En ocasiones, los velos que ocultan la realidad se caen o se levantan por un momento y se puede contemplar el monstruo entero.
Siempre ha habido una tendencia de elitistas y oligarcas que considera que hay demasiada gente que le estropea los vuelos en avión (así se lo leí al novelista y activista gay Gore Vidal en una entrevista en El País), el disfrute de los bosques y las playas y que le empuja en las calles. Seguramente esos mismos elitistas y oligarcas temen que las masas sudorosas y desharrapadas tomen sus palacios y por eso promueven doctrinas malthusianas, de eliminación de seres humanos.
En el siglo XX, tanto el comunismo como el nacionalsocialismo, y por supuesto movimiento políticos honrados partían de que era necesario el crecimiento demográfico para disponer de más trabajadores, de más consumidores, de más técnicos, de más gestores... Sin embargo, en los años 60, cuando la humanidad estaba en el punto culminante de la mayor fase de prosperidad jamás alcanzada, comenzaron a escucharse los gritos de los partidarios del crecimiento cero y de la bomba de población.
Ahora los más ricos (Rockfeller, Gates, Turner, Soros...) siguen promoviendo la reducción de la natalidad y manteniendo a un profeta fracasado como Paul Ehrlich en el circuito de los premios y las conferencias. ¿Es causal que esos ricos se pronuncien a favor de la eliminación de seres humanos cuando necesitan más compradores para sus productos? El neomalthusianismo es una ideología que como tal anula el raciocinio en sus víctimas. Lo malo es que perjudica a quienes no hemos caído en sus redes.
Hace unos días, un activista gay, Dan Savage, también abortista, se pronunció a favor del aborto obligatorio.
En un programa de la televisión australiana, una persona del público preguntó al escritor y comentarista Dan Savage: ¿Cuál de las consideradas peligrosas ideas crees que tendría un gran potencial para cambiar el mundo a mejor si fuera implementada? El conocido representante del lobby gay en el país respondía de forma rotunda: «El control de la población. ¡Hay demasiadas personas en el planeta!». «Usted sabe que yo estoy a favor del aborto. Creo que las mujeres deberían tener el derecho de controlar sus cuerpos. Pero a veces, en mis momentos más oscuros, soy antielección. Creo que el aborto debería ser obligatorio durante aproximadamente 30 años. Esa es una idea peligrosa. Ella me pedía una idea peligrosa. Ahora arrójeme una silla»,
Creo que no me equivocaré si aventuro que Savage es también partidario de la eutanasia, que ya va camino de ser obligatoria en algunos países.
Todo el paquete anti-humano del aborto, el matrimonio homosexual y la eutanasia bajo su guía: el control y reducción de la población.
No deja de ser paradójico y representativo de la decadencia intelectual de la izquierda que ésta predique tanto el aborto como la eutanasia, dos mecanismos de los adinerados para mantener su estatus. Para redimir a los pobres, se promueve una ideología elaborada por ricos ateos y racistas.
Porque a principios del siglo XX, los movimientos a favor de la eugenesia y la eutanasia, en los países anglosajones y escandinavos estaban dirigidos por ricos muy blancos y rubios, que no querían irlandeses, ni polacos, ni italianos católicos en sus cercanías.
Siquiera el egoísmo debería hacernos dudar del discurso de la Fundación Gates. Preguntaos lo siguiente. Si la población disminuye en España, y con ella el número de cotizantes a la Seguridad Social, ¿quién pagará las pensiones dentro de 30 años?
No ha habido en la historia NINGUNA época de crecimiento económico en un país o una región que no fuese precedida o acompañada de crecimiento demográfico. Es decir, cuanto más se reduzca la población en Europa y en España (o en Galicia, Vascongadas, Asturias...) más difícil será salir de la crisis.
Pedro Fernández Barbadillo, (@pfbarbadillo)
Publicado originalmente en Bokabulario