Si reflexionamos sobre la suerte que corre la clase de Religión -obviando otros aspectos- en la reforma educativa del PP (LOMCE), podremos comprobar la verdad del título del presente artículo.
Según los Acuerdos Iglesia-Estado (1979), los planes educativos deben incluir la Religión Católica en todas las etapas en condiciones equiparables a las demás disciplinas fundamentales. Esta enseñanza no será obligatoria pero se garantizará el derecho a recibirla (Art. II).
Pues bien, la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE) del PP vulnera estos Acuerdos en aspectos esenciales. Tanto en Educación Infantil como en Bachillerato, la Religión no será de oferta obligatoria. Serán las Autonomías o las direcciones de los centros educativos las que decidan si se ofrece esta asignatura a la libre elección de los alumnos. Tampoco se habla de la Religión en la Formación Profesional.
Por su parte, la responsable de educación del PP, Sandra Moneo, anunció el agosto pasado que el carácter evaluable que en un principio incluía la Religión en la LOMCE podría ser negociable. Por tanto, se cuestiona que la Religión deba impartirse como las demás disciplinas fundamentales.
En la ley vigente (LOE), contra la que se hicieron manifestaciones masivas, la Religión es de oferta obligatoria en Infantil, Primaria, ESO y Bachillerato. En esta ley del Partido Socialista, la Religión no cuenta para la media pero sí para pasar de curso.
De esta forma, la ley del PP, que propagandísticamente se ha definido como la «ley de la Conferencia Episcopal», puede suponer que cientos de miles de alumnos no puedan elegir la clase de Religión (los de Infantil y Bachillerato), cosa que ni siquiera acontece con la ley socialista vigente.
El Partido Popular, con la ayuda de los sectores más laicistas -que interesadamente han atacado la LOMCE como si fuera una ley ultrarreligiosa-, ha dado la imagen de reforzar la clase de Religión. «Justificado» por los falsos ataques de las izquierdas, el PP ha rebajado a continuación las expectativas iniciales y ha hecho una reforma que en realidad ya es más laicista que la de Zapatero.
De este modo, se prepara el camino para que en la próxima legislatura el PSOE pueda dar una vuelta de tuerca más y sacar definitivamente la Religión de la escuela.
Ante esto, ¿qué actitud cabe adoptar? Los católicos y todas las personas de buena voluntad están llamados a defender la libertad de educación. Más allá de lo que digan la Constitución de 1978 o los Acuerdos de 1979 (ambos incumplidos), es un derecho natural anterior al Estado. De ahí que sea uno de los principios no negociables definidos por Benedicto XVI y que un católico no puede rechazar en política. Como dijo el beato Juan Pablo II en su visita a Loyola en 1982, «mirad adelante, no queráis nada sin Dios».
Miguel Antonio Goñi Zabalza