Desde hace un año, desde el 15 de mayo de 2008, la Unión Lumen Dei –varios cientos de personas consagradas–, viene siendo gobernada por unos Superiores que no aceptan al Superior General nombrado por la Santa Sede, y que han sido formalmente depuestos de sus cargos. Haré una breve historia de este grave escándalo. Varios de los principales datos que cito pueden verse en su texto completo en
http://asociacionlumendei.blogspot.com/
Un año de rebeldía a la Santa Sede
–1º Habiéndose presentado en julio de 2005 ante la Congregación para los Institutos de vida consagrada y las Sociedades de vida apostólica una grave denuncia contra el P. Mahía, Superior General de LD, hechas las investigaciones pertinentes, el Card. prefecto, Mons. Francisco Rodé nombra (15-5-08) a Mons. Fernando Sebastián, Arzobispo emérito de Pamplona, Comisario Pontificio para LD, con todos los derechos propios del Superior General. Y en el mismo acto, remueve al P. Daniel Zavala de su oficio de Superior General Interino.
–2º La Congregación rechaza la petición de revisión y suspensión del nombramiento presentada por el P. Zavala (4-6-2008). Y éste acude entonces al Supremo Tribunal de la Signatura Apostólica, pidiendo la suspensión del Decreto impugnado. Entre tanto, los Superiores de LD, y la gran mayoría de los miembros de la Asociación, rechazan en absoluto al Comisario Pontificio.
–3º La Signatura niega una vez (16-6-08) y otra vez más (5-8-08) los efectos suspensivos del recurso. Pero es inútil. Los Superiores de LD y la mayoría controlada de sus miembros vuelven a resistir los mandatos de la Santa Sede.
–4º La Signatura emite más expresamente un Decreto (12-9-08), en el que, con varios argumentos jurídicos, niega la suspensión pedida. Pero los Superiores y la mayoría de los miembros de LD persisten en su rebeldía. Quizá piensan que «hay que obedecer a Dios antes que a los hombres» (Hch 5,29). Ex-Superiores y miembros de LD siguen desconociendo al Comisario. Aquéllos mantienen bajo su gobierno a casi todos los miembros, y conservan sus sedes, fundaciones, centros de apostolado, etc. De este modo, Mons. Sebastián, el Comisario Pontificio (es decir, el enviado, missio, del Sumo Pontífice), siendo el Superior General de LD, nada puede disponer ni mandar en LD durante un año; y ni siquiera tiene acceso a su Sede central, que está en Madrid.
–5º La máxima desobediencia de los ex-Superiores de LD y de la mayoría de los miembros de la asociación se produce cuando reciben una Carta del Card. Bertone, Secretario de Estado, escrita en el nombre del Papa (5-12-08): «Con las presentes letras, por voluntad expresa del Santo Padre y en su nombre, confirmo las decisiones adoptadas» por la Congregación de Religiosos... «El Santo Padre requiere que todos los miembros de Lumen Dei, sacerdotes, hermanos y hermanas, y matrimonios, reconozcáis al Comisario Pontificio como único Superior legítimo de todas las personas e instituciones que constituyen la totalidad de Lumen Dei, y en consecuencia le prestéis sincera obediencia religiosa, según piden vuestras Constituciones y el espíritu de vuestros fundadores».... «Cada uno de vosotros tendréis ocasión de hacerlo manifestando por escrito al Comisario Pontificio la voluntad de», etc. El Sr. Comisario en una carta (15-12-08) da plazo para hacerlo hasta el 24 de enero de 2009. Parece con todo esto que LD va por fin a integrarse en el orden de la Iglesia, en la unidad de la caridad y de la obediencia. «¡Cómo van a atreverse a desobedecer al Papa!»... Sin embargo, a medida que se aproxima el 24 de enero, puede comprobarse que son muy pocas las adhesiones que llegan al Comisario Pontificio.
–6º El día anterior al fin del plazo señalado, recibe el Comisario Pontificio un fax del Card. Bertone (23-1-09): «El Santo Padre, que desea favorecer una solución positiva y concorde, ha decidido posponer la fecha establecida del sábado 24 de enero 2009, donec aliter provideatur». Según esto, se pretende que la resolución de la crisis de LD se obtenga en forma «positiva y concorde», es decir, negociando el Comisario Pontificio con unos Superiores formalmente depuestos, que carecen, pues, de toda autoridad, y que llevan casi un año rechazándole de modo absoluto. Es algo extremadamente sorprendente: la Santa Sede da a los Superiores y miembros de LD un plazo no limitado –«donec aliter provideatur»– para prestar su obediencia a la Santa Sede.
Que se aplique la ley de la Iglesia
Ya desde la primera rebeldía de los ex-Superiores de LD, pero aún más claramente cuando se produjo tan reiteradas veces su rechazo del Comisario Pontificio, éramos bastantes los que pensábamos que la Obra avanzaba rápidamente como un tren hacia un desastre, y que si la Autoridad apostólica no detenía sobre todo a los maquinistas de la locomotora –con suspensión a divinis o excomunión–, acabarían todos en una gran ruina.
La situación actual es ya extrema. Por eso los que tenemos amigos o familiares en LD, con el mayor respeto, desde nuestra nada, solicitamos a nuestra Santa Madre la Iglesia que aplique sus propias leyes en este asunto tan escandaloso. La ley de la Iglesia manda que «debe ser castigado con una pena justa quien desobedece a la Sede Apostólica, al Ordinario o al Superior cuando mandan o prohiben algo legítimamente, y persiste en su desobediencia después de haber sido amonestado» (Código de Derecho Canónico, 1371,2º). No dice el canon que puede, sino que debe ser sancionado. Y es pública y persistente la desobediencia de los ex-Superiores de LD y de sus seguidores a la Autoridad apostólica del Sr. Obispo de Cuenca, del Sr. Comisario Pontificio, de la Congregación de Religiosos, de la Signatura Apostólica, y del mismo Santo Padre, expresándose por la Secretaría de Estado.
Este grave escándalo público dura ya un año en la Santa Iglesia.
Proceso penal al P. Mahía y sentencia
En el Boletín Oficial del Obispado de Cuenca (septiembre-diciembre 2008, pgs. 306-308) se publicó un Decreto (5-XII-08) del Dr. Don José María Yanguas Sanz, Obispo de Cuenca en el que se daba sentencia en el procedimiento penal abierto contra el P. Francisco Javier Mahía Colao, a quien Don Juan Antonio Perteguer, presidente entonces del Sector Matrimonial de la Unión LD, había acusado ante la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada de «algunos comportamientos delictivos» (1-VII-05).
La investigación previa había sido ya iniciada por el anterior Sr. Obispo de Cuenca, Mons. Ramón del Hoyo López, durante muchos años profesor de derecho canónico en Burgos, en la Facultad de Teología, y Vicario judicial.
Mons. Yanguas, doctor en Teología y en Filosofía y letras, que fue profesor en la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra (1972-1989) y, en la Santa Sede, Jefe de Oficina de la Congregación para los Obispos (2001-2006), nombrado Obispo de Cuenca (23-XII-2005), y hechas las investigaciones necesarias, comienza el procedimiento penal sobre el P. Mahía (2-XII-2007), «habiendo transcurrido demasiado tiempo sin dar solución al caso, debido al cambio de Pastor en este Iglesia de Cuenca; siendo por otra parte grande el daño y el escándalo producido». Pues bien, éste es el texto de la sentencia:
«DECLARAMOS al Rvdo. P. Francisco Javier Mahía Colao autor de un delito de abuso del cargo por la comisión de graves agresiones físicas de diverso tipo realizadas contra distintos miembros de la Unión Sacerdotal Lumen Dei y de la Unión Lumen Dei, e
IMPONEMOS al Rvdo. P. Francisco Javier Mahía Colao una pena expiatoria atenuada prohibiéndole ejercer oficio alguno que comporte gobierno de personas dentro de las citadas Uniones (cf. c. 1336 & 1 3º)».
La sentencia, obviamente, afecta de modo indirecto al P. Zavala, ex-Presidente General Interino de LD, a la M. Teresa de Simone y a todos aquellos que, sosteniendo al P. Mahía, causaron enormes trastornos y perjuicios a la Unión Lumen Dei en su conjunto, sustrayendo a la mayoría de sus miembros de la obediencia a la Santa Sede. Uno de los primeros atropellos contra personas concretas fue la expulsión del Sr. Perteguer, pero en seguida también, la expulsión o la grave penalización en modos diversos de otros dirigentes o miembros de LD. Todos éstos han venido siendo acusados con frecuencia de calumniadores y traidores.
Mons. Fernando Sebastián, Comisario Pontificio
Son muchos, sin duda, los que han sido «defenestrados» de LD por los falsos Superiores. Es muy dura y ambigua la situación de los miembros de LD actualmente resistentes al Comisario Pontificio, que siguen obedeciendo a unos ex-Superiores depuestos. Y apenas es sostenible la situación despojada de los pocos que por obediencia a la Santa Sede, reconocen al Comisario Pontificio. Pero no me parece que sea éste el momento oportuno para referir esos dramas y atropellos; tal vez más adelante. Sí quiero, en cambio, tratar ahora de uno de los más perjudicados en este escandaloso asunto: el Sr. Comisario Pontificio, el Sr. Arzobispo emérito de Pamplona-Tudela, Mons. Fernando Sebastián Aguilar, que fue Secretario General y también Vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española. Los secuaces de los Superiores depuestos, sobre todo en los medios de internet, en blogs específicos y en comentarios,
>le acusan de autoritarismo prepotente y de extralimitarse de sus poderes reales. Acusar de «abuso de poder» a quien ni siquiera se le ha permitido tomar posesión de las sedes de LD es ignorancia o perversión. Consta, por otra parte, que la autoridad del Superior General de la Unión Lumen Dei, tal como viene establecida en sus Constituciones y como fue ejercitada de hecho por los sucesivos Presidentes, el P. Rodrigo Molina, el P. Mahía y el P. Zavala, fue siempre prácticamente omnímoda, llegando no solo a todos los miembros de LD, sino también a sus diversos centros, fundaciones y asociaciones civiles. Rechazado el Comisario Pontificio ya desde su nombramiento, apenas pudo ejercitar una mínima parte de las facultades que realmente le corresponden como Superior General, facultades que el Card. Bertone, en su carta, expresa con exactitud: «el Santo Padre requiere que todos los miembros de Lumen Dei, sacerdotes, hermanos y hermanas, y matrimonios, reconozcáis al Comisario Pontificio como único Superior legítimo de todas las personas e instituciones que constituyen la totalidad de Lumen Dei», etc. (5-XII-08). Merece también la pena consignar que en las Cartas escritas por el Comisario Pontificio a todos los miembros de LD (según pueden verse en la página-web que ya he citado: 14-X-08; 15-XII-08; 6-I-09), Mons. Sebastián solo tiene palabras de verdad y caridad, manteniéndose siempre fiel a su antiguo lema episcopal «veritas in caritate».
>le acusan de exigir obediencia en asuntos jurídicamente dudosos. Yo he conocido casos, incluso de importantes Pastores sagrados –parece increíble–, que, en privado, por supuesto, justifican o «comprenden» la desobediencia de los ex-Superiores y miembros de LD, alegando que en este conflicto «hay aspectos legales que no están claros, y que por tanto en ellos no están obligados a obedecer, y no por eso pueden ser calificados de desobedientes». Por el contrario, si es que hubiera fundadas dudas en ciertos asuntos legales, lo obligado en conciencia y más urgente es que en LD todos se atengan a lo que, asesorados por canonistas muy competentes y asistidos por su propia Autoridad apostólica, han dispuesto reiteradas veces sobre esas cuestiones discutibles –si es que lo son– el Obispo de Cuenca, el Comisario Pontificio, la Congregación, la Signatura y también la Secretaría de Estado, manifestando «el mandato expreso del Santo Padre».
Pero aún se atreven a más en sus acusaciones y persecuciones contra el Comisario Pontificio.
Desastre económico
>le acusan de arruinar económicamente a LD, como si la pretensión de tomar ciertas disposiciones sobre sus bienes, siendo Superior General, le hiciera merecer el nombre de «ladrón», que le han dado no pocas veces. Es verdad que en la vida económica de LD, especialmente en sus asociaciones benéficas, se han producido muy graves trastornos. Pero la culpa de ellos la tienen los Superiores depuestos que siguen malgobernando la obra. Se hace necesario recordar que la Congregación para la Vida Consagrada reafirmaba en un Decreto (10-VII-08) la deposición del P. Daniel Zavala como Presidente General Interino de LD y la de todos los miembros del Consejo General. Y le señalaba al mismo tiempo la obligación de abstenerse de realizar actos que serían ilegítimos e inválidos. Una vez más la respuesta fue la desobediencia.
En efecto, la Secretaría General de LD, en una Carta pública (2-IX-08), comunicaba que el Comisario Pontificio, «lejos de apropiarse de lo que son bienes de Lumen Dei, lo que ha encontrado son unas cuentas en números rojos y una deuda considerable [...] Inexplicablemente, después de haber sido nombrado Comisario Pontificio, los antiguos responsables han retirado indebidamente de las cuentas de Lumen Dei más de trescientos mil euros, dejando a la institución con una deuda total, adquirida en los últimos tres años, que supera los seis millones de euros (mil millones de pesetas)». Por ahora, que yo sepa, no se ha acudido contra ellos ante los Tribunales de justicia. Pero lo cierto es que Mons. Sebastián, el Superior General nombrado y confirmado por la Santa Sede, está sujeto actualmente ante los Tribunales a una docena de juicios en lo penal, civil y social.
¿Hasta cuándo va a durar la actual rebeldía de LD a la Santa Sede, con todos los gravísimos males que ha traído, trae y seguirá trayendo consigo? ¿O es que se pretende «superar» esa desobediencia persistente retirando los mandatos que vienen exigidos por la Ley de la Iglesia? Dios no lo permita.
José María Iraburu, sacerdote