Masonería: ¿gnosticismo del siglo II hoy?
San Ireneo de Lyon así lo afirma, el gnosticismo es «la mayor de las blasfemias», porque se atribuye a Lucifer la obra y la salvación de Dios. Por eso no hay de nada de que convertirse o arrepentirse, y: «Polvo eres y en polvo te convertirás» apuntaría a otra cosa… Una lectura gnóstica de esta expresión la hará controvertida, donde todo el centro del universo gnóstico es la idolatría de la fornicación ¿Su Dios? Lo que representa la Pachamama.
Por eso, para inculturizar –algo que ha hecho siempre la iglesia– hay que conocer lo que se inculturiza, «para poder cortarle el pelo y las uñas», expresión bíblica interpretada por Orígenes en el sentido de limpiar las filosofías paganas de error y descubrir lo verdadero que hay en ellas aunque sea en contraste. De ahí que no podamos negar que la filosofía de la reencarnación apunta a una idea implícita: que el hombre no se comprende, sin infinidad de dificultades, de abandonar esta carne jamás, siempre ha de volver, y eso es ya una semilla de verdad que apunta a la resurrección, en el corazón humano.
La razón de este articulo es doble: una que el Papa ha declarado a San Ireneo de Lyon Doctor de la Iglesia y ha invitando al Cardenal Müller a escribir un libro sobre el gnosticismo.
La segunda es que el otro día, un joven católico, me volvió a decir con total normalidad que los masones son católicos. Lo dijo sin conocer lo contrario, las condenas papales y la incompatibilidad con las Sagradas Escrituras. Por ello pongo aquí cómo su incompatibilidad está en la base de las Sagradas Escrituras.
El gnosticismo estaba ya presente 430 años antes de Cristo, aunque fuese con otros nombres (Hermetismo, Marcionismo, etc).
Era obvio que Jesús mismo y San Pablo, incluso San Pedro, hicieran alusión implícita a abandonar a los demonios y convertirse a Jesucristo, renunciando al hermetismo y a todo el paganismo. Lo hicieron adoptando un lenguaje profético donde comprendieran algo que perdura hasta hoy: que todas las escuelas masónicas han sido adoptadas por Lucifer. Usando el lenguaje bíblico para sus propias definiciones y hermetismos. Dicho de otro modo, ellos usan un lenguaje bíblico para sus fornicaciones y desvaríos, donde la piedra cúbica (angular) son ellos, más aun, es Lucifer. En cambio esa piedra es Jesucristo, Dios y hombre verdadero. Por tanto, veamos la realidad del significado que les han ocultado. Y es que Dios habló de ellos y de todas las generaciones futuras, simplemente, porque habló del único hombre, del único Dios y del Demonio más astuto. Y habló de lo que habían rechazado: lo que ningún hombre puede alcanzar, y sólo Dios entregar: la salvación.
Masón es albañil o arquitecto, pero han rechazado la Piedra angular del edificio humano: Jesús de Nazaret, el verdadero Arquitecto y piedra angular como signum Crucis del universo entero. Me alegro que parte del objetivo del libro esté cumplido y es que estén promocionando su lectura los mismos masones. Posiblemente sin saber su contenido. Veamos qué dice Pedro, la Roca de la Iglesia, sobre la masonería, al igual que los santos:
Incompatibilidad de la masonería con la Sagrada Escritura
«Las citas bíblicas donde Jesús habla de la masonería… El Señor no habló solo para los «periódicos» de la época, su palabra es hoy muy clara y sencilla, fácil de entender, obvia y meridiana. Lo peor no es rechazar el mensaje de Dios, sino creer que no se le puede entender, que él no se ha dado a conocer, que te tienes que conocer a ti mismo. Conocer a Dios es conocer mi total dependencia hacia él. La Masonería es incompatible con la Sagrada Escritura. Los masones han rechazado la piedra angular de una forma explícita y categórica, la única capaz de desarrollar a la humanidad, y hacer al hombre perfecto como Dios es perfecto.
«La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente».[1]«Y Jesús les dice: «¿No habéis leído nunca en la Escritura: «La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente»? Por eso os digo que se os quitará a vosotros el reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca sus frutos. Y el que cayere sobre esta piedra se destrozará, y a aquel sobre quien cayere, lo aplastará». Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír sus parábolas, comprendieron que hablaba de ellos. Y, aunque intentaban echarle mano, temieron a la gente, que lo tenía por profeta.»[2]
¿Es que no han leído la escritura ni el evangelio? Y Jesús dice leer en este caso y no interpretar, leer, ¿cómo van a albergar el conocimiento si no han leído? Lo que quieren alcanzar los masones lo han pisoteado nada más empezar. Es evidente que Jesús habla de ellos y esto ya lo entendieron con esta cita.
«Quede bien claro a todos vosotros y a todo Israel que ha sido el Nombre de Jesucristo el Nazareno, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de entre los muertos; por este Nombre, se presenta este sano ante vosotros. Él es la piedra que desechasteis vosotros, los arquitectos, y que se ha convertido en piedra angular; no hay salvación en ningún otro, pues bajo el cielo no se ha dado a los hombres otro nombre por el que debamos salvarnos». Viendo la seguridad de Pedro y Juan, y notando que eran hombres sin letras ni instrucción, estaban sorprendidos.Reconocían que habían sido compañeros de Jesús, pero, viendo de pie junto a ellos al hombre que había sido curado, no encontraban respuesta. Les mandaron salir fuera del Sanedrín y se pusieron a deliberar entre ellos, diciendo: «¿Qué haremos con estos hombres? Es evidente que todo Jerusalén conoce el milagro realizado por ellos, no podemos negarlo; pero, para evitar que se siga divulgando, les prohibiremos con amenazas que no vuelvan a hablar a nadie de ese nombre». Y habiéndolos llamado, les prohibieron severamente predicar y enseñar en el nombre de Jesús. Pero Pedro y Juan les replicaron diciendo: «¿Es justo ante Dios que os obedezcamos a vosotros más que a él? Juzgadlo vosotros. Por nuestra parte no podemos menos de contar lo que hemos visto y oído». Pero ellos, repitiendo la prohibición, los soltaron, sin encontrar la manera de castigarlos a causa del pueblo, porque todos daban gloria a Dios por lo sucedido».[3]
No hay salvación en ningún otro, Él es la Sabiduría, y el amor a esta (filosofía) es lo que tienen los cristianos (los auténticos filósofos), pero queda bien claro que ellos han rechazado esta piedra angular.
«Al oírlo, los discípulos dijeron espantados: «Entonces, ¿quién puede salvarse?». Jesús se les quedó mirando y les dijo: «Es imposible para los hombres, pero Dios lo puede todo».»[4]
Solo Dios salva[5], solo es posible para Jesucristo ofrecerse en rescate por nosotros, pero los masones lo rechazan diciendo que se salvan a sí mismos por el conocimiento, haciendo inválida la Única Salvación posible que Dios ofrece, incluso atreviéndose a ir contra Él.
«Conforme a la gracia que Dios me ha dado, yo, como hábil arquitecto, puse el cimiento, mientras que otro levanta el edificio. Mire cada cual cómo construye. Pues nadie puede poner otro cimiento fuera del ya puesto, que es Jesucristo.»[6]
Como hábiles arquitectos, estos son los cristianos ¿Los masones? unos necios, con el atrevimiento de los inconscientes. Necio no es un insulto, sino como dice La RAE en su primera definición “el que no sabe lo que podía o debía saber” o lo que es lo mismo; el que teniendo el deber y obligación de saber algo, no lo sabe. Como un gobierno que no tiene ni idea de política, porque debiendo ser “sabios” son unos necios. En cambio, no son necios en sentido arameo de rhaka (ῥακά: Mt 5,22 NA28) pues ellos tienen valor, cada masón, por ser persona, tiene valor, la sangre de Xto. Por ello no es una condena, sino un aviso a la conversión, pues es Dios quien ha dado al hombre un valor divino, infinito. Revelado en la Eucaristía.
«Por la fe sabemos que el universo fue configurado por la palabra de Dios, de manera que lo visible procede de lo invisible. Por la fe, Abel ofreció a Dios un sacrificio mejor que Caín; por ella, Dios mismo, al recibir sus dones, lo acreditó como justo; por ella sigue hablando después de muerto. «[7]
¿Se quedan con la oblación de Caín? ¿Y no con la de Abel? Jesucristo ha venido a unir los corazones en Dios. Ha venido a dar su vida por Caín, por estos masones[8] cainitas. Él, cordero degollado (oblación de Abel), primicia de Dios, se da a sí mismo, y nos deja a nosotros ofrecer las primicias de la tierra, el pan y el vino (oblación de Caín) para que sea agradable a Dios a través de Jesucristo (y con el corazón en paz con el hermano). Una oblación solo agradable si no tenemos nada malvado en contra del hermano. Una oblación que une a los hermanos en un solo cuerpo: La Iglesia, el Cuerpo de Cristo.
«Por la fe obedeció Abrahán a la llamada y salió hacia la tierra que iba a recibir en heredad. Salió sin saber adónde iba. Por fe vivió como extranjero en la tierra prometida, habitando en tiendas, y lo mismo Isaac y Jacob, herederos de la misma promesa, mientras esperaba la ciudad de sólidos cimientos cuyo arquitecto y constructor iba a ser Dios.»[9]
La ciudad de Dios de la que habla San Agustín es el cristianismo, el cuerpo místico de Jesucristo. El cimiento es Él, La Piedra Angular, no tallada por mano humana. Dice la escritura Salió, para encontrar los verdaderos cimientos ¿De dónde salió? De las religiones paganas que adoraban a Moloc, Baal, etc. Lo que los masones llaman Baphomet.
«Pero Abrahán pensó que Dios tiene poder hasta para resucitar de entre los muertos, de donde en cierto sentido recobró a Isaac.»[10]
Este es el carnero[11] enganchado por los cuernos en la zarza, el cordero que iba a proveer Dios, que tiene poder para resucitar de entre los muertos. La coronación de Espinas de Cristo cumple esta situación profética. Es el carnero con poder, pero atado como quien no puede escapar de su empeño en rescatar la humanidad. No tenía necesidad más que de nuestra salvación.
«Por fe, Moisés, ya crecido, renunció al título de hijo de una hija del faraón, y prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios al disfrute efímero del pecado, estimando que la afrenta de Cristo valía más que los tesoros de Egipto, y atendiendo a la recompensa. Por fe abandonó Egipto sin temer la cólera del rey, y se apoyó en el invisible como si lo viera. Por fe celebró la Pascua, e hizo la aspersión de la sangre para que el exterminador no tocase a sus primogénitos. Por fe atravesaron el mar Rojo como por tierra firme, mientras que los egipcios, al intentarlo, se ahogaron. Por fe, la muralla de Jericó, después de ser rodeada durante siete días, se derrumbó. Por fe, la prostituta Rajab acogió amistosamente a los espías y no pereció con los rebeldes ¿Para qué seguir? No me da tiempo de referir la historia de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas; estos, por fe, conquistaron reinos, administraron justicia, vieron promesas cumplidas, cerraron fauces de leones, apagaron hogueras voraces, esquivaron el filo de la espada, se curaron de enfermedades, fueron valientes en la guerra, rechazaron ejércitos extranjeros; hubo mujeres que recobraron resucitados a sus muertos. Pero otros fueron torturados hasta la muerte, rechazando el rescate, para obtener una resurrección mejor. Otros pasaron por la prueba de las burlas y los azotes, de las cadenas y la cárcel; los apedrearon, los aserraron, murieron a espada, rodaron por el mundo vestidos con pieles de oveja y de cabra, faltos de todo, oprimidos, maltratados –el mundo no era digno de ellos–, vagabundos por desiertos y montañas, por grutas y cavernas de la tierra. Y todos estos, aun acreditados por su fe, no consiguieron lo prometido, porque Dios tenía preparado algo mejor a favor nuestro, para que ellos no llegaran sin nosotros a la perfección».[12]
Más vale la afrenta recibida por ser de Jesucristo que pertenecer a la familia del faraón, la perfección no está en ser hombres perfectos «labrados así mismos», no se puede llegar a la perfección sin Jesucristo.
«Acercándoos a él, piedra viva rechazada por los hombres, pero elegida y preciosa para Dios, también vosotros, como piedras vivas, entráis en la construcción de una casa espiritual para un sacerdocio santo, a fin de ofrecer sacrificios espirituales agradables a Dios por medio de Jesucristo. Por eso se dice en la Escritura: Mira, pongo en Sión una piedra angular, elegida y preciosa; quien cree en ella no queda defraudado. Para vosotros, pues, los creyentes, ella es el honor, pero para los incrédulos la piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular, y también piedra de choque y roca de estrellarse; y ellos chocan al despreciar la palabra. A eso precisamente estaban expuestos. Vosotros, en cambio, sois un linaje elegido, un sacerdocio real, una nación santa, un pueblo adquirido por Dios para que anunciéis las proezas del que os llamó de las tinieblas a su luz maravillosa. Los que antes erais no-pueblo, ahora sois pueblo de Dios, los que antes erais no compadecidos, ahora sois objeto de compasión.»[13]
Los masones, incrédulos arquitectos, han rechazado una piedra cuyo valor desconocen. Jesús dice que su construcción los aplastará cayendo sobre ellos, porque no han edificado sobre roca sino sobre arena, rechazando la piedra que debería sostener todo el edificio.
«yo estaba junto a él, como arquitecto, y día tras día lo alegraba, todo el tiempo jugaba en su presencia: jugaba con la bola de la tierra, y mis delicias están con los hijos de los hombres. Por tanto, hijos míos, escuchadme: dichosos los que siguen mis caminos; escuchad la instrucción, no rechacéis la sabiduría. Dichoso el hombre que me escucha, velando día a día en mi portal, guardando las jambas de mi puerta. Quien me encuentra, encuentra la vida y alcanza el favor del Señor. Quien me pierde se arruina a sí mismo; los que me odian aman la muerte.»[14]
Jesucristo (el crucificado) no solo es La Piedra Angular, él es El arquitecto del universo y todo lo creado. El que lo ama, encuentra la Sabiduría y La Vida; el que lo odia, ama la muerte. El que ve en la cruz de Cristo un fracaso, renunciara a un camino crucificado. Otra cosa es la apariencia de fracaso para sus discípulos, de un hombre de dolores cuyas heridas nos han curado ¿Un fracaso? Todo lo contrario, pues era necesario que el mesías padeciera.
«No se turbe vuestro corazón, creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas moradas; si no, os lo habría dicho, porque me voy a prepararos un lugar. Cuando vaya y os prepare un lugar, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino». Tomás le dice: «Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?». Jesús le responde: «Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí.»[15]
Él se ha quedado y nos dice que permanecerá con nosotros hasta el fin del mundo. ¿El lugar? En la Liturgia Dominical aún hay mucho espacio y lleva mucho tiempo la morada preparada. A través de la Eucaristía vienen el Padre y el Hijo a habitar en nuestros corazones. La moral, la conciencia y las buenas obras son necesarias. Por eso está escrito:
«Si el Señor no construye la casa, en vano se cansan los albañiles»[16]
Se construye por el Bautismo, pero se reconstruye por la confesión[17]
y la penitencia.
«Jesús les habló de nuevo diciendo: «Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida»[18]
Los masones caminan con los ojos vendados y están en las tinieblas (ritual de iniciación) Les han hecho rechazar La Verdad por los cinco elementos de la estrella de Moloc: tierra, agua, fuego, aire y el espíritu de Lucifer. El panteísmo oscuro de los filósofos presocráticos, que creían en el alma de los imanes o espíritus, por los cuales se juntaban.
«Dijo Jesús a los judíos que habían creído en él: «Si permanecéis en mi palabra, seréis de verdad discípulos míos; conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres».[19]
La libertad viene del seguimiento de Jesucristo. Él es La Verdad que no conoce ocaso, donde no hay tiniebla alguna.
«Ya sé que sois linaje de Abrahán; sin embargo, tratáis de matarme, porque mi palabra no cala en vosotros. Yo hablo de lo que he visto junto a mi Padre, pero vosotros hacéis lo que le habéis oído a vuestro padre»«.[20]
¿De qué sirven sus genealogías sin Jesucristo? Dicen ser linaje de Abraham pero parece ser que tienen otro padre, esa es la continua tentación.
«Vosotros sois de vuestro padre el diablo y queréis cumplir los deseos de vuestro padre. Él era homicida desde el principio y no se mantuvo en la verdad porque no hay verdad en él. Cuando dice la mentira, habla de lo suyo porque es mentiroso y padre de la mentira.»[21]
Eligen al diablo como su padre y de esto presumen… y peor aún, quieren que sea el nuestro también, nos lo quieren imponer. Se trata de una dictadura.
«Y algunos, poniéndose de pie, daban falso testimonio contra él diciendo: «Nosotros le hemos oído decir: «Yo destruiré este templo, edificado por manos humanas, y en tres días construiré otro no edificado por manos humanas». Pero ni siquiera en esto concordaban los testimonios. El sumo sacerdote, levantándose y poniéndose en el centro, preguntó a Jesús: «¿No tienes nada que responder? ¿Qué son estos cargos que presentan contra ti?». Pero él callaba, sin dar respuesta. De nuevo le preguntó el sumo sacerdote: «¿Eres tú el Mesías, el Hijo del Bendito?». Jesús contestó: «Yo soy. Y veréis al Hijo del hombre sentado a la derecha del Poder y que viene entre las nubes del cielo».»[22]
Jesús es Dios, el Hijo del Bendito, al igual que los católicos[23], hijos en el Hijo. Nosotros no estamos construidos por manos humanas. Ni nos dejamos engañar por «piedras» orgullosas, codiciosas e impuras que son labradas por Lucifer, a imagen del que está condenado eternamente. Por eso el que se crea cristiano y pertenezca a la masonería, por favor, que se convierta, no disimulando. De nada vale la mentira para aquel que lo ve todo y lo oye todo[24] ¿Es que no han oído la verdad? ¿En el afán por rechazar a Jesucristo no han prestado oído a sus palabras? Queda si cabe, otra oportunidad:
«Y uno de ellos hirió al siervo del Sumo Sacerdote y le llevó la oreja derecha. Pero Jesús dijo: «¡Dejad! ¡Basta ya!» Y tocando la oreja le curó. Dijo Jesús a los sumos sacerdotes, a los jefes de la guardia del Templo y a los ancianos que habían venido contra él: «¿Cómo contra un salteador habéis salido con espadas y palos? Estaba yo todos los días en el Templo con vosotros y no me pusisteis las manos encima; pero esta es vuestra hora y el poder de las tinieblas.»[25]
Jesús cura el oído porque no es este el tiempo del juicio, sino de sanar por su palabra y desea que se le oiga. Un oído sin el cual no se le podrá oír cuando llame cuando estemos en lo profundo de las tinieblas de la muerte o en el mismísimo sepulcro, como en esa película de santa Claus: «The Polar Experess», en la que el niño no podía oír los cascabeles porque no tenía fe.
«Después de que Juan fue entregado, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios; decía: «Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios. Convertíos y creed en el Evangelio».[26]
La hora del poder de las tinieblas, la hora del tiempo del no tiempo. Esa hora permanece hasta La Parusía.
«Moisés se dijo: «Voy a acercarme a mirar este espectáculo admirable, a ver por qué no se quema la zarza». Viendo el Señor que Moisés se acercaba a mirar, lo llamó desde la zarza: «Moisés, Moisés». Respondió él: «Aquí estoy». Dijo Dios: «No te acerques; quítate las sandalias de los pies, pues el sitio que pisas es terreno sagrado». Y añadió: «Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abrahán…»[27]
Dice Yahvé, que existe antes que Abraham y que este vive en Dios, pues le acredito su justicia.
«Y a propósito de la resurrección de los muertos, ¿no habéis leído lo que os dice Dios: «Yo soy el Dios de Abrahán y el Dios de Isaac y el Dios de Jacob»? No es Dios de muertos, sino de vivos». Al oírlo la gente se admiraba de su enseñanza.»[28]
Una enseñanza que el mismo había creado, la sabiduría escondida que los cabalistas pretendían encontrar para hallar vida eterna. Creyendo que era una ambrosía y no una persona. Con razón el maná del desierto era comida de Ángeles. Un pan sin cuerpo, pero que tomaría cuerpo y sangre en Jesucristo, pan de vida, en la Nueva y definitiva Alianza. No es una metáfora, es un pan con cuerpo que alimenta el alma y la fortalece espiritualmente. En cuaresma[29] el católico refuerza esta presencia, renunciando a la carne que alimenta el cuerpo con sus pasiones y tomando la carne de la Pasión de dolores que educa el alma.
«Jesús contestó: «Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada. El que me glorifica es mi Padre, de quien vosotros decís: «Es nuestro Dios», aunque no lo conocéis. Yo sí lo conozco, y si dijera «No lo conozco» sería, como vosotros, un embustero; pero yo lo conozco y guardo su palabra. Abrahán, vuestro padre, saltaba de gozo pensando ver mi día; lo vio, y se llenó de alegría». Los judíos le dijeron: «No tienes todavía cincuenta años, ¿y has visto a Abrahán?». Jesús les dijo: «En verdad, en verdad os digo: Antes de que Abrahán existiera, yo soy». Entonces cogieron piedras para tirárselas, pero Jesús se escondió y salió del templo.»[30]
Jesucristo es y existe antes de todo. Él es el Dios de Abraham, que deseo ver su día y lo vio en visión profética.
«Os dirán, sin duda: «Consultad los espíritus y adivinos, que susurran y murmuran; no debe un pueblo consultar a sus dioses, a los muertos en beneficio de los vivos». Atended a la instrucción y al testimonio. Si no hablan a tenor de estas palabras, ya no lucirá para ellos la luz de la aurora. La luz disipa las tinieblas Vagará oprimido y hambriento, exasperado por el hambre maldecirá a su rey y a su Dios. Se dirija a lo alto o mire hacia la tierra, solo encontrará angustia y oscuridad, la opresión de las tinieblas, la oscuridad a la cual es empujado. ¡No habrá ya oscuridad para la tierra que está angustiada! En otro tiempo humilló el Señor la tierra de Zabulón y la tierra de Neftalí, pero luego ha llenado de gloria el camino del mar, el otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles. El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande; habitaba en tierra y sombras de muerte, y una luz les brilló. Acreciste la alegría, aumentaste el gozo; se gozan en tu presencia, como gozan al segar, como se alegran al repartirse el botín. Porque la vara del opresor, el yugo de su carga, el bastón de su hombro, los quebrantaste como el día de Madián. Porque la bota que pisa con estrépito y la túnica empapada de sangre serán combustible, pasto del fuego. Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado: lleva a hombros el principado, y es su nombre: «Maravilla de Consejero, Dios fuerte, Padre de eternidad, Príncipe de la paz». Para dilatar el principado, con una paz sin límites, sobre el trono de David y sobre su reino. Para sostenerlo y consolidarlo con la justicia y el derecho, desde ahora y por siempre. El celo del Señor del universo lo realizará.»[31]
«De nuevo el diablo lo llevó a un monte altísimo y le mostró los reinos del mundo y su gloria, y le dijo: «Todo esto te daré, si te postras y me adoras». Entonces le dijo Jesús: «Vete, Satanás, porque está escrito: «Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto». Entonces lo dejó el diablo, y he aquí que se acercaron los ángeles y lo servían. Vuelta a Galilea Al enterarse Jesús de que habían arrestado a Juan se retiró a Galilea. Dejando Nazaret se estableció en Cafarnaún, junto al mar, en el territorio de Zabulón y Neftalí, para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta Isaías: «Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles. El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande; a los que habitaban en tierra y sombras de muerte, una luz les brilló». Desde entonces comenzó Jesús a predicar diciendo: «Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos».»[32]
En Cristo se ha cumplido la profecía de Isaías:
«Aquel día haré de Jerusalén una piedra pesadísima para todos los pueblos; quienes la levanten se destrozarán. Y se juntarán contra ella todas las naciones de la tierra.»[33]
«la nueva Jerusalén, la que desciende del cielo de junto a mi Dios, y mi nombre nuevo.»[34]
«Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén que descendía del cielo, de parte de Dios, preparada como una esposa que se ha adornado para su esposo. Y oí una gran voz desde el trono que decía: «He aquí la morada de Dios entre los hombres, y morará entre ellos, y ellos serán su pueblo, y el «Dios con ellos» será su Dios». Y enjugará toda lágrima de sus ojos, y ya no habrá muerte, ni duelo, ni llanto ni dolor, porque lo primero ha desaparecido. Y dijo el que está sentado en el trono: «Mira, hago nuevas todas las cosas». Y dijo: «Escribe: estas palabras son fieles y verdaderas». Y me dijo: «Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tenga sed yo le daré de la fuente del agua de la vida gratuitamente. El vencedor heredará esto: yo seré Dios para él, y él será para mí hijo. Pero los cobardes, incrédulos, abominables, asesinos, impuros, hechiceros, idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda».»[35]
«Apenas se bautizó Jesús, salió del agua; se abrieron los cielos y vio que el Espíritu de Dios bajaba como una paloma y se posaba sobre él. Y vino una voz de los cielos que decía: «Este es mi Hijo amado, en quien me complazco».»[36]
Dios dice, «será su Dios» a la vez que dice «seré Dios para el». La Jerusalén Celeste es el Espíritu Santo, Jerárquico y Apostólico. Se han conjurado todas las naciones contra el nuevo Israel, Jesucristo. Y por si quedaban dudas:
«Y vino uno de los siete ángeles que tenían las siete copas llenas de las siete últimas plagas, y me habló diciendo: «Mira, te mostraré la novia, la esposa del Cordero». Y me llevó en Espíritu a un monte grande y elevado, y me mostró la ciudad santa de Jerusalén que descendía del cielo, de parte de Dios, y tenía la gloria de Dios; su resplandor era semejante a una piedra muy preciosa, como piedra de jaspe cristalino. Tenía una muralla grande y elevada, tenía doce puertas y sobre las puertas doce ángeles y nombres grabados que son las doce tribus de Israel… La ciudad tenía doce cimientos y sobre ellos los nombres de los doce apóstoles del Cordero..»[37]
Es la hora en que los países se han conjurado contra el Señor y su Mesías, como le anunció el Profeta Simeón a María:
«Simeón los bendijo y dijo a María, su madre: «Este ha sido puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; y será como un signo de contradicción –y a ti misma una espada te traspasará el alma–, para que se pongan de manifiesto los pensamientos de muchos corazones».»[38]
Lo verdaderamente importante es el ser humano, es lo único que está llamado a habitar junto a Dios. ¿O es qué Dios ama más a un animal o a la tierra que al ser humano? Sin duda hay quien habla de su casa importándole más los muebles que quienes los usan.
«Sabiendo, ante todo, que en los últimos días vendrán burlones con todo tipo de burlas, que actuarán conforme a sus propias pretensiones y dirán: «¿En qué queda la promesa de su venida? Pues desde que los padres murieron todo sigue igual, como desde el principio de la creación». Porque intencionadamente se les escapa que desde antiguo existieron unos cielos y también una tierra surgida del agua y establecida en medio del agua gracias a la palabra de Dios; por eso el mundo de entonces pereció anegado por el agua. Pero ahora los cielos y la tierra custodiados por esa misma palabra están reservados para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los hombres impíos. Mas no olvidéis una cosa, queridos míos, que para el Señor un día es como mil años y mil años como un día. El Señor no retrasa su promesa, como piensan algunos, sino que tiene paciencia con vosotros, porque no quiere que nadie se pierda sino que todos accedan a la conversión. Pero el Día del Señor llegará como un ladrón. Entonces los cielos desaparecerán estrepitosamente, los elementos se disolverán abrasados y la tierra con cuantas obras hay en ella quedará al descubierto. Puesto que todas estas cosas van a disolverse de este modo, ¡qué santa y piadosa debe ser vuestra conducta, mientras esperáis y apresuráis la llegada del Día de Dios! Ese día los cielos se disolverán incendiados y los elementos se derretirán abrasados. Pero nosotros, según su promesa, esperamos unos cielos nuevos y una tierra nueva en los que habite la justicia. Por eso, queridos míos, mientras esperáis estos acontecimientos, procurad que Dios os encuentre en paz con él, intachables e irreprochables, y considerad que la paciencia de nuestro Señor es nuestra salvación, según os escribió también nuestro querido hermano Pablo conforme a la sabiduría que le fue concedida; tal como dice en todas las cartas en las que trata estas cosas. En ellas hay ciertamente algunas cuestiones difíciles de entender, que los ignorantes e inestables tergiversan como hacen con las demás Escrituras para su propia perdición.»[39]
Pablo reconoce que la sangre propia esta ya condenada, en cabio la de Jesús nos lava los pecados, si aceptamos su palabra:
«Todos los sábados discutía en la sinagoga, esforzándose por convencer a judíos y griegos. Cuando Silas y Timoteo bajaron de Macedonia, Pablo se dedicó enteramente a predicar, dando testimonio ante los judíos de que Jesús es el Mesías. Como ellos se oponían y respondían con blasfemias, Pablo sacudió sus vestidos y les dijo: «Vuestra sangre recaiga sobre vuestra cabeza. Yo soy inocente y desde ahora me voy con los gentiles». Se marchó de allí y se fue a casa de un cierto Ticio Justo, que adoraba a Dios y cuya casa estaba al lado de la sinagoga. Crispo, el jefe de la sinagoga, creyó en el Señor con toda su familia; también otros muchos corintios, al escuchar a Pablo, creían y se bautizaban. Una noche dijo el Señor a Pablo en una visión: «No temas, sigue hablando y no te calles, pues yo estoy contigo».»[40] (…)
[1] Salmo 119,22-23
[2] Mateo 21,42-46
[3] Hechos de los Apóstoles 4,10-21
[4] Mt 19,25-26
[5] El nombre hebreo de Yeshúa significa: Dios Salva. Josué es una derivación del nombre Jesús, que cruzando el Jordán introdujo al pueblo de Israel, tras 40 años caminando por el desierto, a la tierra prometida. Esta es una enseñanza profética de la Salvación y lo que esconde el signo por el cual Jesús (Josué) estaba bautizando al otro lado del Jordán, purificando al pueblo para entrar en la tierra prometida. Los bautizados, sanados del pecado original, iban a dejar de ser aljibes agrietados, recuperando la gracia creada para retener la Gracia Increada: el Espíritu Santo.
[6] 1 Corintios 3,10-11
[7] Hebreos 11,3-4
[8] Una vez más Lucifer quiere que seas Cainita para matar a Abel y crear división sangrienta. Pero en la sangre de Jesucristo hay reconciliación. El milagro de la “sangre de Abel” es en Jesucristo Sangre Divina, en el cuerpo glorioso de Jesucristo. Si se le ha negado, pisoteado, profanado, ninguneado… Él Vive. Por eso, aun siendo humillado, ofrece la mano, pide que se recapacite, exhorta como un Padre a un hijo que se ha perdido en los dolores y oscuridades de este mundo. No regala tulipanes…, ofrece su poder para salir de donde uno se encuentre, sea cual sea el grado al que se pertenezca, sin mirar atrás y sin miedo. La muerte de Cristo es la más valiente, no codició la inmortalidad, sino que buscó la vida de los “muertos”.
[9] Hebreos 11,8-10
[10] Gn 22,13
[11] “Isaac dijo a Abrahán, su padre: «Padre». Él respondió: «Aquí estoy, hijo mío». El muchacho dijo: «Tenemos fuego y leña, pero ¿dónde está el cordero para el holocausto?». Abrahán contestó: «Dios proveerá el cordero para el holocausto, hijo mío». Y siguieron caminando juntos... Abrahán levantó los ojos y vio un carnero enredado por los cuernos en la maleza. Se acercó, tomó el carnero y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo”. Gn 22,7-13
[12] Hebreos 11,3-4; 8-10; 24-40
[13] 1 Pedro 2,4-10
[14] Proverbios 8,30-36
[15] Juan 14,1-6
[16] Salmo 128. Mason significa albañil. Se habrían atribuido el trabajo de los canteros para introducir sus filosofías gnósticas y así siguen hasta hoy con su comunismo izquierdista, poniendo yugos a los obreros, que ellos mismos son incapaces de ayudar ni con un dedo.
[17] Quien crea que Jesucristo solo sacó el látigo en el tempo de Jerusalén, se engaña, porque el templo es el cuerpo humano, y si estando la casa barrida han entrado siete demonios peores, la confesión es un látigo horrible que los expulsa, mas para el penitente, es el aliento que aviva la llama del bautismo. El pábilo vacilante Cristo no lo apaga. (Mt 12,20)
[18] Juan 8,12
[19] Jn 8,31-32
[20] Jn 8,37-38
[21] Jn 8, 44
[22] Marcos 14, 57-62
[23] Cuando digo católicos, incluyo los bautizados en comunión, aunque no sea plena, y evangélicos con bautismo válido canónicamente hablando.
[24] “El que implantó la oreja, ¿no va a oír? El que formó los ojos, ¿no ha de ver? “ Salm 94,9
[25] Lucas 22,50-53
[26] Marcos 1,14-15 ya no queda tiempo, estamos en un lapso de decisión eterna. El Reino ha llegado, dirá en otros pasajes, pues Él expulsa los demonios por la mano de Dios. “El reino” de Lucifer actúa, pero el Reino de Dios ya está aquí y los expulsa si a la Iglesia le viene a bien hacer la voluntad del que la ha enviado, si bien Jesús y su Santa Madre actúan si se les invoca de todo corazón.
[27] Éxodo 3,3-6
[28] Mateo 22,31-33
[29] Se quejó Israel y llamó miserable al pan que Yavé les daba (Nm 21,5), e inmediatamente salieron serpientes venenosas que los mordían. Al alzar la voz contra su futura salvación quedaron desprotegidos. Y es que ya les había advertido antes de salir de Egipto de cuál sería su Paso Salvador a la liberación eterna evadiendo al exterminador: “comer esta carne y no la quebréis ni un hueso” (Éxodo 12,46; Juan 19,36). Así que los católicos en cuaresma sí que comemos carne, la Eucaristía. Mientras hacemos penitencia como antídoto para salvación del mundo. El antídoto a la mordedura de la serpiente es Jesucristo, que colgado en el estandarte perdona nuestras quejas y murmuraciones. Esa es la pascua prohibida; en su Encarnación, Belenes, Eucaristías, Procesiones del Corpus. ¿Por qué tanta aversión masónica a ello? Creo que dijo S.J.Pablo II: “Si Dios es Amor habrá que preguntarse por qué está crucificado.”
[30] Jn 8,54-59
[31] Isaías 9
[32] Mt 4,8-17
[33] Zacarías 12,3
[34] Apocalipsis 3,12
[35] Apocalipsis 21,2-8. Aquí está la promesa a Moisés “yo seré Dios para él, y él será para mí hijo” (Éxodo 19,3-9). Éxodo es salida, y también éxito, el éxito de la salida de este mundo al encuentro con Cristo en La Nube. Apocalipsis junta aquí como siempre, Antiguo y Nuevo Testamento (ver Pág. 241)
[36] Mateo 3,16-17
[37] Apocalipsis 21,9-14
[38] Lucas 2,34-35
[39] 2 Pedro 3,3-16
[40] Hechos de los Apóstoles 18,4-10