La lucha por la causa de la vida se vio fortalecida en todo el mundo con el rechazo del aborto libre en Argentina. A pesar de la presión del gobierno trasandino, de organismos internacionales y del millonario apoyo financiero de poderosas entidades abortistas, el movimiento popular pro vida impidió una ley que, de haber sido aprobada, habría causado la muerte de miles de niños.
Hemos de reconocer que en Argentina se logró lo que no hemos podido hacer en Chile: entusiasmar a la mayoría de la población para que se movilice activa, eficaz y militantemente en la promoción de la cultura de la vida. El ejemplo de nuestros hermanos argentinos nos demuestra que se puede lograr que el pueblo levante su voz en nombre de los que no tienen voz para defender su derecho a vivir.
Recordemos que el lema de los argentinos fue «salvemos las dos vidas». De eso se trata precisamente la promoción de la cultura de la vida: salvar vidas, no matar. Es falsa la disyuntiva de matar al hijo para que viva la madre. Pero hay que recordar también que el argumento de los abortistas no va tanto en esa línea, sino en la pretensión de establecer un supuesto derecho absolutamente autónomo de la mujer a decidir acerca de su propio cuerpo.
Sin embargo, la decisión acerca del propio cuerpo debe estar regulada por la verdad y el bien que son inherentes a la persona humana, una en cuerpo y alma. No creo que alguien esté pensando que ese derecho sobre el propio cuerpo permita a la mujer o al hombre arrancarse los ojos, cortarse un brazo o sacarse los dientes. Si alguien hiciere tales cosas, de inmediato intervendría la autoridad competente para impedir que se continuase mutilando. El derecho sobre nuestro cuerpo no tiene este sentido. Menos aún puede significar un derecho a matar al hijo. La ideología de género no puede promover el bien de la persona humana, porque no toma en cuenta su origen y su fin en Dios, como nos dice la Escritura: «Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios le creó, macho y hembra los creó» (Gn 1,27).
Los ideólogos del aborto no se quedan conformes con legalizar el aborto sólo cuando se dan las causales de violación, riesgo de vida para la madre e inviabilidad fetal. Su objetivo final es el aborto libre total, en cualquier etapa de gestación del niño.
Para promover la cultura de la vida, invito a todos los cristianos y hombres de buena voluntad a unir fuerzas participando en la cuarta versión de «YO MARCHO POR LA VIDA» a realizarse este sábado 6 de octubre en la Costanera de Villarrica a partir de las 10:00 horas. De nuestra participación dependerá que se salven muchas vidas.
+ Francisco Javier