Pedro, te damos la bienvenida a España. Pedimos a Dios que sea fructífera tu labor apostólica ante los centenares de miles de jóvenes que vienen de todo el mundo a tu encuentro para que les confirmes en la fe.
Sabemos que nos traes las palabras de Cristo, nuestro Señor y Salvador, para que sirvan de guía a nuestras vidas. Él puso en tus manos el timón de su barca, la misma en la que participamos de la vida divina y que nos ayuda a convertimos en pescadores de hombres.
Santo Padre, bendice esta tierra, bendice a esta nación que corre el peligro de alejarse de sus raíces cristianas. No permitas que renegando de Cristo y de ti, su Vicario, reniegue nuestra nación de sí misma, de su identidad nacional, de su historia gloriosa. Exhorta a nuestros jóvenes a volver la mirada a Cristo, Cabeza de nuestra amada Iglesia.
Desde la comunión en la misma fe que por gracia profesamos, te acogemos como hijos necesitados del buen alimento de tu magisterio.
España, Tierra de María, te abre los brazos, Benedicto XVI. Gracias por quedarte unos días con nosotros. Gracias por acercarnos a Cristo con tu palabra y tu presencia.
Bienvenido, Pedro
España, Tierra de María, te abre los brazos, Benedicto XVI. Gracias por quedarte unos días con nosotros. Gracias por acercarnos a Cristo con tu palabra y tu presencia.
Editorial –
5 comentarios
Beso sus manos, Santo Padre.
Que el Espíritu Santo le inspire fuertemente para guiar a estas generaciones jóvenes que tantas veces se encuentran como ovejas sin pastor.
Y que el Espíritu Santo sople fuertemente tambien en los corazones de esos jóvenes para que acojan sus palabras.
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