor ayuda que pueden prestarnos para que, con el favor de Dios, en tiempos agitados, podamos servir santamente al Señor y a nuestros hermanos, con verdad y caridad, con alegría y firme esperanza.
Dios nos guarde a todos en su amor y gracia.
José María Iraburu, sacerdote