Como Arcadi Espada repite su exigencia de eugenesia obligatoria bajo pena de cárcel y multa, yo repito lo mismo que ya dije de él: Los creyentes podemos ser unos plastas y unos simplones, lo admito; pero es que los ateos de verdad, los que se lo creen, dan miedo.
Espada ha repetido su animalada de que el Estado/Sociedad debe eliminar a los que él considera tarados o algo peor (sic), lo que los finos llamaban eugenesia y que aplicaron los socialdemócratas suecos y los republicanos estadounidenses. ¿Algo como el propioEspada, que no es George Clooney? Me limito a reproducir la columna con que le replicó Kiko Méndez-Monasterio en La Gaceta.
Se beneficia Arcadi Espada de que ya le llaman nazi a todo el mundo, y en esa reductio ad Hitlerum pasan más desapercibidas sus memeces bárbaras, como la que acaba de escribir diciendo que deberíamos denunciar a los padres de los niños con discapacidad, porque al no abortarlos nos han cargado a nosotros con el coste sanitario de sus cuidados. Tal cual. Urge hacer una excepción en lo de los escraches y permitir a todos los padres de niños discapacitados –o enfermos– que acudan a casa de ese señor tan soberbio, pero no para decirle nada, ni insultarle, sólo para ver si tiene arrestos de decírselo a ellos a la cara.
Y en este sentido hay que agradecerle a Arcadi Espada su sinceridad criminal y macabra. Ya no es cuestión de derechos, ni de emancipación femenina, ni de libertad sexual. Ya está escrito: Espada quiere imponer el deber de abortar cuando no se cumplan sus criterios sobre lo que él considera una vida digna, y el que no obedezca que se prepare para las querellas. O quizá les pongan brazaletes amarillos. Sólo queda definir los defectos, enfermedades y discapacidades que según Arcadi deben acarrear la pena capital en cuanto sean diagnosticadas. Por ejemplo, la dislalia.
Sería de agradecer que las asociaciones de discapacitados protestasen ante Pedro J. Ramírez por dejar que en su periódico se difundan semejantes canalladas, ¿o es que sólo sirven para pillar subvenciones y hacerse fotos con la reina Sofía?
Yo he conocido personas con síndrome de Down, como todos vosotros, y lo que me llama la atención de ellos es su bondad, inexistente en profesores universitarios como Espada, Peter Singer y otras bestias inhumanas.
¿Matamos a este tarado?
Por gentes como Espada yo confío más en la justicia de Dios que en la de los hombres, incluido yo.
Pedro Fernández Barbadillo