Hace unos días me preguntó un amigo sobre un Seminario de Espiritualidad celebrado en el último fin de semana de Enero en Logroño con gran éxito de público, alrededor de mil personas, y eso que la entrada se cobraba a quince euros. No estuve esta vez, pero sí lo hice hace tres años, con el mismo protagonista principal, don Enrique Martínez Lozano, sacerdote secularizado, que nos dio una charla basada en la espiritualidad del New Age.
¿Y qué es eso, podemos preguntarnos? Ratzinger, en su libro “La sal de la Tierra” nos lo describe así: “Ahora parece que hemos irrumpido en una nueva era de la religión. Los hombres buscan la religión por caminos muy variados, pero piensan que no la encuentran ni en la fe cristiana, ni en la Iglesia. Los hombres van a la busca de novedades donde la religión es casi siempre una forma de sublimación, como un contrapeso a las cosas de cada día, y que deriva hacia la magia o hacia sectas que, luego, manifiestan ser muy perjudiciales para el Hombre”. Por su parte el prospecto de propaganda de estas charlas decía: “No se puede ser sabio ni feliz ni siquiera gozar de salud sin espiritualidad. Claro que ya no basta abordarla solo desde la religión. Las nuevas formas culturales y económicas exigen otra forma de entender la espiritualidad, más abierta, menos dogmática. Las antiguas creencias se nos han quedado obsoletas”. De la religión se busca lo misterioso, una identificación mística con el fundamento divino del mundo, gracias a diversas técnicas, pero ahorrándose el esfuerzo de la fe. Es decir, se trata de buscar una nueva o nuevas espiritualidades fuera del ámbito católico y cristiano.
¿Qué les voy a decir? A mí me parece que alejarse Cristo, Camino, Verdad, Vida (cf. Jn 14,6) y Luz de los hombres (cf. Jn 1,9) es un disparate que conduce a aberraciones.
El New Age es claramente panteísta. Como dice Ratzinger: “Se puede practicar la ecología cristianamente, (como ha hecho el Papa Francisco en su reciente encíclica “Laudato Si”), a partir de la fe en la creación que marca límites al arbitrio del hombre y establece la proporciones de la libertad; o también se puede trabajar en un ecologismo anticristiano a partir del New Age y la divinidad del cosmos”. Personalmente eso de la divinidad del cosmos no me convence. Pienso que el mundo tiene origen y edad, y por tanto no es divino. Además prefiero participar de la vida divina sin perder mi propia personalidad, como me promete el cristianismo, que diluirme en la divinidad como una gota de agua en el océano, como se piensa en el New Age, perdiendo así mi personalidad e individualidad. “Dios y yo somos la misma cosa”, es una afirmación claramente panteísta y que me parece obviamente falsa.
Sobre Jesucristo opinan: “El único Maestro al que debemos seguir es nuestro Maestro interior”. Esto supone que, Jesucristo es, en el mejor de los casos, uno de tantos maestros, como cualquier santón indio. Es indudablemente para ellos una gran figura, pero también lo han sido muchos otros.
El relativismo es patente en el rechazo total a las religiones. En la India alguna espiritualidad busca a Dios en lo inefable y en consecuencia no puede existir la verdadera religión. Y en nuestros países, al hombre moderno con su consabido escepticismo científico, le parece poco democrático, intolerante e incluso inaceptable que se pueda decir; “Aquí está la Verdad, Jesucristo es la Verdad”.
El problema del New Age es que renuncia a la Verdad, con lo que nos lleva a lo arbitrario, a lo políticamente correcto, a la degradación. La búsqueda de la Verdad y el seguirla es una llamada a mi conciencia a practicar el Bien y abandonar el Mal. Jesucristo nos dice: “La Verdad os hará libres” (Jn 8,32) y el Concilio Vaticano II afirma: “La dignidad humana requiere que el hombre actúe según su conciencia y libre elección”(GS 17).
Volviendo al párrafo inicial, que mil personas estén dispuestas a pagar quince euros por una charla de Espiritualidad New Age me parece indica que mucha gente tiene un ansia de espiritualidad que busca solucionar por caminos equivocados, lo cual me lleva a preguntarme: ¿qué estoy haciendo mal?, ¿qué puedo o podemos hacer mejor? Por supuesto cambiar a Jesucristo por el New Age me parece enormemente triste y digno de nuestras oraciones a fin que esa gente encuentre la Verdad y no ande, según la expresión de Cristo “como ovejas sin pastor” (Mc 6,34; Mt 9,36).
Pedro Trevijano, sacerdote