Los datos muestran que en los últimos tres años se ha incrementado la persecución contra los cristianos en muchos países del mundo, incluyendo a las democracias europeas y americanas.
La organización Ayuda a la Iglesia que Sufre (en otros lugares conocida como Ayuda a la Iglesia Necesitada) es una fuente fidedigna para estar al tanto de los permanentes actos discriminatorios y contrarios al derecho de los cristianos a profesar su fe en Cristo. Se puede consultar esta información en su página web. También traen información otras portales católicos.
Es sintomático que se deba recurrir a estas fuentes de información para conocer la realidad de la persecución religiosa, pues en general los medios de comunicación social no le dedican prácticamente ningún espacio. Quien se queda sólo con lo que ellos dicen, ignora la gravedad y la extensión de la violación de los derechos humanos de tantas personas por el solo hecho de declararse creyentes en Cristo.
No es exagerado decir que todos los días, en algún lugar de la tierra, se está perpetrando algún atentado contra los cristianos: asesinatos, secuestros, conversiones forzadas, violaciones, discriminaciones, templos quemados o vandalizados…
En la misma Europa, que se precia de ser ejemplo de libertad y tolerancia, se prohíbe a los cristianos expresar públicamente su fe, a llevar signos religiosos, incluso se castiga con multas y cárcel solo por la sospecha de estar rezando en silencio en espacios públicos.
Llama la atención que las autoridades políticas, los medios de comunicación, las organizaciones de derechos humanos y otras instancias no condenen esta grave y sistemática vulneración al derecho de profesar libremente la fe.
Pero más llama la atención que también nosotros, los cristianos, ignoremos la persecución sufrida por nuestros propios hermanos en Cristo.
Nuestra obligación es: informarnos acerca de esta realidad, ir en su ayuda principalmente con nuestra oración, pero también socorrerlos con nuestro aporte económico, que se puede canalizar, en Chile, a través de la Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia que Sufre.