Los que dicen defender a las mujeres han atacado con rabia a una periodista católica italiana por defender sus valores y atreverse a proponerlos para mejorar el mundo. Esos, callan sobre los imanes que explican cómo poner orden en casa con verdadera violencia y hasta fomentan la expansión del islam en nuestra tierra para complicar aún más las cosas...
Los que dicen defender la libertad de expresión han pedido censurar un libro en el que en clave de humor se explican las nociones básicas que, ya se desconozcan, ya se desprecien, fundamentan familias sólidas y unidas. Esos, callan sobre la utilización de las mujeres en la prostitución y hasta fomentan la pornografía más salvaje donde la mujer y el hombre se utilizan para un negocio denigrante...
Los que dicen defender la libertad religiosa han atacado a toda una fe que sencillamente quiere expresarse en libertad y sólo pide espacios de respeto. Esos, que se justifican atacando épocas pasadas, imponen su propia concepción religiosa del mundo, a saber, el laicismo radical que hace del odio al cristianismo una auténtica fe, con sus ritos y sus normas...
Los que desprecian la moral sexual de la Iglesia católica y la ridiculizan no soportan a quienes la defienden y quieren vivir de acuerdo con ella. Esos, son los principales responsables de un mundo infeliz lleno de matrimonios rotos, hijos con padres y madres de temporada y familias destrozadas; un mundo en el que se baten récords de enfermedades psicológicas relacionadas con obsesiones sexuales...
Gran favor le han hecho a la periodista italiana. No hay nada como que hablen mal de ti para vender una obra y la polémica siempre te favorece. Su libro Cásate y se sumisa ha sido un best seller en Italia y en España lo será sin duda.
Como no han leído el libro no saben que es en clave de humor. Como se han centrado en el título no han entrado de lleno a intentar saber qué dice. Como se han cegado en su ataque han silenciado que la escritora ha publicado otro dirigido a las hombres: Cásate y da la vida por ella. Lo peor de esta sociedad no es que haga el mal, sino que cree que tiene razón. La opinión es todo su conocimiento. Estamos rodeados de personas canonizadas por sí mismas que se han subido a sus propios altares del laicismo. Lo que más inquieta es que su ataque no a la religión, sino a la religión católica, tiene un toque ciertamente religioso. Una especie de adoración y exaltación del mal. Por eso ya no tienen ni sentido del humor.
Blas Piñar Pinedo
Publicado originalmente en El Alcalde de Zalamea