Desde hace varios años proliferan predicciones sobre el fin de los tiempos presentes de todo gusto y color. La cuestión está teniendo cada vez mayor predicamento entre los católicos. Proliferan individuos, sin ningún tipo de autoridad (y a veces sin escrúpulos), que esparcen predicciones sobre el fin de los tiempos (1) o sobre el fin del mundo. Ante esta proliferación de prestidigitadores proféticos conviene poner un poco de orden y encauzar la cuestión (2).
¿Estudiar las profecías?
Hay básicamente dos grupos que mantienen posiciones contrapuestas sobre el tema: aquellos que están en contra de estudiarlas y realizar perspectivas de futuro, y aquellos que son partidarios de estudiar las profecías y tomarlas en cuenta.
Los primeros argumentan que Jesús dijo nadie sabe el día ni la hora, ni los santos, ni los ángeles del cielo, ni el hijo del hombre lo sabe, sólo mi Padre celestial (3). Dicen que todas las profecías han fallado y que Dios no condena, que es misericordioso y que siempre da una oportunidad a la humanidad. Por lo tanto siempre habrá tiempo. Además tratan de locos y chalados a los que están a favor del estudio y previsión profética.Por su parte, los partidarios del estudio y análisis de las profecías sostienen que el cristianismo es, en sí mismo, profético y esto es parte esencial de la esperanza cristiana.
Debemos tener en cuenta que del estudio de estas cuestiones se encarga la Escatología, una rama de la Teología Sistemática. Eskhato, significa cosas últimas. Por tanto, la Escatología trata del estudio tanto del destino final de la humanidad como del destino final del hombre en particular, también llamado los novísimos (estudio sobre la muerte, el juicio, el cielo y el infierno) (4) .
El cristianismo es en sí mismo profético en cuanto a que el objetivo y finalidad del hombre en particular y de la humanidad es el Reino de los Cielos, alcanzar el Cielo y que éste venga a nosotros (tal como decimos en el Padrenuestro). Es decir, el Cristianismo, en la Iglesia Católica, es Escatológico en sí mismo, todo está enfocado a este fin. Y un instrumento de esta finalidad es la profecía.
Las profecías son uno de los instrumentos del proyecto de salvación de Dios (economía de la salvación). Si las ignorásemos la Santa Biblia perdería gran parte de su sentido finalista. Las profecías no se nos han dado para asustar sino para orientar y estar vigilantes (5). Asimismo dan esperanza: Dios triunfará. Ésta es la Esperanza Cristiana: que el mal no tiene la última palabra en la Historia de la Humanidad, que Dios triunfa y nosotros podemos triunfar con Él: alcanzar la salvación eterna.
Debemos, por lo tanto, conocer las profecías. En ellas nos adentramos en el conocimiento del Plan Divino para con cada hombre y para con la Humanidad. Debemos, también, analizarlas para comprenderlas. Y debemos, igualmente, creer en ellas para guardarlas y tenerlas como lámpara en este valle de lágrimas (6).
Tenemos dos tipos proféticos según de dónde procedan: las públicas –procedentes de la Revelación Pública (Sagradas Escrituras)– y privadas –procedentes de las revelaciones privadas–. Las revelaciones privadas debemos tomarlas como un complemento de las públicas. De tal manera que la revelación pública es verdadera, mientras que las privadas hay que estudiarlas y discernirlas y ver que no se aparten de la Verdad Afirmada (Doctrina) y Enseñada (Magisterio).
Por lo tanto cuando el teólogo se adentra en las profecías privadas debe tener presente, como mínimo: si están conforme a la revelación pública, si están conforme a la doctrina y magisterio de la Iglesia, cómo se ha formado la profecía y quién es el profeta y qué frutos produce el profeta y la profecía.
En consecuencia, igual que el profeta Daniel (7), hay que estar atentos a las profecías y no ignorarlas ni despreciarlas. Jesucristo reprochó a los fariseos no haber hecho caso a las profecías: Sabéis explorar el aspecto de la tierra y del cielo ¿cómo no exploráis este tiempo? (8) .
La Revelación Profética
La Revelación Profética nos habla del Plan de Redención de Dios para con cada hombres y para con la humanidad y tiene dos fases: a) Dios-Hijo (Jesús) paga el precio de nuestra salvación en la Cruz; b) El Esposo (Jesús) vuelve a por su esposa (la Iglesia y todos sus hijos): en la casa de mi Padre hay muchas moradas (…) cuando me vaya y os haya preparado un lugar, de nuevo vendré y os llevaré junto a mí (9).
La Revelación Profética pública, contenida en la Santa Biblia, es variada. Tenemos, entre otros, las de: Isaías, Jeremías y Ezequiel o Daniel a los que se añaden los Evangelistas y, especialmente, el libro del Apocalipsis. En cuanto a las revelaciones privadas tenemos dos tipos: reconocidas por la Iglesia y no reconocidas (10).
Muchas son las reconocidas por la Iglesia, por ejemplo: Juan Diego (Virgen de Guadalupe, Méjico 1531), Beata Catalina Emerich (Alemania, 1813), Santa Catalina Labouré (Francia, 1830), La Salette (Francia, 1846), Lourdes (Francia, 1858), Fátima (Portugal, 1917), Santa Faustina Kowalska (Polonia, 1930), Akita (Japón, 1973), Kibeho (Rwanda, 1981). Todas tienen en común que la Santísima Virgen llama a la conversión y avisa de lo que sucederá a la humanidad si no se convierte.
Las no reconocidas y que están en Estudio (y, en mi opinión, posiblemente sean verdaderas) tenemos, entre otras: Garabandal (1962-1965), las del Padre Gobbi (1972), las de Medjugorje (1981-al presente).
La interpretación de las revelaciones públicas está dada por la Iglesia, aunque los teólogos –especialistas en escatología– siempre pueden investigar en ellas y extraer nuevas apreciaciones dentro de lo que la doctrina y magisterio ya ha dicho sobre ellas. En cuanto a las revelaciones privadas, el estudio e investigación también debe estar ajustado a la doctrina y magisterio. Además, todo estudioso del asunto escatológico puede unir revelación pública bíblica y revelación privada reconocida (11).
¿Estamos en los últimos tiempos?
Los tiempos anteriores a Jesucristo fueron tiempos de preparación a su venida. Con el nacimiento de Cristo comenzaron los tiempos, que son para la conversión y misericordia que Dios dispone para con los hombres. Los tiempos llegarán a su fin en un momento dado y en el que todo será restaurado, iniciándose un período de 1000 años tras el cual vendrá el fin del mundo, la venida de Cristo en Gloria para juzgar a vivos y muertos, el juicio final (12).
Los sucesos que acaecerán cuando llegue el final de los tiempos están descritos en los profetas del Antiguo Testamento, en los Evangelios y, especialmente, en el Apocalipsis. También están descritos en las diversas apariciones marianas reconocidas por la Iglesia. De forma muy sucinta, las características comunes que describen, las revelaciones privadas reconocidas, para ese fin de los tiempos, son las siguientes (13) :
- El mundo se preparará para la venida del Anticristo mediante un proceso de cambio de mentalidad, moral y cultura basado en: la confusión entre el Bien y el Mal (el Mal será presentado como Bien y el Bien como Mal).
- En ese tiempo final el Estado señalará y enseñará qué es lo bueno y qué es lo malo. Las leyes hechas por el Estado se convertirán en el nuevo paradigma moral que sustituirá a los Diez Mandamientos (la Ley de Dios).
- Todo será relativo, nada importará y la única norma de vida será el propio interés y egoísmo. Todo se habrá reducido a la materia: las relaciones laborales, políticas, culturales, sexuales...
- No existirá el Pecado. Las personas y (en primera instancia el Estado con sus leyes) son decidirán qué está bien y qué está mal, sin otra guía que el yo lo quiero o que la mayoría lo quiere.
- Este proceso de descomposición afectará a la Iglesia: ya no proclamará La Verdad, porque ésta ya no existirá. La propia Iglesia admitirá que todas las religiones llevan a Dios y, por lo tanto, son medios de salvación equiparables. Cada cual, según su tradición religiosa, podrá llegar a Dios. Este sincretismo será la religión del Anticristo.
- Ante todo ello la Iglesia Católica se dividirá: corrientes internas intentarán derribar la Doctrina (puntos de fe católicos) y el Magisterio (la enseñanza de la Iglesia de esos puntos de fe). Se pretenderá derribar la silla de Pedro, que el Papa ya no sea Papa sino un simple obispo igual que los demás (destruir el tú eres Pedro), así como destruir la Eucaristía (la presencia real de Jesucristo en la tierra). Esto es, se eliminará aquello que retiene a la Bestia: el Katejón.
- Llegará un momento en que la Eucaristía esté destruida y Cristo ya no esté en los Sagrarios. Esto nos lleva a reflexionar: Si habiendo Papa y estando Cristo-Eucaristía –El Bien– en la tierra existe tanto mal ¿cómo será la situación cuando Cristo-Eucaristía ya no esté en la tierra? Será la tierra llena del Mal Absoluto. La Abominación de la desolación: La Gran Tribulación.
En consecuencia, diríase –como opinión personal– que todo esto se comienza a cumplir en nuestro tiempo. Pero considero que la situación todavía debe empeorar aún más discurriendo por los caminos señalados por la Virgen en sus apariciones. A este respecto cada cuál debe meditar sobre ello y sacar sus propias deducciones. Ahora bien, alejaos de los falsos profetas:
Si alguien enseña ideas extrañas y no está de acuerdo con la sana enseñanza de nuestro Señor Jesucristo ni con las normas de nuestra fe, es un orgulloso que no sabe nada. Discutir sobre cuestiones de palabras es en él como una enfermedad; de ahí vienen envidias, discordias, insultos, desconfianzas y peleas sin fin entre gente que tiene la mente pervertida, que no conoce la verdad y que toma nuestra fe por una fuente de riqueza. Y claro está que nuestra fe es una fuente de gran riqueza, pero solo para el que se contenta con lo que tiene ( 1Tim 6, 3-9) . Y
os ruego, hermanos, que vigiléis a los que causan disensiones y tropiezos contra las enseñanzas que vosotros aprendisteis, y que os apartéis de ellos. Porque los tales son esclavos, no de Cristo nuestro Señor, sino de sus propios apetitos, y por medio de palabras suaves y lisonjeras engañan los corazones de la gente sencilla (Romanos 16, 17-18). Y
Cuidaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces (Mt. 7, 15). Y
si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciara otro evangelio contrario al que os hemos anunciado, sea anatema. (Gal. 1, 8)
En conclusión
La Iglesia reconoce la posibilidad de que Cristo y la Virgen María hablen directamente a algunas personas y las instruya en el bien personal y colectivo. El propósito es ayudarnos la conversión, a vivir la fe según la enseña la Iglesia. Además, todas ellas tienen un punto central: nos recuerdan lo grave que es el pecado y lo que nos estamos jugando, la salvación o la condenación Eternas.
Siempre hay que tener presente que todas las apariciones y revelaciones privadas reconocidas por la Iglesia, no añade ni quita nada a lo ya revelado en los Evangelios, en lo dicho y establecido por la Tradición y en la Doctrina y Magisterio de la Iglesia. Además, ninguna de ellas es de obligada creencia.
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(1) Sirvan de ejemplo Eduardo Padilla y Antonio Yagüe o Alberto Villasana. Al menos Alberto Villasana tiene formación en Teología (Univ. Gregoriana de Roma), en Filosofía (Univ. Angelicum de Roma) y Eduardo López Padilla tiene estudios en teología y filosofía, además de ser titulado en derecho. Sin embargo Antonio Yagüe es simplemente un outsider, esto es, es doctor en geología y no se sabe que tenga formación específica ni en teología ni en filosofía. Las predicciones de estas gentes siempre, siempre, acaban siendo falsas ¿son conscientes del papelón y ridículo que hacen cuando terminan equivocándose, perdiendo toda credibilidad (si alguna vez la tuvieron)? ¿son conscientes de la situación de irrealidad en la que pueden caer las gentes de sencilla fe? ¿son conscientes del daño que pueden hacer?>
(2) Para desbaratar el error y frustrar las maquinaciones de los ilusionistas proféticos.
(3) Mt. 24, 36
(4) El problema actual es que cualquier indocumentado –sin estudios, formación ni titulación adecuada- se cree con derecho a aleccionar e iluminar –tal como hacen algunos, como Antonio Yagüe- al resto de los pobres mortales, que andamos en la oscuridad. Y corren de un lado para otro dando conferencias, orgullosos de ser los únicos -escogidos por Dios- que han sabido desentrañar el código cifrado que, supuestamente, el mismísimo Dios ha dado a la humanidad para su redención.
(5) Lc. 21, 26
(6) 2Ped. 1, 19
(7) Indagué en los libros, en las palabras del Señor al profeta Jeremías. Y volví mi mirada a Dios implorándole con oraciones, Dn. 9, 2-6
(8) Lc.12, 54-56
(9) Jn. 14, 2-3
(10) No reconocidas no quiere decir rechazadas. Las rechazadas son aquellas sobre las que la Iglesia se ha pronunciado oficialmente y de forma infalible en contra de ellas. Las no reconocidas, por lo tanto, son aquellas sobre las que la Iglesia no se ha pronunciado ni a favor ni en contra.
(11) Una modalidad de estudio profético es la denominada Astronomía Sagrada. Inventada por el Sr. Antonio Yagüe, plantea una sugerente y fascinante idea: si los Reyes Magos, investigando las escrituras y escudriñando los cielos, pudieron deducir que el Salvador había nacido, lo mismo se podría hacer para la segunda venida de Cristo; dado que el cielo proclama Gloria de Dios, el plan Divino sobre el ser humano y transmite la Noticia (Salmo 19).Pero el Sr. Yagüe une astronomía y astrología y lo mezcla con el estudio de las profecías bíblicas y privadas, incluidas algunas declaradas por la Iglesia como falsas, por ejemplo las de Peñablanca en Chile. Es decir, no le importar la posición de la Iglesia sobre unas y otras. De esta coctelera profética el Sr. Yagüe llega a conclusiones del todo disparatadas, especialmente en cuanto a cronología.Por ejemplo, dio como fecha del comienzo de la gran crisis bélica mundial (que lleva a la guerra de Gog y Magog) el 23 de julio de 2016 (según profecía de Peñablanca). Para esta fecha el estado de Israel e Irán deberían haberse liado a lanzarse cohetes nucleares, afirmando que estallarían hasta 6 bombas atómicas. Obvio es que ese día y en posteriores no ha pasado nada. En contacto con él, el mismo día 23 de julio, le di la oportunidad de retractarse, intenté razonar con él sobre este disparate y le propuse que replantease algunos aspectos de su hipótesis profética dado que, llevada a la práctica, fallaba en algunos datos fundamentales como éste. Pero este autor, impertérrito, no quiso ni oír hablar de fallos y errores en su hipótesis (actitud bien poco científica).La segunda fecha importante en su hipótesis era el 24 de agosto de 2016. Según Yagüe, ese día el príncipe de Gog, desde el país de Magog (supuestamente Rusia) debería iniciar un ataque contra Israel (supuestamente el verdadero Israel, los cristianos de Europa Occidental). Esto es, el 24 de agosto de 2016 Rusia y China más una alianza musulmana deberían atacar por sorpresa Europa occidental. Indudablemente no ha pasó nada de esto y se lo hice ver, y volví a proponerle que replantease su estudio y conclusiones en todo o en parte. Nuevamente no quiso ni oír hablar que él, uno de los escogidos por Dios para desvelar al mundo el código salvífico de las estrellas (se me entienda la ironía), errase en sus profecías.Desde luego este Sr. ha quedado totalmente desacreditado (si es que alguna vez tuvo crédito). La próxima debacle que se avecina en todo el montaje profético -para incautos- del Sr. Yagüe es el 13 de noviembre de 2016, día que –afirma- es el del Aviso, del cual la Virgen María habla en Garabandal y Medjugorge. No lo duden ustedes, nuevamente será todo un fiasco. No puedo entender que parroquias y comunidades católicas sigan llamando a este señor para dar conferencias sobre su montaje profético, que se ha comprobado falso. Y no entiendo que ninguna autoridad eclesiástica diga nada al respecto, como en su día algunas autoridades eclesiásticas hicieron con Eduardo López Padilla (por lo menos en Valencia).(12) Los que llamo profetas de los últimos tiempos suelen caer en el Milenarismo –herejía condenada por la Iglesia- y, por ello, la propagan.
(13) Para la síntesis expuesta de los siguientes puntos me baso en las visiones y profecías reconocidas por la Iglesia de: Isabel Canori (1820-1821), Catalina Emerich (1813-1824), La Salette (1848-1858), Lourdes (1858), Fátima (1917), Santa Faustina Kovalsca (1936-1938), Akita (1973-1974).