Artículos de José Luis Widow en InfoCatólica
Nuestra crisis política
El gran problema de Chile es que el sistema político concentra casi todo el poder en el gobierno central –incluyendo no sólo el ejecutivo, sino también el legislativo y judicial–, con el añadido de que, en los hechos, los únicos que pueden llegar a poseer ese poder son los partidos políticos que, entonces, se estructuran y se despliegan para obtenerlo. Para decirlo en términos simples, por un lado, el sistema político chileno centraliza de tal modo el poder que éste deviene casi necesariamente obnubilante o encandilante, impidiendo ver el bien común al cual debiera ordenarse.
De reformas y otras hierbas (Chile)
En la cultura católica se requiere de la Iglesia y del magisterio. Cuando ella y éste pierden la influencia en la sociedad no desaparecen por completo, sino que quedan sus malos remedos: un estado fuera del cual no se encuentra salvación, por supuesto, ahora, puramente mundana; y un poder ideológico que se hace del estado para salvar al pueblo y enseñarle qué ha de hacer sí quiere ser salvado.
Proyectos para legalizar el aborto en Chile
Hay una constante que está presente en todos los proyectos: pareciera desprenderse de ellos que es legítimo causar directamente la muerte de un ser humano como medio para obtener algún fin respecto del cual se tenga interés y por muy bueno que sea ese fin.
¿Por qué protestan?
Por eso, si realmente los actores de los acontecimientos que nos preocupan tuviesen la real intención de cooperar al mejoramiento de la educación, otra sería la disposición, otras las decisiones: obras son amores y no buenas razones. Quien quiere mejorar la educación que lo pruebe con obras, no con declaraciones.
La eterna novedad de la Iglesia
La Cruz de Cristo, su pasión y muerte, y la corona de la resurrección es lo que nos arranca de esta tierra, de este mundo, de esta historia. Ella es la que hace de esta vida un camino. Y un camino que vale la pena recorrer, porque conduce a una casa en la que se vive mejor: la del Padre.
Aborto terapéutico ¿Otra vez con el mismo cuento?
Hay niños nacidos también inviables. Adultos. Ancianos. ¿También los matamos ahora si alguien se siente violentado con el hecho de que aún vivan? Además, a fin de cuentas, ¿no somos todos inviables si usamos la palabra tal como la usan estos dos legisladores?
Desde la oscuridad, algo de luz
Comienza a pasar la euforia que se produjo cuando nos enteramos de que los 33 vivían. Ahora comienza el trabajo para sacarlos de su oscuro encierro a setecientos metros bajo tierra, lo antes posible. Mientras se trabaja, y para pensar sobre el a veces sombrío panorama de nuestro Chile de cada día, podemos reflexionar sobre algunas luminosas lecciones que esos mineros han estado enviando a la superficie.
¿Aun si fuera…?
No están los tiempos, piensan muchos de sus conciudadanos, como para quebrar lanzas denunciando una injusticia –porque muchos saben que es una injusticia– que es difícil de corregir. No es ni popular ni trae dividendos de ningún tipo. Si no existe la voluntad política de que se haga justicia, ¿por qué me voy a enredar yo en intentar una denuncia que encontrará, casi con seguridad, oídos sordos, partiendo por los de las personas con responsabilidades públicas, o aun actitudes hostiles?… pareciera ser la pregunta de muchos.
Nuestro camino al totalitarismo
El asunto es que hoy día, si bien las tendencias totalitarias del estado no tienen como vanguardia a los tanques con bandera roja, ello no significa que hayan desaparecido. El asunto es que hoy ese totalitarismo –tan propio, por lo demás, de la concepción moderna de la política– encuentra facilidades especiales, porque los mismos ciudadanos han renunciado a preocuparse directamente por el bien común.
Canto a la desigualdad
Y si por un lado están las sirenas convencidas de su cantar, por el otro no faltan los que sin creer demasiado el cuento de la igualdad lo siguen declarando como un objetivo político de importancia. Hacen de él un fetiche que dicen adorar, pero que en la vida real suelen ignoran. Sin embargo, no deja de ser preocupante que sigan repitiendo el verso de la igualdad una y otra vez, pues entonces, cuando alguien los apunta con el dedo señalando su hipocresía o su frivolidad al no traducirlo en hechos concretos, para que no se diga, están dispuestos a cederle espacio en las políticas del Estado a esa igualdad, enterrando un poco más las posibilidades concretas de solucionar los problemas reales.