Recuerdo las lindezas que dijo del exorcismo y los exorcistas cierto teólogo, perdón, cierto escritor. Pero si yo le contesto a sus razones (la verdad es que razón razón no ofreció ninguna), soy un sucio inquisidor hijo de Torquemada que he venido de los peores tiempos de la cruzada albigense para turbar la quietud de los pobres y buenos teólogos progresistas que sólo pretenden mostrar a la gente lo bonito que es el amor.
Si esto es así para cualquiera que les lleve la contraria, ya no digo nada si el que lo hace es un obispo. Parece ser que en un mundo de libertad todo el mundo puede decir lo que quiera, menos los obispos.
En este caso de Queiruga, los obispos sólo han manifestado que ciertos aspectos de su obra no están de acuerdo a la tradición de la Iglesia. Para la Teología Liberal (o Modernista) el obispo es sujeto receptor de todo tipo de ataques verbales, pero no tiene derecho a expresar su propia opinión.
Conclusión: Si los teólogos transgresores son buenos teólogos, bien saben ellos que han transgredido los límites de la Tradición. ¿O no? Por tanto, no entiendo esos quejidos victimistas de conductor que dice entre sollozos: de pronto vi que el árbol se dirigía hacia mí a gran velocidad.
P. José Antonio Fortea, sacerdote
Publicado originalmente en el Blog del padre Fortea