Pero, ¿cuántos abortos son los que realmente se practican en nuestro país? El Dr. Elard Koch, epidemiólogo y director del instituto Melisa, hizo en Chile un estudio serio, reproducible, en base a egresos hospitalarios, fertilidad de la mujer en el país y otros datos públicos conocidos y disponibles, y calcula un número de abortos clandestinos que van entre los 8 y 20 mil al año. Además estos irían en disminución.
Esta cifra es casi 10 veces menor a la esgrimida también por el actual gobierno. Es importante señalar que en todos los países donde se ha despenalizado el aborto las cifras reales han resultado ser 10 veces menor a las planteadas, por el mismo instituto Guttmacher.
Se nos dice que la legalización disminuye el número de abortos. Sin embargo diversos estudios muestran que su número aumenta en forma sostenida, hasta 10 veces más, por lo menos por 20 años. Sólo comienza a bajar cuando disminuye la tasa de natalidad en esos países.
Por otro lado se usa como argumento para legalizar el aborto que, en nuestro país, muchas mujeres mueren por realizarse abortos clandestinos.
La mortalidad materna en Chile es la segunda más baja de América. Las muertes por causas relacionadas con el embarazo, cualquiera de ellas, son 17 por 100 mil nacidos vivos. Por aborto inducido es de 0,39 por 100 mil nacidos vivos. Es muy baja, y legalizando el aborto, esta cifra va a aumentar, como ocurre en E.E.U.U. donde la mortalidad materna aumentó. Entre otras cosas, por complicaciones en los abortos inducidos y también por complicaciones en embarazos posteriores (secuelas del mismo aborto). Es importante mencionar en este punto, que las complicaciones en embarazos posteriores son más frecuentes mientras más joven era la mujer cuando se realizó el aborto. También aumenta el riesgo de infertilidad posterior y de muerte para los próximos hijos, principalmente por prematurez.
En cuanto a legalizar el aborto por riesgo materno, volvemos al punto anterior. La mortalidad materna en Chile es baja. Se atiende bien a las mujeres, entre los estándares de salud más altos del mundo. Se intenta siempre salvar la vida de la madre y del hijo, y por lo general se logra. De lo contrario, morirían ambos y esto se reflejaría en la tasas de mortalidad materna. En todo caso, la muerte del hijo no es lo que mejora a la madre, sino la separación entre la madre y el hijo. Es decir, ante casos de riesgo materno inminente, producto del embarazo, se hace nacer a la guagua, dándole la posibilidad de vivir. Si muere producto de su prematurez, no se puede catalogar como un aborto.
Con respecto al aborto en caso de violación debe conocerse que sólo un 0,6% (o menos) de las violaciones aisladas terminan en embarazo. Es decir serían 17 o menos los casos de embarazo por esta causa al año en Chile, de acuerdo a lo informado por la Subsecretaría de Prevención del Delito que reporta 2.750 violaciones de este tipo, al año. Pero la gran mayoría de los embarazos por violación son por acciones reiteradas, realizadas por conocidos. Y el aborto en esos casos, perpetúa el ciclo de violencia y abuso hacia esas mujeres. Generalmente menores de edad.
Por lo tanto si legalizar el aborto aumenta el número de abortos, aumenta la mortalidad materna, aumentan los riesgos de muerte de los próximos hijos, aumenta la infertilidad y trastornos psiquiátricos (síndrome post aborto) y favorece el círculo de violencia en las violaciones reiteradas, ¿de qué protección a la mujer se está hablando?
Es importante conocer que, por otro lado, se ha demostrado que una intervención integral con una embarazada en crisis justifica un esfuerzo de la sociedad pues logra evitar 8 de cada 10 abortos.
No se requiere legalizar el aborto para mejorar la salud de la mujer. Lo que se requiere es un embarazo seguro con apoyo a la madre gestante en todos los ámbitos que lo requiera. Esta es la primera opción que debiéramos poder ofrecer.
Por Constanza Saavedra Caviedes en VivaChile.org