Sí, Ollanta Humala es un indigenista amigo de Chávez que reivindica el imperio inca, y Keiko Fujimori es la hija de un dictador, pero... ¡se han declarado en contra del aborto y del matrimonio homosexual! Y eso les ha dado votos.
En el momento en que me voy a dormir, los datos de las elecciones presidenciales de Perú dan como priemros clasificados a Ollanta Humala, Keiko Fujimori y Pedro Pablo Kuczynski. Dos de ellos pasarán a la segunda vuelta. El ex presidente Alejandro Toledo, apoyado por Mario Vargas Llosa, queda en cuarto lugar.
Hace unos meses, Toledo era el gran favorito en las encuestas, con más del 30% de los votos. Su reelección se dbaa como segura entonces, ya que en la segunda vuelta podría captar los de Kuczynski, que fue primer ministro suyo, los de Luis Castañeda, ex alcalde de Lima, y hasta algunos de Keiko Fujimori. Sin embargo, en las semanas anteriores a las elecciones empezó a retroceder, hasta ser superado por Humala y Fujimori.
Entre los factores que han derrotado a Toledo hay varios que sin duda será ignorado en la prensa de estos días: el aborto, el gaymonio,la adopción de niños por homosexuales y la legalización de las drogas.
En enero, Toledo y el jefe de su campaña, Carlos Bruce, hicieron declaraciones en las que se pronunciaban a favor de legalizar el aborto, el matrimonio homosexual, el consumo de drogas... La que se montó fue de antología. Los demás candidatos, en especial los que parecen haber pasado a la segunda vuelta, se desmarcaron de esos compromisos. Y tanto la Iglesia como los grupos de católicos y de otras confesiones comenzaron una campaña para obtener de los candidatos a presidente y congresista promesas a favor de la cultura de la vida.
Por ejemplo, todos los candidatos, incluso Toledo, visitaron al cardenal Cipriani, arzobispo de Lima, y se declararon contrarios al aborto. Kuczynski llegó a firmar ante notario un compromiso ético en contra del aborto y del matrimonio homosexual. Castañeda se retractó (sic) ante un pastor evangélico. Y muchos candidatos al Congreso prometieron proteger la familia.
Si el voto pro-vida estuviera tan movilizado en España como en Perú, alguien que ya se ve en La Moncloa podría llevarse un susto.
Pedro Fernández Barbadillo
Publicado originalmente en Bokabulario