Ejemplos recientes de católicos progresistas de Alemania, Bélgica e Inglaterra burlándose de la Iglesia en África.
Dada la típica histeria políticamente correcta que rodea cualquier discusión sobre el racismo en estos días, dudo en usar este término. Pero es difícil encontrar otro que se ajuste a las reacciones desde babor de la barca de Pedro tras el Sínodo del 2015.
- A) Poco después de la conclusión del Sínodo de los Obispos, la página web de la Conferencia Episcopal de Alemania publicó un artículo por Björn Odendahl, en el que propone que el gran éxito de la Nueva Evangelización en África se debe «a que las personas son socialmente dependientes y que no tienen nada más que su fe», además el Señor Odendahl escribió que «la romántica, pobre Iglesia» está creciendo «porque la situación de educación es de un nivel bastante bajo como promedio y las personas aceptan respuestas simples para las preguntas difíciles». Preguntado por toda las vocaciones en África, dijo: «el crecimiento del número de sacerdotes no es solo resultado del poder misionero, sino también resultado del hecho que el sacerdocio es una de las pocas posibilidades de seguridad social en el continente negro».
- B) Posterior al Sínodo. El cardenal Godfried Danneels arzobispo emérito de Malinas-Bruselas, mirando por encima del hombro, carraspeó y se aclaró la garganta, para luego decirle a la Iglesia en África debería dejar de criticar la infidelidad y el individualismo desenfrenado de la Europa post-cristiana, porque «es posible que la crisis que nosotros tenemos se propague hasta ellos también, con todo lo que ello conlleva. Los africanos pudieran tener una situación similar a la de nosotros. Entonces podrían llamarnos para ver cómo tratamos con esto».
- C) Cinco semanas después del Sínodo, Paul Vallely, autor de la biografía elogiosa del papa Francisco: The Struggle for the Soul of Catholicism (La lucha por el alma del catolicismo), abordó este tema y lo echó a la hoguera de leña en el New York Times en una columna de opinión titulada: «el fracaso del Papa en África». ¿Cuál fue ese fracaso? Que el papa Francisco no condenó lo que Vallely considera como homofobia africana. Para el señor Vallely fue una oportunidad perdida, porque África debe de abrazar un mensaje de amor, de misericordia e inclusión. Esto «para convertirse en un miembro aceptado de la Iglesia universal».
Bien.
Para el Señor Odendahl: Puede que esté pasado de moda en los círculos católicos alemanes leer el Nuevo Testamento como ejemplo de registro confiable del cristianismo primitivo, pero cómo no darle una oportunidad. Usted podría encontrar comprobar que el mismísimo Señor Jesús seleccionó a los apóstoles con un «bajo nivel» educativo y tal vez a muchas personas simples para su estándar, pero no así para el Señor. Ellos acudían a Él y después a los apóstoles, porque encontraban en la comunidad de los amigos de Jesús una nueva forma de «seguridad social». (P.D. el término «continente negro» es ciertamente de connotaciones malolientes. Trataré de eludirlo en el futuro).
Para el cardenal Danneels: si partimos del hecho que la asistencia a la misa dominical en su país está en el orden del 4% (según dice uno de sus hermanos obispos), sugerir que los africanos tomen lecciones de sus padres putativos belgas, parece algo impertinente, tal vez absurdo y descarado. Los católicos africanos no están interesados en aprender qué hacer con las iglesias, conventos y seminarios vacíos y de cómo culpar al ambiente del colapso católico en Europa. Eso es de mala educación, especialmente entre aquellos para los que aprender a hacer un examen de conciencia era una parte integral de su formación sacramental. Por favor consideren otra posibilidad: que los católicos belgas y de otras partes de la Europa del siglo 21, no quieren escuchar el evangelio y lo rechazan, esto por las presiones culturales; ¿podría ser que estas regiones libres-de-fe no han escuchado el Evangelio predicado desde hace bastante tiempo?
Para el señor Vallely: usted y aquellos de su ideología no son quienes determinan quién es «un miembro aceptado de la Iglesia universal», sobre todo si tal aceptación requiere una reconstrucción del Evangelio, ignorando el Magisterio y andando en las arenas movedizas del subjetivismo moral. En eso no creo que encuentre muchas personas interesadas en África o en culaquier otro lugar. Y bordea la calumnia que usted describa al cardenal Robert Sarah como un exponente del «fanatismo» porque él no acepta la visión moral de la vida del New York Times y porque advierte contra la dictadura del relativismo moral.
Propongo un propósito de año nuevo: no más de estas imitaciones a lo Stepin Fetchit de católicos progresistas, o de ningún católico, en el año 2016.
George Weigel
Traducido por Edgard Alberto Ruiz Robles del equipo de traducción de InfoCatólica.
Texto original:
http://www.catholicworldreport.com/Blog/4471/liberal_racism_bares_its_fangs.aspx