El día 28 de noviembre de 1982, el entonces Papa Juan Pablo II, hoy San Juan Pablo II, erigió el Opus Dei en Prelatura Personal, con el nombre de la Santa Cruz y Opus Dei, así como la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz, mediante la Constitución Apostólica Ut sit, que tomaba su nombre de una jaculatoria tantas veces repetida por Josemaría Escrivá de Balaguer, hoy San Josemaría.
Entre otras cosas disponía que el Ordinario propio de la Prelatura fuera su Prelado, que la Prelatura dependiera de la Sagrada Congregación para los Obispos, y que cada cinco años el Prelado hubiera de presentar al Romano Pontífice, a través de la Sagrada Congregación para los Obispos, un informe sobre la situación de la Prelatura y del desarrollo de su trabajo apostólico.
Su Santidad el Papa Francisco I, mediante Motu Proprio Ad charisma tuendum, de 14 de julio de 2022, cuyo objetivo en ella expresado es «confirmar a la Prelatura del Opus Dei en el ámbito auténticamente carismático de la Iglesia…», modificaba algunas de las disposiciones de la Constitución Apostólica mencionada: la Prelatura pasa a depender del Dicasterio del Clero y el preceptivo informe será presentado anualmente. Dispone además que: «es necesaria una forma de gobierno basada más en el carisma que en la autoridad jerárquica. Por lo tanto, el Prelado no será distinguido, ni susceptible de ser distinguido, con el orden episcopal». Naturalmente, el motu proprio requiere que los Estatutos de la Prelatura sean convenientemente adaptados.
Diversos motivos causaron en mi estupefacción. Entendía yo que la Constitución era más acorde con el espíritu que su fundador vio para la Obra, que las modificaciones introducidas por el motu proprio, porque nunca había reparado yo en el carácter carismático de la Obra.
Un amigo, siempre bien informado me dio una explicación que me sacó de mi perplejidad: hay un error en el motu proprio. (gran sorpresa). Sí, en el título: sustituye el verbo tuendum, por delendum, o tollendum, (hay más posibilidades) y lo verás claro. Y se hizo para mí la luz.
El llmo. y Rvdmo. Señor Obispo de Barbastro-Monzón, don Ángel Pérez Pueyo, en perfecta comunión con Roma, que es condición indispensable para que un obispo sea considerado verdaderamente católico, ha dispuesto el nombramiento de don José Mairal Villellas, sacerdote diocesano, como rector de Torreciudad, y la consiguiente destitución del actual rector don Ángel Lasheras. Lo hace «siempre con la voluntad de ahondar en el camino sinodal», con el objetivo de «regularizar su situación canónica (de Torreciudad) con la diócesis», a tenor del canon 557.1, y ante el silencio de la Prelatura sobre la petición episcopal «de que propusiera una terna de sacerdotes para efectuar el nombramiento de rector.
Nueva estupefacción. Pensaba yo que Torreciudad era un templo de la Prelatura, con la condición jurídica de oratorio, erigido con la venia del entonces obispo de la diócesis, que la propiedad del templo era de la Fundación canónica Nuestra Señora de los Ángeles de Torreciudad, y que el canon 297 establecía que los estatutos determinan las relaciones de la Prelatura con los Ordinarios en cuyos territorios ejerce sus labores pastorales, como siempre, con el previo consentimiento del obispo. Sabía yo que el nombramiento de rector y la designación de sacerdotes que se encargan de la atención pastoral se ha hecho, desde sus orígenes, por el Vicario Regional de la Prelatura, siendo obispos de aquella Sede los Ilmos. y Rvdmos. Señores don Ambrosio Echevarría Arroitia, don Juan José Omella Omella, don Alfonso Millán Sorribas y el propio don Ángel Pérez Pueyo. Sé también que algunos tienen las más variadas explicaciones sobre el asunto, incluso económicas, pero no me parecen adecuadas ni suficientes, dada su gravedad.
La diócesis de Barbastro-Monzón tiene algo menos de 90.000 habitantes, cuenta, según la página web de la Conferencia Episcopal Española, con 251 parroquias, atendidas, según la página web de la diócesis, por 34 sacerdotes diocesanos y 23 sacerdotes no diocesanos y religiosos. Es decir, que cada sacerdote, con una edad media bastante elevada, ha de hacerse cargo de más de cuatro parroquias, además de cubrir las dignidades capitulares y canonjías, y los cargos de la Curia episcopal. Desconozco los datos relativos a su Seminario.
El designado nuevo rector de Torreciudad, don José Mairal Villellas, que, salvo error en mis datos, tiene una edad de 87 años, es Vicario judicial, canónigo, párroco de La Puebla de Castro y su grupo (Bolturina-Ubiergo, Secastilla), y Consiliario de la Cofradía de San Ramón del Monte. Nada que los nuevos medios de comunicación no puedan vencer: en menos de 40 minutos en automóvil, el párroco, cuyo vigor juvenil y máximo celo pastoral no pongo en duda, puede recorrer sus parroquias, y, desde su domicilio a la sede episcopal, no se invierten más de 25 minutos.
Perplejidad creciente. Nuevamente mi bien informado amigo me lo explica: Torreciudad ha recibido en 2022 unos 190.000 visitantes registrados, un 85% nacionales; el resto, de 51 países, especialmente Portugal, Estados Unidos y Polonia. Además del uso de las redes sociales y la difusión digital de contenidos relacionados con Torreciudad, las retransmisiones en streaming de la Misa, el Rosario y el Ángelus han superado en ese año 575.000 visualizaciones, desde 34 naciones, y los videos para el rezo del rosario superan las 620.000 reproducciones.
¿Lo ves? Y se hizo para mí la luz. Pues nada, siga su Ilustrísima ahondando.
En lo que a mí se refiere, aunque mi filial colaboración no significa nada, sigan contando conmigo y con el apoyo que sus fundadas decisiones merecen.
Vicente Ángel Álvarez Palenzuela.
Catedrático de Historia Medieval.