Un nuevo espíritu misionero y martirial

Para los que están considerando dar el paso, ha llegado el momento. Los que ya dieron el paso hacia Roma o están pensando si deben hacerlo ahora son los que plantarán esas semillas y pondrán esos cimientos. Si eres un sacerdote o un laico anglicano, no pienses en lo que vas a dejar. Piensa en lo que estás plantando para el futuro.

¿Qué hará falta para que tenga éxito el Ordinariato Personal para los anglicanos de Benedicto XVI?

En primer lugar y antes que nada, creo que lo que se requiere es un “cambio de paradigma” por parte de los anglicanos. A menudo, se cree que Roma está fosilizada, que carece de imaginación y que es inflexible y legalista. Tanto el Papa Juan Pablo II (“Sed generosos con ellos”) como, ahora, Benedicto XVI han demostrado exactamente lo contrario. Han desarrollado iniciativas muy atrevidas. Han dado un paso adelante con fe y han realizado ofrecimientos sorprendentemente generosos. Han corrido riesgos por la unidad de la Iglesia. Como sucesores de Pedro y núcleos de unidad, es parte de su trabajo hacerlo y se lo han tomado muy seriamente.

Ahora, esperamos la respuesta de los anglicanos. Muchas personas tendrán que enfrentarse a grandes dificultades y aquí es donde se hace necesario el cambio de paradigma. Se necesitarán dos cambios radicales en la forma de entender las cosas. El primero de estos cambios es un nuevo espíritu misionero. En lugar de verse como miembros de una iglesia oficial, culta y bien financiada, los clérigos anglicanos y las personas que defienden la fe tradicional tendrán que recrearse como un pueblo ante todo misionero.

Para responder al ofrecimiento del Santo Padre, podrían tener que dejar sus edificios. Quizá tengan que contentarse con un comedor, un salón de actos o una iglesia prestada o abandonada para sus celebraciones. Los sacerdotes podrían tener que perder su salario  y desempeñar otros trabajos en los comienzos de su ministerio (la Constitución Apostólica prevé esta posibilidad). Los sacerdotes tendrán que ser verdaderos líderes y podrían tener que empezar de nuevo y “plantar una iglesia”. Quizá sea posible hacer esto con un resto de los fieles de la parroquia que dejen o podrían tener que mudarse a otra zona del país o incluso del mundo para servir a una parroquia de fieles con la misma mentalidad.

El nuevo espíritu misionero también tendrá que ser parte del salto de fe de estas personas, ya que tendrán que trabajar duro y emplearse a fondo para financiar el Ordinariato Personal. Habrá que hacer sacrificios. Tendrán que encontrar la forma de pagar a su sacerdote y mantener a su familia. Si poseen edificios, puede que tengan que entregar las llaves de los mismos al ordinariato. Si utilizan una forma de gobierno federal o congregacionalista, podrían tener que sacrificar parte de su poder (si bien la Constitución prevé una forma de gobierno conciliar para el ordinariato).

Al hacer todo esto, estarán imitando lo que nuestros antepasados hicieron en diversas épocas. Es más, estarán siguiendo los pasos de las valientes familias que mantuvieron viva la fe en Inglaterra durante la persecución legal contra el catolicismo. Estarán siguiendo los pasos de los aquellos valientes, humildes y trabajadores sacerdotes de los barrios bajos del movimiento de Oxford, en la época victoriana. Ellos también dieron un paso hacia delante y sufrieron incomprensión y persecución por su fe. Fueron a los lugares a los que nadie más quería ir y soportaron la pobreza y las dificultades por nuestra fe gloriosa. Estarán siguiendo los pasos de los grandes jesuitas misioneros, de los apóstoles y de los grandes santos católicos.

Esto nos lleva al segundo cambio de mentalidad que se  necesitará. Odio ser un profeta de calamidades, pero todos los indicios señalan hacia una creciente antipatía contra la fe católica en Europa occidental y en los Estados Unidos. Quizás las cosas aún no estén muy mal, pero podrían empeorar, a corto o a largo plazo. Creo que Benedicto XVI piensa que la Iglesia seguirá haciéndose más pequeña y seguirá estando en conflicto con una sociedad cada vez más secular y agresiva. Creo que prevé que las pequeñas comunidades de fe de todo tipo serán como una luz brillante en un mundo cada vez más oscuro y que las pequeñas comunidades anglocatólicas serán parte de esa constelación.

Si así fuera, la suya es una visión verdaderamente benedictina, porque el primer Benito marchó al desierto con sus monjes en una época en la que las luces se apagaban en toda Europa. Vivieron en paz. Vivieron vidas de estudio, plegaria y trabajo. Mantuvieron la luz encendida y plantaron las semillas del gran florecimiento de la Cristiandad en la Edad Media.

Para los que están considerando dar el paso, ha llegado el momento. Los que ya dieron el paso hacia Roma o están pensando si deben hacerlo ahora son los que plantarán esas semillas y pondrán esos cimientos. Si eres un sacerdote o un laico anglicano, no pienses en lo que vas a dejar. Piensa en lo que estás plantando para el futuro.

Finalmente, según mi experiencia, cuando Dios derrama sus gracias sobre nosotros, lo que tenemos que hacer en primer lugar (como buenos surfistas) es encontrar la ola, después colocarnos bien y, por último, cabalgar sobre ella. Sólo con que nos movamos un poco para colaborar con la gracia de Dios, dicha gracia se multiplica. Nunca podremos ganar a Dios en generosidad. No somos capaces de prever los frutos de nuestra obediencia, pero sabemos que Dios toma nuestro pequeño acto de obediencia y lo convierte en algo magnífico y mucho mayor de lo que podemos ver. Por otra parte, rechazar una gracia ofrecida es rechazar al Espíritu, con lo que el alma tiene que contentarse con sus propios recursos, ya que ese momento de gracia puede haber pasado para siempre.

Un obispo católico me preguntó hace tiempo qué cualidades buscaría en un converso que solicite ser ordenado. Le dije que la preparación, la educación y la experiencia eran importantes, pero secundarias en comparación con otra cualidad que es más difícil de evaluar. Me preguntó por esa cualidad y le respondí: “Que sea un hombre capaz de caminar en la fe y no en la visión”. Tiene que ser capaz de avanzar sin saber lo que le deparará el futuro, confiando en la Divina Providencia. Debe tener un espíritu misionero y martirial. Si lo tiene o incluso si quiere tenerlo, es un buen candidato, porque eso es lo que se necesitará para que tenga éxito esta gran aventura.

P. Dwight Longenecker, sacerdote

Traducción de Bruno Moreno Ramos

6 comentarios

Este precioso artículo nos incita a rezar mucho por los anglicanos que entran y entrarán en la Iglesia Católica. Realmente para tomar ese camino han de tomar una cruz no pequeña y seguir a Cristo, "perdiendo la vida", para ganarla. Todo lo podrán en Aquel que les conforta. Oremos.
13/11/09 8:02 PM
Pedro Rodriguez Ocampo
Si Yo puedo colaborar estoy desde ahora dispuesto a animar en todo. Sobre todo sabiendo que son TRADICIONALES.

¡Cuenten en todo con un servidor!


Pedro Rodrìguez Ocampo.
[email protected]
13/11/09 10:12 PM
Luis P. Escacena
Es justamente como dice el padre Longenecker: Hombres capaces de caminar en la fe y no en la visión. Bien cierto es que Benedicto XVI piensa, porque lo ha dicho, que la Iglesia seguirá haciéndose más pequeña y más acosada, encarnada en pequeñas comunidades muy vivas. Por otro lado, lo de que Roma, lejos de estar fosilizada y ser inflexible y legalista, ha realizado un ofrecimiento a los anglicanos tradicionales sorprendentemente generoso,me parece una observación muy lúcida y me llena de satisfacción: Es obra digna del Espíritu Santo que no escatima sus gracias en lo tocante a la unidad, el más preciado bien de la Iglesia.
13/11/09 10:30 PM
Lola
Muchas gracias por el artículo. Un saludo desde A Coruña.
14/11/09 7:22 PM
Por dificultades que tengan la fuerza del Espíritu Santo les acompañará y exhortará, rezaremos incansablemente por ellos, una gran familia les acoje y brinda su apoyo y oración.
14/11/09 8:24 PM
marcelino Britez P
caminar con fe,y no por la vision solamente,la vocacion es ser misionero martirial,creo que esto es cierto y me gusta,ojala tengamos esa fuerza de Dios,y cumplirlo con obediencia,como Dios quiera,tanto laicos como consagrados,para la mayor Gloria de nuestro creador,amen.
31/05/12 3:55 AM

Dejar un comentario



Los comentarios están limitados a 1.500 caracteres. Faltan caracteres.

No se aceptan los comentarios ajenos al tema, sin sentido, repetidos o que contengan publicidad o spam. Tampoco comentarios insultantes, blasfemos o que inciten a la violencia, discriminación o a cualesquiera otros actos contrarios a la legislación española, así como aquéllos que contengan ataques o insultos a los otros comentaristas, a los bloggers o al Director.

Los comentarios no reflejan la opinión de InfoCatólica, sino la de los comentaristas. InfoCatólica se reserva el derecho a eliminar los comentarios que considere que no se ajusten a estas normas.