La beatificación de 522 católicos asesinados por los rojos ha provocado la previsible reacción de socialistas y comunistas, siempre tan cínicos, siempre tan calamitosos. Son los mayores asesinos de la Historia. Asesinaron a católicos, a judíos, a disidentes, a empresarios; tarde o temprano y en cualquier rincón del mundo nos han intentado asesinar a todos.
Los que por suerte o por casualidad, o porque alguna vez fuimos más fuertes, hemos podido librarnos de su Crimen, ese Crimen que hay que escribir en mayúscula porque es el Crimen de todos los crímenes, la más sobrecogedora metáfora de la maldad; los que de momento nos hemos librado de su atrocidad, aunque quién sabe si por mucho tiempo, tenemos la obligación moral y sentimental de honrar a los que cayeron en sus zarpas. Mártires de la verdad, de la libertad, del amor con que Dios nos distinguió de las bestias y de las cosas.
Los izquierdosos se han quejado de que la Iglesia no haya pedido perdón por su papel durante el franquismo, por su complicidad con el régimen. No recuerdo a ninguna izquierda pedir perdón por ninguno de sus crímenes. Ninguna disculpa por el sanguinario caos de la República, ninguna disculpa por la retorcida crueldad de las checas, ningún acto de contrición por su impresentable militancia o adhesión comunista, por la defensa y la apología de aquellos monstruosos dictadores que todo se lo llevaron por delante y sembraron la total desolación. Ningún comentario por haber sido tan o más totalitarios que Franco.
Siempre son los mismos los que intentan aleccionar a la Iglesia. Siempre los mismos brutos, siempre los mismos cafres, los mayores apologetas de los viejos asesinos de la Historia.
La Iglesia tiene todo el derecho a enterrar en paz a sus muertos. No está libre de pecado porque es imperfecta en tanto que regida por hombres. Pero el inmenso bien que ha hecho compensa con creces el daño que haya podido causar.
No te avergüences de ser católico. Todos los sentimientos están resumidos en el Calvario. No te avergüences de Dios, no pierdas la esperanza. La Cruz es La Metáfora. Los mártires de ayer y los santos de mañana.
Salvador Sostres
Publicado originalmente en Guantánamo, diario El Mundo