Natanael es premiado por Dios, no sólo por ser un hombre justo temeroso de Dios, manteniendo meritoriamente puro su corazón, también porque esto es antes de ser justificado por Cristo en la Cruz, por eso dice «veréis»:
«Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: «Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño». Le dice Natanael: «¿De qué me conoces?» Le respondió Jesús: «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.» Le respondió Natanael: «Rabbí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el rey de Israel». Jesús le contestó: «¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores». Y le añadió: «En verdad, en verdad os digo: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre» (Jn 1,47-51).
Esta parábola es «oscura», ya que no sabemos lo que hacía Natanael bajo la higuera para que Jesús le alabara de tal modo. Contemplando esta parábola, uno puede llegar a la conclusión de que Natanael estaba orando en ese momento, o para dirigirse a Dios (el cual oye y ve a todo orante), o la oración en la tentación, de no sucumbir al pecado. En ambas hipótesis, se entiende que es un hombre de verdad, sin engaño porque desea vivir como hombre justo y esto lo hace agradable a Dios, y hacerse justo, por la lucha, por el mérito de amar a Dios. Las cosas mayores consisten en ver el amor de Dios, la crucifixión y resurrección; en esos ángeles que bajaban y subían, y estaban sentados en lo alto del sepulcro y hablaron con las Santas mujeres, los cuales se aparecieron sólo a los suyos.
La contemplación del Evangelio por la Sagrada Escritura, puede ser sustentada también en una revelación privada:
«Natanael estaba luchando con una fuerte tentación de sensualidad mientras miraba hacia el grupo de mujeres (…) Se reconcentró en sí mismo, venció la tentación y fue desde entonces más severo consigo mismo» (Beata Ana Catalina Emmerick, Visiones y revelaciones completas, tomo III, ed. Ciudadela Libros (Madrid, 2012) pág. 99).
Fue más rígido consigo mismo (esto es, ‘severo’), que es lo contrario a una caña que es zarandeada por todo viento de doctrina. Una es la verdad, y firme se mantiene en la verdad, por eso Jesús lo premia con su alabanza. Sí, Dios habla bien de quien se mantiene rígido consigo mismo en la verdad y persevera en las pruebas, pues sin rigidez no hay caridad cristiana, las cuales se ven en las causas de los santos. La rigidez del samaritano, de no torcer el camino, etc. Los tolerantes habrían tolerado el camino del levita y del sacerdote (siempre con rodeos para todo).
Esta visión de Santa Catalina Emmerick se confirma en el significado de la higuera, pues la higuera es el pueblo de Israel, y cuidar de uno mismo es para cuidar de amar a los demás, de ser justos:
«Quien cuida una higuera come de su fruto, quien vela por su amo recibe honores. Como el agua es espejo del rostro, el corazón es espejo del hombre. Abismo y perdición son insaciables, como insaciables son los ojos del hombre. La plata en el crisol, el oro en el horno y el hombre en su reputación» (Prv. 27,18-20).
Así, Natanael está en vela por el Dios de Israel, y sólo por su amo y Señor. Cuidando de la higuera, en el sentido de su santidad, y por ello recibe los honores de su amo. Por eso se sorprende en recibir honores de Jesús, en lo que sólo él conoce, haber guardado su corazón de la codicia de sus ojos, y por ello se sorprende reconociéndolo como su amo, y Dios de Israel: «Rabbí, Tú eres el Hijo de Dios, Tú eres el rey de Israel». Ésa es la enseñanza para todo hombre, pues todos son a imagen de Dios, ley natural, mandamientos encarnados, y por ellos podemos hacer el bien, porque la primera Gracia es nuestra naturaleza, que no está corrompida; es capaz de hacer el bien y de reconocer la verdad.
Natanael luchó contra la tentación, arrojó afuera la tentación, ésta será arrancada si cree que le será concedido, «si cree que es posible lo recibirá»; si ahuyenta la tentación y las palabras del demonio, siendo severo con éste, conociendo los sinónimos de esta palabra: rígido, estricto, austero, duro, intolerante, inflexible, intransigente, serio, seco, puritano, cruel, agrio. De otra forma, lo dijo San Ignacio de Loyola: «plántale cara al demonio y huira de ti»; podemos, sabiendo que huira si queremos (amamos), por eso dijo San Agustín «ama y haz lo que quieras», que traducido al castellano llano, es «si quieres amar como Cristo, entonces haz lo que quieras, porque tu querer será unión a la voluntad del amado y tu querer será amar lo que quieres, y entonces serás libre para hacer lo que quieras, porque tu querer será hacer lo que quiere tu Señor».
¿Será ésta la libertad de los hijos de Dios? ¿Era puritano Natanael? No, era puro, severo consigo mismo en el interior del corazón, no hipócrita con los demás, ni severo con ellos, sino consigo mismo, porque: «Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los Cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan.» (Mt 11,12) ¿No era algo violento para el joven rico desprenderse de sus riquezas? ¿No es violento desprendernos de nuestros egoísmos? ¿No nos hacen violencia las concupiscencias en nuestro interior? No confundamos, puritano con puritanismo, ni con puro. Porque son los de corazón puro[i] los que verán a Dios, como dice Dios (Jesucristo), como también afirmó Job: «Yo sé que vive mi Defensor, que se alzará el último sobre el polvo, que después que me dejen sin piel, ya sin carne, veré a Dios. Sí, seré yo quien lo veré, mis ojos lo verán, que no un extraño» (Job 19,25-27).
¿Por qué dice Job que verá a Dios? No olvidemos por qué Dios dice de su siervo Job, que ha hablado bien de Él, y mal sus amigos que recibirán castigo:
«Elifaz de Temán respondió así: … ¿Qué es el hombre para creerse puro, para creerse inocente el nacido de mujer? Si ni siquiera confía en sus Santos, ni los cielos le parecen puros» (Job 15,1-15)
«Sofar de Naamat respondió así: ¿Nadie va a responder al charlatán?, ¿Va a tener razón por hablar sin control? ¿Hará callar a los demás tu verborrea?, ¿Te vas a burlar sin que nadie te confunda? Has dicho: «Mi conducta es pura, soy irreprochable a tus ojos» (Job 11,1-4).
Por eso, se enfada Dios con Elifaz:
«Dijo YHWH a Elifaz de Temán: «Estoy enfadado contigo y con tus dos amigos, pues no habéis hablado bien de mí, como mi siervo Job. Coged ahora siete terneras y siete carneros, acudid a mi siervo Job y ofrecedlos por vosotros en holocausto. Mi siervo Job intercederá por vosotros. Sólo en consideración a él no os infligiré castigo alguno, por no haber hablado bien de mí, como ha hecho mi siervo Job». Elifaz de Temán, Bildad de Súaj y Sofar de Naamat fueron a ejecutar la orden de YHWH. Y YHWH tuvo en consideración a Job. YHWH rehizo la hacienda de Job. YHWH cambió la suerte de Job después de haber intercedido por sus amigos» (Job 42,7-10).
[i] «Bienaventurados los limpios de corazón, porque verán a Dios.» (Mt 5,8)
«μακάριοι οἱ καθαροὶ τῇ καρδίᾳ, ὅτι αὐτοὶ τὸν θεὸν ὄψονται.» (Mt 5,8). «Limpios» de Corazón es una traducción del griego, pero el griego usa el adjetivo καθαροὶ= καθαρὸς Katharos. En usos de limpieza ritual como haciendo alusión al baño y este al Bautismo, o limpiar una copa por dentro, el adjetivo es el mismo: kataros. Nosotros conocemos esta palabra por los cátaros, la herejía cátara de la pureza, o los puros, pero esto era solo una nomenclatura, porque esto era una religión gnóstica en la cual cayó el mismísimo Lutero. Aquí la cuestión es que el griego recoge la palabra puro, o Cátaro, para hacer ver que la pureza es la limpieza de corazón, y esto es un corazón puro, entendido también, sin doblez, sin doble cara, en ámbito privado o público. Así que puro no puede entenderse como ario, racista o elitista, pues estas son concepciones gnósticas que se derivan del catarismo, y significaban muchas veces lo contrario, por no decir todas, ya que se explicaban solo para los elegidos (los impuros), ya que no es que fueran hipócritas, sino que su religión era impura y oculta. Simplemente el griego recoge la palabra pureza (y hay que entenderla de forma Católica), y eso se ha desvirtuado tanto a día de hoy, como la palabra amor, matrimonio, inmolación, etc. No podemos excluir el sentido de justicia y caridad Católica, pues esta limpieza pretende estar presente en todas las religiones y por ello es entendida de diversas formas como era el caso de los cátaros. Su “Limpieza de corazón” veía bien la eutanasia, y estaba integrada en sus prácticas, llamada endura cátara, etc.