La pandemia ha hecho tambalear los mercados y la economía española. Las instituciones de la Iglesia y las fundaciones han sufrido mucho los efectos del Covid-19.
Me gustaría destacar la situación de los centros educativos concertados gestionados por la Iglesia Católica, donde además de tener que afrontar unos gastos importantes para adecuar sus servicios a la nueva situación, han vuelto a sufrir la amenaza del gobierno en los conciertos económicos. Sin entrar en política, ni en los derechos legalmente reconocidos por la Constitución Española, ni en lo que ahorran estos centros al Estado, nos encontramos en un momento crucial para que los colegios concertados estudien distintas vías de financiación para no depender tanto del Estado.
Se avecinan dificultades económicas
Se avecinan dificultades económicas para las Fundaciones educativas ligadas a la Iglesia católica. Pero en épocas de desconcierto y crisis es cuando debemos animarnos y como nos dice el Papa «ponernos a trabajar activamente en favor del bien común y cambiar el mundo». Ahora es un buen momento para reforzar los proyectos educativos y buscar vías alternativas de financiación. Volver a la situación que teníamos antes de la pandemia es seguro la decisión más cómoda, pero en algunos casos no será posible y ¿por qué no plantearnos una situación mejor?
Los colegios católicos concertados deben buscar recursos adicionales para financiar sus proyectos de futuro, y seguir innovando. Es decir, deben buscar obtener un retorno económico cada año que les permita seguir llevando a cabo su misión educativa.
Una de esas fuentes de financiación son los fondos «endowment», que tienen un largo recorrido en las universidades y colegios norteamericanos y canadienses
En España el «Gestión Fondo Educativo» (GFED) son los únicos expertos en la gestión patrimonial tipo Endowment. Ayudan a que las fundaciones se doten de independencia económica, evitando su descapitalización y aportando un flujo estable de recursos que les permite planificar sus actividades de largo plazo.
Invertir en empresas que cambien el mundo
¿Cuál es el valor diferencial de este tipo de inversión? Invertir en aquellas empresas que respetan los principios éticos, sociales y morales de la Iglesia Católica.
La principal aportación es que no se busca rentabilidad a cualquier precio, sino que se invierte el dinero de las personas o de las instituciones en aquellas buenas compañías que contribuyen al bien común, que no atenten contra la vida humana (aborto, eutanasia) ni contra la familia; que no investiguen con células madres embrionarias ni que dañen la dignidad de la persona (pornografía o industria armamentística).
Los fondos de inversión católicos en el mundo no son ni más ni menos rentables que los restantes, aunque nuestros índices de rentabilidad son superiores en algunos casos a los fondos de renta variable.
Un sistema común en la Iglesia en EEUU
Muchas fundaciones y congregaciones de la Iglesia católica se han planteado cómo pueden perdurar en el tiempo sus obras sociales, cuando las vocaciones están disminuyendo o cuando la educación se torna cada vez más estatalista.
En Estados Unidos, la financiación por endowment funds es común en las entidades católicas. En España hay desconocimiento y poca cultura sobre las inversiones éticas y no pocas instituciones religiosas y fundaciones consideran que destinar una parte de su patrimonio para invertir de manera ética es gastar un dinero que se necesita. En un fondo así, se pone el dinero a trabajar para que dé frutos.