Dado que llevo varios años yendo a Medjugorje, no es extraño que con relativa frecuencia me pregunten lo que pienso sobre las apariciones de Medjugorje.
Ante todo suelo decir que con respecto a las apariciones, como sacerdote católico que soy, me remito a lo que la Iglesia declare sobre ellas. Ahora bien, hay cosas que son indiscutibles en todo caso, como que mucha gente va allí buscando paz y la encuentra y, como sacerdote en el confesionario, probablemente Medjugorje es el sitio del mundo donde más gente se confiesa y donde se producen enormes frutos espirituales. Como decía uno, si Medjugorje es obra del diablo, hay que pensar que el diablo es muy tonto, cuando allí se realizan tantas confesiones y, como suele suceder en los grandes santuarios, tanta gente se encuentra allí con Dios, tal vez tras muchos años de haberle vuelto la espalda.
Este artículo lo he escrito con la colaboración de una persona que se ha propuesto servir en su vida a la Virgen, instalándose para ello en Medjugorje. Ya desde el principio la aparición se presentó como la Bienaventurada Virgen y nos dirá posteriormente que viene como Madre, Reina de la Paz (mensaje del 25.12.1988). De hecho, esto de la Paz es lo que creo la mayor parte de peregrinos vienen a pedir a la Virgen: la paz consigo mismo, la paz entre Dios y los hombres, la paz entre los hombres.
Para un católico está claro que la Revelación pública terminó con la muerte del último apóstol y que lo que nos diga la Virgen no puede apartarse del mensaje evangélico. Jesús empieza su predicación diciendo: “Convertíos y creed en el evangelio” (Mc 1,16), tema este de la conversión que va a salir en muchos mensajes. Para la Virgen la conversión es el mensaje más importante que nos da (25.3.1996). Dios nos la envía “para que pueda conducirnos por el camino de la salvación” (25.10.2007) y su objetivo es ayudarnos. Ella nos pide que nos convirtamos, recemos, ayunemos (sobre este punto deseo añadir algo: creo que los cristianos y también los católicos nos hemos olvidado de la importancia del sacrificio en nuestras vidas, incluso desde el punto de vista humano, porque una persona que no se sacrifica, es una persona que acaba no teniendo fuerza de voluntad) y nos reconciliemos (25.3.1992). La conversión es individual (13.2.1986), una obligación diaria que hacer con alegría, sobre todo si ponemos la oración en el primer lugar de nuestras familias (25.4.1996) y para todos (25.2.2016).
Ella nos indica el camino invitándonos a vivir los sacramentos como fundamento de la vida cristiana, así como las famosas cinco piedras. Éstas son: la oración, la Santa Misa, la confesión, el ayuno y la lectura de la Biblia. Ellas nos ayudarán a derrotar nuestros defectos que son: la soberbia, el orgullo, la ausencia de humildad, la pereza espiritual, los hábitos pecaminosos y los pecados en general.
Resulta interesante recordar que, aunque Medjugorje sea un santuario mariano, no tiene sentido si no nos acerca a Jesús. Cualquiera que visite Medjugorje se da cuenta que el acto central es la Santa Misa, varios días acompañada de la Adoración del Santísimo. O Medjugorje nos acerca a Jesús o no tiene sentido. Medjugorje es un lugar de recogimiento, donde debemos aprender la oración de corazón, el amor al sacrificio y el dejarnos llevar por la Virgen María, que no nos olvidemos nos ama más que nosotros a nosotros mismos. María es la que con su Sí al Ángel, es la permitió la entrada de Jesús en nuestro mundo. Ella es la Madre de Dios, pero también es nuestra Madre.
Pedro Trevijano, sacerdote