La Asamblea Nacional francesa adoptó este martes el proyecto de ley que desnaturaliza el matrimonio e instaura el polémico «derecho al niño» (no confundirlo con los derechos del niño). Hubo 331 votos a favor y 225 en contra. Sin embargo, 138 miembros de la oposición conservadora y de centro, del Senado y de la Asamblea Nacional, anunciaron que entablarán demanda contra ese texto ante el Consejo Constitucional, el cual deberá pronunciarse en los próximos meses. Antes de eso la ley no entrará en vigor.
Brutal y sectario, el socialista Claude Bartolone, hizo expulsar al público que protestaba en la tribuna del parlamento diciendo que eran «enemigos de la democracia» y que no tenían «nada que hacer en el hemiciclo. Tal crispación inadmisible refleja el estado de ánimo del partido de gobierno el cual ha visto caer en picada el índice de François Hollande. Según un sondeo de IFOP, el presidente de la República perdió seis puntos desde marzo y ahora sólo cuenta con un 25% de personas satisfechas con su desempeño, lo que es un nivel inferior al más bajo registrado por Nicolas Sarkozy durante su mandato.
Tras el escándalo estallado por el ministro socialista de Hacienda, Cahuzac, que decía luchar contra el fraude fiscal mientras ocultaba y negaba tener una cuenta bancaria en Suiza con dineros escamoteados al fisco, los problemas de Hollande, enemigo de «los ricos», crecieron. El partido socialista desde 1968 no hace sino lanzar manifestaciones contra los gobiernos «de derecha». Ahora se ve prisionero de su propio invento: las manifestaciones cada vez más masivas contra su política, y en particular contra el matrimonio gay, están desmantelando lo poco que le queda de legitimidad.
En ese contexto, la lucha contra el matrimonio homosexual continuará a pesar de lo votado por el parlamento. Dos nuevas manifestaciones han sido programadas para el 5 y el 26 de mayo de 2013, en París y otras ciudades, por La Manif Pour Tous el principal frente de organizaciones que desde hace nueve meses lucha contra ese proyecto de ley. El 21 de abril, una manifestación convocada por ellos movilizó 270 000 personas de París y su periferia. A la manifestación nacional del 24 de marzo en París acudieron más de un millón de personas. La Manif Pour Tous que aglutina 36 asociaciones, se define como un «movimiento espontáneo, popular y pacífico que más allá de las sensibilidades religiosas, políticas y sexuales supera todas las diversidades para preservar la unidad paritaria de la filiación humana garantizada por el derecho francés en el matrimonio civil».
La decisión del gobierno de acortar el debate parlamentario y acelerar la votación de esa ley estrafalaria creó una gran tensión. Desde entonces, los opositores optaron por realizar multitudinarios actos de protesta cada día dentro y fuera de la cámara, algunos de los cuales fueron atacadas por la policía. Ayer, tras la votación, Frigide Barjot, la vocera de La Manif Pour Tous, fue agredida por homosexuales.
Hollande se niega a retirar esa ley y rechaza conceder siquiera el referendo sobre ese tema que le piden los opositores. El se equivoca al ver como una simple reformeta lo del matrimonio gay, cuando su propia ministra de justicia, Christiane Taubira, madrina de ese proyecto, dice que se trata de un «cambio de civilización». Un célebre comentarista, Eric Zemmour, comenta que Hollande «no midió la violencia simbólica que le impone a una sociedad que no quiere seguir sufriendo los caprichos y dictados de todas las minorías desde hace 40 años». Y le advierte: «Esta violencia simbólica es la causa y la madre de todas las otras violencias. Quien siembra vientos recoge tempestades».
Las razones invocadas por los demandantes contra le ley votada ayer son:
- 1. Insuficiencia evidente de trabajos preparatorios;
- 2. Conflicto de esa ley con las reglas en vigor de derecho público internacional;
- 3. La definición del matrimonio, principio fundamental reconocido por las leyes francesas, no puede ser modificada por una simple ley;
- 4. Las disposiciones relativas a la filiación adoptiva violan el principio del derecho al respeto a la vida privada de la familia, el principio de la dignidad de la persona y el de la igualdad de las personas ante la ley, principios fundamentales reconocidos por les leyes de la República francesa;
- 5.- Las reglas sobre la devolución del apellido de la familia son modificadas por la nueva ley para tratar de encontrar una solución a la imposición de una filiación artificial.
Para millones de franceses, la ley Taubira abre la puerta a la procreación «científica para todos», un sistema considerado como ilegal hoy en Francia y que consiste en que los niños podrán ser fabricados mediante la procreación asistida, para las mujeres, o fabricados mediante la llamada «gestación para otro», o «vientre portador», para los hombres. Abre pues la puerta a la comercialización del cuerpo humano, sobre todo de la madre portadora.
Esa ley será, además, una fábrica de huérfanos. Todo niño de una pareja gay se verá privado de una parte de su realidad humana, de sus orígenes, de su verdadera filiación. El no sabrá nunca quien fue su madre o su padre biológico. Esa ley pondrá en cuestión el fundamento de su identidad humana e instaurará así una desigualdad entre los seres humanos.
Esa ley viola el derecho del niño a tener un papá y una mamá. Ese niño tendrá derecho únicamente a tener una «mamá uno» y una «mamá dos», o un «papá uno» y un «papá dos».
Las preguntas que formulan algunos pediatras son importantes: «¿Como los niños van a vivir ese hecho entre una mayoría de niños que tienen un papá y una mamá, mientras que ellos tienen dos papás o dos mamás? ¿Cómo se comportarán los otros niños? ¿Y sus padres? Los libros, las novelas, los textos de historia, son todos heterosexuales. ¿Cómo el niño podría construir su identidad en medio de una cultura que no le recuerda para nada la imagen de su familia?
Los interrogantes que muchos nos hacemos son fundamentales. Aún nadie tiene una respuesta pero las perspectivas no son halagadoras: ¿Cuáles serán las consecuencias de semejante perturbación de la civilización humana? ¿Qué impacto tendrá la decisión de imponer un nuevo orden antropológico?
Eduardo Mackenzie
Publicado originalmente en UnoAmerica