Hace ya casi ochenta años, en 1937, el Papa Pío XI, escribía su encíclica «Mit brennender Sorge», contra el nacionalsocialismo alemán, en la que decía: «34. Sobre la fe en Dios, genuina y pura, se funda la moralidad del género humano. Todos los intentos de separar la doctrina del orden moral de la base granítica de la fe, para reconstruirla sobre la arena movediza de normas humanas, conducen, pronto o tarde, a los individuos y a las naciones a la decadencia moral. El necio que dice en su corazón: No hay Dios, se encamina a la corrupción moral (Sal 13[14],1). Y estos necios, que presumen separar la moral de la religión, constituyen hoy legión. No se percatan, o no quieren percatarse, de que, el desterrar de las escuelas y de la educación la enseñanza confesional, o sea, la noción clara y precisa del cristianismo, impidiéndola contribuir a la formación de la sociedad y de la vida pública, es caminar al empobrecimiento y decadencia moral. Ningún poder coercitivo del Estado, ningún ideal puramente terreno, por grande y noble que en sí sea, podrá sustituir por mucho tiempo a los estímulos tan profundos y decisivos que provienen de la fe en Dios y en Jesucristo».
Hoy sería muy difícil afirmar que el Papa, en su requisitoria contra el nacional socialismo alemán, no tenía razón. Pero es que actualmente los laicistas no sólo comparten las ideas hitlerianas sobre educación, como he indicado en mi libro «Relativismo e ideología de género», sino que parecen metidos en una competición a ver cuál de ellos dice una tontería mayor.
Por ejemplo ayer mismo me encuentro con que un diputado del PSOE, Antonio Hurtado, de Córdoba, critica a su Obispo, por intentar adoctrinar a sus fieles, lo que si no me equivoco, ése es precisamente su papel. El problema es la ideología de género, la ideología oficial de todos nuestros partidos políticos con representación parlamentaria y que no deja de ser una solemne estupidez y una de las mayores aberraciones de la Historia de la Humanidad. Ayer tuve una demostración de ello. Me encontré con un matrimonio amigo con su hijo de trece años, salió a relucir el tema de la ideología de género y cuando le expliqué al chico que si quería podía ser niña pegó un respingo por pueo sentido común. Podría seguir con las diversas afirmaciones de la ideología de género, pero el diputado antes citado ha tenido unas frases que me han molestado. Por ejemplo afirma que las afirmaciones del Obispo «niegan en sí la propia naturaleza humana, castrando al hombre en su capacidad de dar y sentir amor y cariño, y a la mujer de ser igual y tener los mismos derechos que el hombre». Simplemente recuerdo que el mandamiento principal cristiano es el del amor, mientras el PSOE ha sido un partido marxista hasta Felipe González, es decir basado en el odio, en la lucha de clases y en la dictadura del proletariado. Otro disparate: el obispo de Córdoba demuestra «vivir en otro siglo, cuando la libertad estaba supeditada a la moral católica», Si no me equivoco en la Iglesia Católica siempre se ha insitido en la necesidad de obedecer a la propia conciencia, mientras que en nuestros políticos la disciplina de Partido está por encima de la propia conciencia, sin olvidar que mientras para los católicos «La verdad os hará libres», como dijo Jesucristo. para los laicistas «La libertad os hará verdaderos», como dijo Zapatero. Pediría en consecuncia a nuestros políticos que no hablen de Libertad, puesto que son simplemente siervos de las consignas de sus Partidos.
Legalmente todo ello lleva a genialidades como el uso del vocablo ‘progenitores’ en lugar de los de ‘padre’ y ‘madre’. Como todo el mundo sabe el niño ya no emplea las palabras ‘papá’ y ‘mamá’, sino ‘progenitor A’ y ‘progenitor B’. Igualmente desparecen los términos ‘marido’ y ‘mujer’, ‘esposo’ y ‘esposa’. De este modo, los españoles han perdido el derecho de ser reconocidos expresamente por la ley como ‘esposo’ o ‘esposa’ y han de inscribirse en el Registro Civil como ‘cónyuge A’ o ‘cónyuge B’.
Recientemente el Instituto de Igualdad de la Mujer y para la Igualdad de Oportunidades ha publicado un documento en el que pide baños mixtos con cabinas individuales en nuestros centros educativos, la promoción del Día del Orgullo LGTB y la celebración del día de las familias en vez del día del padre o de la madre.
Además creo que todos nos hemos sentido estupefactos ante el anuncio de las cabalgatas con Reinas Magas y sobre todo la ocurrencia del alcalde de Valencia de hacer de la Virgen una madre soltera. ¿Es que no hay laicistas con sentido común capaz de decirles a sus compañeros que a base de estupideces están dejando en ridículo a todos los laicistas?.
Pedro Trevijano, sacerdote