Algunos comentarios al documento fiducia suplicans
1. Estructura del documento
El documento Fiducia supplicans consta de 4 partes con subdivisiones. La primera parte trata de la bendición en el sacramento del matrimonio, la segunda del sentido de las distintas bendiciones (litúrgicas, bendiciones en la escritura y la comprensión teológico pastoral de las bendiciones), la tercera analiza la bendición de parejas en situaciones irregulares y de parejas del mismo sexo, y concluye con una cuarta parte en la que se presenta la Iglesia como sacramento del amor infinito de Dios.
2. La premisa en la que se basa
Como todo razonamiento tiene unas premisas lógicas, éstas están expresadas en el documento. En concreto la primera premisa de la que se parte está en los nn. 20 y 21.Dada la importancia tanto del tema, copio a continuación estos dos números:
20. Quien pide una bendición se muestra necesitado de la presencia salvífica de Dios en su historia, y quien pide una bendición a la Iglesia reconoce a esta última como sacramento de la salvación que Dios ofrece. Buscar la bendición en la Iglesia es admitir que la vida eclesial brota de las entrañas de la misericordia de Dios y nos ayuda a seguir adelante, a vivir mejor, a responder a la voluntad del Señor.
El número 22 repite esta misma idea citando un texto del Papa Francisco:
21. Para ayudarnos a comprender el valor de un enfoque mayormente pastoral de las bendiciones, el Papa Francisco nos instó a contemplar, con actitud de fe y paternal misericordia, el hecho que «cuando se pide una bendición se está expresando un pedido de auxilio a Dios, un ruego para poder vivir mejor, una confianza en un Padre que puede ayudarnos a vivir mejor».Esta petición debe ser, en todos los sentidos, valorada, acompañada y recibida con gratitud. Las personas que vienen espontáneamente a pedir una bendición muestran con esta petición su sincera apertura a la trascendencia, la confianza de su corazón que no se fía solo de sus propias fuerzas, su necesidad de Dios y el deseo de salir de las estrechas medidas de este mundo encerrado en sus límites.
A continuación viene un texto de santa Teresa de Lisieux sobre la misericordia divina.
De esta premisa no se puede sacar la conclusión de que las parejas del mismo sexo o en situación irregular que piden una bendición puedan ser bendecidos, pues faltan algunos elementos para que se pueda llevar a cabo. En particular, la motivación por la que se pide la bendición, no siempre es la de experimentar la necesidad de la presencia salvífica de Dios en la historia personal sino que numerosas veces, lo que se busca es que Dios venga a corroborar un modo de vida. Por esto se pide una bendición. En el caso que nos atañe, si yo sé que tengo que renunciar a mi modo de vida, por ser pecaminoso, es contradictorio que, con mi pareja, pida a un sacerdote que bendiga algo que Dios no aprueba.
Es más, en número 20 no tiene en cuenta que no todo el mundo tiene una conciencia recta, por lo que bendecir a alguien con conciencia errónea no le saca de su error, sino que le refuerza en él, con lo cual es que bendice se hace responsable de su pecado. A este respecto conviene recordar el texto del profeta Ezequiel:
«Hijo de hombre, te he constituido centinela de Israel. Cuando escuches una palabra de mi boca, los amonestarás de parte mía. Si yo digo al malvado “morirás inexorablemente”, y tú no lo habías amonestado ni le habías advertido que se apartara de su perversa conducta para conservar la vida, el malvado morirá por su culpa; pero a ti te pediré cuenta de su vida. En cambio, si amonestas al malvado y él no se convierte de su maldad y de su perversa conducta, entonces él morirá por su culpa, pero tú habrás salvado tu vida. (Ez 3, 17-19)
Tratándose de un texto del pontificado actual, no podía faltar un caveat sobre la rigidez. Éste está presente en el nº
25. La Iglesia, también, debe evitar el apoyar su praxis pastoral en la rigidez de algunos esquemas doctrinales o disciplinares, sobre todo cuando dan «lugar a un elitismo narcisista y autoritario, donde en lugar de evangelizar lo que se hace es analizar y clasificar a los demás, y en lugar de facilitar el acceso a la gracia se gastan las energías en controlar». Por lo tanto, cuando las personas invocan una bendición no se debería someter a un análisis moral exhaustivo como condición previa para poderla conferir. No se les debe pedir una perfección moral previa.
A este argumento se le pude poner un contra argumento similar; también es cierto, y quizás se ha dado con mucha mayor frecuencia, que actitudes pastorales con una imagen equivocada de Dios y de su misericordia han falsamente bendecido todo tipo de situaciones pecaminosas creando en los fieles una conciencia laxa de la que muy difícilmente se puede salir. Como Dios es bueno, se argumenta desde cierta óptica teológica, ¿cómo va a permitir la condenación de alguien? Nuestros pecados no le afectan; no te preocupes, no es necesario confesarlos, nadie va al infierno por eso.
Es decir, de la premisa expuesta en el nº 20 no se puede deducir que se pueda sin más bendecir parejas en situación irregular.
¿Bendecir personas o parejas?
Una persona siempre se puede bendecir incluso si está en pecado. La cuestión es si la bendición de una pareja implica algo más que la bendición de las personas. Una pareja está formada por dos personas en relación sexual-afectiva. Se podría pensar que la relación es un ente de razón, pero no es así, sino que tiene cierta entidad. Aristóteles considera la relación como una categoría del ser, y si lo aplicamos a la moral cristiana, la relación tiene una cualidad moral. Esto es la relación es buena o mala, no solo desde un punto de vista psicológico, sino también ético y moral. La bondad o maldad moral de la relación, la conocemos por la revelación divina, que es la fuente de la moral, la ley evangélica. Con respecto las relaciones homosexuales o las situaciones canónicamente irregulares, no hay ninguna duda de su intrínseca maldad moral dato que conocemos por la revelación. Por ello es contradictorio bendecir algo que la revelación considera pecaminoso. La consecuencia de afirmar la posibilidad de bendecir con una bendición pastoral, una relación que la revelación considera perversas, es que no habría ningún argumento para defender la imposibilidad del mal llamado matrimonio homosexual.
Pastoral y bendiciones
EL documento nos habla de bendiciones pastorales, como una novedad, distintas de las sacramentales y de las del bendicional. Como pastor, entiendo que hay un arte pastoral y una finalidad en la misma. Encuentro al finalidad de la misma en la Novo milenio ineunte, donde se habló de una pastoral de la santidad, y un arte de la misma en el sacramento de la confesión.
No es cierto que no se puedan bendecir personas en situación. Claro que se puede! Todos los elementos de la bendición se dan en el sacramento de la confesión. Es la bendición perfecta. La invocación de la misericordia de Dios en nombre de la Trinidad; el diálogo pastoral. El cambio de vida. Todo está implícito ahí. ¡Así que, frente a bendiciones irregulares, confesiones!