La «terriblez» del ángel

La «terriblez» del ángel

¿Quién habla hoy en la Iglesia de estas realidades misteriosas? ¿No están ausentes de la predicación y la catequesis? ¿Quién cree en ellas? El Símbolo de la fe afirma que un solo Dios, Padre Omnipotente, es el «Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible»; es decir, también del mundo de los ángeles.

Es bien conocida la presencia y la importancia que tiene la figura del ángel en la obra poética de Rainer Maria Rilke. Presento un ejemplo elocuentísimo. La primera de las Elegías de Duino (Duineser Elegien) comienza aproximadamente así (cito de memoria): «¿Quién me oiría en la multitud de los ángeles si yo gritara?». Y también, a continuación: «Si un ángel nos estrechara contra sí nos destruiría por su existencia más fuerte» (seine stärkeren Dasein). Allí afirma, entonces, que «todo ángel es terrible» (jeder Engel ist schrecklich). Terrible, es decir, que causa terror, difícil de soportar, atroz, muy grande. No se lo puede mirar, sino que ante él se baja la cabeza.

El poeta, con su obra, de una belleza sobrecogedora, nos invita a asumir hoy la realidad misteriosa del mundo invisible porque Dios, como confesamos en el Credo niceno, es el «Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible». Pero una antropología pretensiosa, en el pensamiento moderno, ha llevado al materialismo y al ateísmo. Solo existiría lo que se puede ver y tocar.

La Tradición bíblica, desde el Antiguo Testamento, y su desarrollo propiamente cristiano, ha llevado a creer sinceramente en los ángeles, y a dedicarles nuestra devoción como compañeros en la alabanza de Dios, tal como se expresa cabalmente en el final de los prefacios de las misas. Desde niños se nos ha inculcado (así lo ha hecho la Iglesia de siempre) la convicción de que un ángel nos acompaña, personalmente, a cada uno. Basta recordar la bella oración: Angele Dei qui custos es mei, me tibi commíssum pietáte supérna, illumina, custodi, rege et guberna. Al «Ángel de la guarda» le pedimos luz, protección y orientación. Esa cercanía no anula su terriblez, como que estamos tratando con habitantes de otro mundo, el superior, al cual solo podemos acercarnos temblando.

En la teología católica se puede justificar la afirmación poética: «Todo ángel es terrible». Santo Tomás de Aquino lo presenta en su tratado de los ángeles en la Suma Teológica. Sobre todo en la cuestión 50, artículo 4. Los ángeles no están constituidos por materia y forma, sino que son seres puramente espirituales, y difieren en la especie: cada uno de ellos es una especie. No hay dos ángeles de la misma especie, como los seres humanos; cada uno de nosotros no es la especie humana, sino un individuo de ella. Cada ángel es una especie, un mundo, ante el cual el hombre se pierde.

Rilke en su obra poética muestra la soledad humana, y su postura de admirada veneración de la realidad angélica, que es otro mundo, el invisible, otro modo de existencia en la creación. La fe bíblica –judeo-cristiana-, presenta como certeza la realidad angélica. San Agustín ha observado que estos seres creados por Dios para su servicio son espíritu, y solo corresponde llamarlos ángeles cuando son enviados a los hombres portando un mensaje divino, o según la misión recibida, para hacer presente a Dios. Así corresponde según el sentido del término griego ángelos (en realidad, en lugar de la n hay dos gamma). El verbo correspondiente es angélo, que significa «hacer oficio de mensajero», «llevar un mensaje», y también «declarar».

La tradición bíblica, continuada en la liturgia eclesial, establece que el universo angélico consta de nueve coros; varios de ellos son invocados al final de los prefacios de las misas, para aclamar al Dios tres veces Santo; el cristiano que celebra la Eucaristía se une a ellos para proclamar y adorar la santidad de Dios («¡Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios de los ejércitos; llenos están el cielo y la tierra de tu gloria!»).

Los serafines son los espíritus que constituyen el primer coro; su actividad es el amor contemplativo y ardiente de Dios, que es fuego abrasador.

Los querubines se caracterizan por la plenitud de la ciencia; también orientada a la contemplación. Se llaman tronos a los espíritus que conocen las razones de las obras divinas. Las dominaciones descubren que las cosas constituyen un sistema (lo cual permite reconocer la sabiduría del Creador). Los ángeles que ocupan o constituyen el último coro son los que están en comunicación continua con el mundo, al cual son enviados para manifestar los planes de Dios.

En el Antiguo Testamento, la presencia del ángel suele ser identificada como el ángel del Señor, que es el Señor mismo, a quien el ángel hace presente. No me es posible detenerme ahora en un estudio de la presencia angélica en la Primera Alianza; me limito a algunos textos del Nuevo Testamento, en especial los Evangelios, donde se expresa la relación de los ángeles con Jesús.

Es precisamente en el servicio de Cristo donde encontramos la terriblez de la naturaleza y del oficio de los ángeles. Los discípulos del Señor no pueden posar la mirada en ellos. Los ángeles anuncian la resurrección de Cristo; aparece en el relato de Marcos como un joven (neanískos) sentado a la derecha del sepulcro vacío, vestido de blanco (stolēn leukēn). Las mujeres que habían ido al sepulcro quedaron conmovidas y horrorizadas (ekthambeisthe). El ángel las tranquiliza: «no se asusten» (mē ekthambeisthe). En el Evangelio de Mateo la resurrección de Jesús se expresa como el descenso del ángel del Señor desde el cielo (angelos gar Kyriou katabas ex ouranou), que aparta la gran piedra que cerraba el sepulcro, y se sienta sobre ella (Mt 28, 2). La terriblez del ángel se expresa en su aspecto, que es como un rayo (ōs astrapē), y su vestido como la nieve, de una blancura deslumbrante. Según el relato joánico, la Magdalena vio en el sepulcro dos ángeles vestidos de blanco, sentados como en el lugar de la cabeza, y otro en el de los pies, donde había sido puesto el cuerpo de Jesús, como midiendo su ausencia. Solícitos le preguntaron: Mujer, ¿por qué lloras? (Jn 20, 13) (Gynai, ti klaieis?).

Además de los relatos de la resurrección, otros pasajes de los Evangelios presentan ángeles al servicio de Jesús. Por ejemplo, en el episodio de la tentación en el desierto. En la tercera tentación (según Mateo es la segunda), el diablo cita el salmo 90 (91): Invita al Señor a arrojarse al vacío desde el pináculo del templo de Jerusalén. El Salmo presenta la confianza de quien habita bajo la protección del Altísimo, a la sombra del Omnipotente. La promesa es: «Envió a sus ángeles para que te cuiden en todos tus caminos». Jesús sabe, por supuesto, que eso puede cumplirse, pero tal espectáculo sería contrario a su condición encarnada de obediente al Padre.

En Mateo 4, 11 se dice que acabadas las tentaciones, los ángeles se acercaron para servirlo (angeloi prosēlthon kai diēkonoun auto). El breve relato marcano afirma que en el desierto, durante las tentaciones, Jesús «vivía entre las bestias y los ángeles le servían» (kai ēn meta tōn thēriōn, kai hoi angeloi diēkonoun autō). La oración en el huerto de Getsemaní, después de la Última Cena es, según Lucas, una agonía, con sudor de sangre (ōsei thromboi aimatos katabainontes epi tēn gēn), pero se le apareció un ángel que lo confortaba (ōphthē de autō angelos ap ouranou enischuōn auton) (Lc 22, 43). Por último, me interesa citar la escena de la Ascensión del Señor, que puede leerse en los Hechos de los Apóstoles. Jesús se despidió de los once, les dio el mandato de la evangelización universal: «ser testigos» suyos (la martyría) y, ante sus ojos se fue elevando al cielo hasta que una nube lo ocultó a su mirada. Entonces dos varones vestidos de blanco (la clásica presentación de los ángeles) les dicen que dejen de mirar hacia arriba, que el Jesús que acaba de serles arrebatado, volverá como lo vieron subir (eléusetai) (Hch 1, 11).

Muchas otras manifestaciones angélicas preparan o rodean el misterio de la Encarnación. Por ejemplo, la aparición a Zacarías para comunicarle el nacimiento de Juan, el futuro Bautista. No deja de observarse la reacción de Zacarías ante la terriblez del ángel: «Se turbó» y quedó con gran temor (etarachthē zacharias idōn kai phobos epepesen ep auton) (Lc 1, 12). El anuncio a María registra simplemente la perplejidad de la jovencísima Virgen: se turbó (dietarachthē) ante el saludo del ángel Gabriel que la declaraba kecharitōmenē, perfectamente agraciada, llena de gracia. Se quedó, así, pensando en el significado del saludo (dielogizeto) (Lc 1, 29). El ángel la tranquilizó: «no tengas miedo» (mē phobou) (Lc 1, 30). Todavía la lúcida Virgen plantea una objeción al anuncio angélico de que sería la Madre del Hijo del Altísimo: «¿cómo será esto, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?». Traducción correcta, popularmente comprensible del hebraísmo: «no conozco varón» (andra ou ginōskō) (Lc 1, 34). Entonces, el ángel Gabriel le revela el misterio de la concepción y nacimiento virginales, por obra del Espíritu Santo. Sigue la humilde aceptación: «que se cumpla en mí lo que has dicho» porque «soy la servidora (esclava) del Señor» (Idou hē doulē Kyriou) (Lc 1, 38).

En el contexto del nacimiento de Jesús, hay que señalar el papel de los ángeles en el anuncio a los pastores: el ángel del Señor, en toda su terriblez, apareció de pie junto a ellos y la gloria (dóxa) del Señor los rodeó con su luz; como correspondía, se espantaron (ephobēthēsan phobon megan) (Lc 2, 9). Los calma la clásica fórmula: «no teman» (mē phobeisthe); entonces se precipita la presencia, junto al ángel mensajero, del ejército celestial, plēthos stratias ouraniou (Lc 2, 13), para alabar a Dios con el ¡Gloria!, que nosotros repetimos en la Misa. Esa alabanza nuestra, cuando la recitamos en la celebración eucarística según está indicado, se une a la terriblez de los ángeles que se asoman a la tierra (Lc 2, 13s). No es mi intención –no cabría en los límites de un artículo- citar exhaustivamente los textos que indican la mensajería angélica a la Tierra. Solo me permito, y me complazco, en una cita más tomada de los Hechos de los Apóstoles. Allí se registra una persecución de Herodes a la Iglesia naciente. Buscando complacer a los judíos, encarceló a Pedro. La escena presenta al jefe de los Apóstoles durmiendo entre dos soldados que lo custodiaban. El ángel del Señor (ángelos Kyríou) se hizo presente en el calabozo, y lo llenó de luz, sacudió a Pedro, lo hizo vestir y calzar mínimamente, y le mandó seguirlo; el Apóstol lo hizo, creyendo que todo era una visión subjetiva suya. Pasaron los puestos de guardia y, al llegar a la puerta que llevaba a la ciudad, esta se abrió automatē (Hch 12, 10). Ya fuera, Pedro reconoció que todo era real, y se dirigió a la casa de María, madre de Marcos, donde la comunidad reunida oraba por él. Llamó a la puerta, y salió a abrir una muchacha llamada Rodé, que al reconocer la voz de Pedro no abrió la puerta, sino que llena de alegría volvió al interior para anunciar la presencia del Apóstol. Los que estaban adentro le dijeron: «estás loca; debe ser su ángel» (ho angelos estin autou) (Hch 12, 15). Traigo a consideración este dato porque vale para afirmar la doctrina: cada discípulo tiene su ángel, la doctrina del Ángel de la Guarda. En el mismo contexto se narra la muerte de Herodes, que se presentaba como un dios, usurpando la gloria divina: epátaxen autón ángelos Kyríou (Hch 12, 23), lo hirió el Ángel del Señor, y murió comido por gusanos.

Santo Tomás, que conocía muy bien la Sagrada Escritura, se sintió obligado a interpretar las apariciones de los ángeles que se presentaban con aspecto humano; son vistos por todos según una visión corporal, que está fuera del vidente, como una presencia objetiva; lo que los videntes ven no es otra cosa más que un cuerpo. Ahora bien, los ángeles son seres puramente espirituales, no tienen un cuerpo naturalmente unido a ellos. La solución que el Aquinate encuentra y expone en su tratado de los ángeles, en la Suma Teológica (I. q.52 a.2c) es que asumen un cuerpo. Asumen cuerpos por nosotros, para que conversando familiarmente con ellos (habría que añadir; una vez superada la conmoción que causa la terriblez) demuestran la sociedad inteligible que los hombres esperan alcanzar, con ellos, en la vida futura. En la respuesta a la primera objeción responde que en el Antiguo Testamento los ángeles asumieron cuerpos como un indicio en figura de que el Verbo de Dios asumiría, realmente, un cuerpo humano.

¿Cómo puede explicarse la asunción de un cuerpo por el ángel? En la respuesta a la segunda objeción que se plantea, I. 52, 2 ad 2, Tomás aventura: por el poder divino se forma en los ángeles un cuerpo sensible, que sea útil para representar las facultades inteligibles. ¿De dónde sale, o cómo se forma el cuerpo asumido? Lo asumen del aire, que condensado por el poder divino puede adquirir figura y color, como las nubes. Los sentidos de un cuerpo representan las facultades espirituales del ángel; por ejemplo, por los ojos se designa el poder cognoscitivo del ángel, y por los otros sentidos, otras facultades. En la respuesta a la cuarta dificultad (ad 4) dice que, propiamente, los ángeles no hablan por medio de los cuerpos asumidos, sino que se trata de algo semejante al hablar; se forman en el aire sonidos que son semejantes a las voces humanas. Por supuesto, no estamos obligados a aceptar estas curiosas explicaciones del siglo XIII, pero es de admirar el esfuerzo por explicar, dar razón de los datos de la Escritura.

Los ejemplos que he presentado de los Evangelios, y los otros textos, muestran que la afirmación de Rilke: «todo ángel es terrible» procede no sólo de una arbitraria imaginación poética, sino que tiene su base bíblica, en la fe cristiana.

¿Quién habla hoy en la Iglesia de estas realidades misteriosas? ¿No están ausentes de la predicación y la catequesis? ¿Quién cree en ellas? El Símbolo de la fe afirma que un solo Dios, Padre Omnipotente, es el «Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible»; es decir, también del mundo de los ángeles. La Iglesia actual continúa entrampada en el dominio de la Razón Práctica, en un moralismo jesuítico de inspiración kantiana. Agradezcamos a Rilke la penetración y actualidad de su poesía.

 

+ Héctor Aguer

Buenos Aires, lunes 4 de julio de 2022.
Memoria de Santa Isabel de Portugal.-

 

19 comentarios

Juan L.
Qué bellísimo estudio y que desconocida realidad. Se goza y se ensancha el alma al contemplar estás páginas escritas, miniadas, con letra de gracia transparente.
5/07/22 1:26 PM
M. A.
Siempre me es muy grato leer sobre los ángeles. Y me encanta Rilke, quizá ha sido el título el que me ha lanzado ala lectura.
Me ha gustado mucho la reflexión que ha hecho sobre ellos y supongo que a mi custodio también. Le envío un salido con él.



5/07/22 2:26 PM
hornero (Argentina)
Cuando le es permitido al Pastor cierta tranquilidad, silencio y apartamiento del mundanal barullo, se pueden considerar, meditar y reflexionar cuestiones eminentes como ésta.

Los ángeles constituyen un universo superior al nuestro, pero vinculado de modo íntimo con nosotros y con el cosmos como ministros del Altísimo en diversos ministerios.

Hay un ángel de la paz, y hay un ángel de la guerra, como los hay que sirven al Trono de Dios. Los hay que sirven a María, su Reina, Madre de Dios, Trono y Santuario de la Santísima Trinidad. Los hay que combaten bajo la Conducción de la Señora Vestida de Sol contra las fuerzas enemigas del anticristo. Los hay que suenan las trompetas y otros que vierten las copas (Apocalipsis).

En verdad, qué magnificencia aquella de los Coros celestiales.

En los momentos graves que vive el mundo, es bueno y necesario invocar el auxilio de estos hermanos nuestros en Cristo. Ellos pueden parar muchas amenazas que pesan sobre la tierra. La mayor de todas: la Tercera Guerra Mundial.

Pueden despertar del letargo a los pueblos de occidente, que padecen la ceguera producto del consumismo hedonista, profano y vulgar, que ha idiotizado a dirigentes y a dirigidos. No hay más que enterarse de las pantomimas de la OTAN, mientras Rusia prepara su apriete en el próximo invierno boreal. No son hipótesis de periodistas especializados, son advertencias hechas por altos funcionarios de Putin: la interrupción de las comunicaciones, del gas, de la electri
5/07/22 3:24 PM
pelicanillo
Articulo para compartir, guardar en la memoria del teléfono y en el corazón.
5/07/22 3:31 PM
hornero (Argentina)
. No son hipótesis de periodistas especializados, son advertencias hechas por altos funcionarios de Putin, la interrupción de las comunicaciones, del gas, de la electricidad, de los alimentos, a una Europa devastad sin mayores escombros físicos, pero en escombros humanos.

Es menester despertar, que el ángel de la guerra aminore estos estragos causados por las infamias, rebeldías, ateísmo, y sobre todo por el rechazo a la Virgen, al triunfo de Su Corazón Inmaculado en el mundo, por parte del clero y fieles del occidente cristiano.
5/07/22 6:01 PM
Alberto Ramón Althaus
¿Y si lo más terrible del ángel fuera la santidad?
¿Y si la belleza, la bondad, la verdad, la justicia del ángel fueran terribles?
¿Y si lo más terrible y temible de Dios fuera su Amor?
¿Y si lo más terrible del santo fuera su amor a Dios y al prójimo?
Estar ante la presencia de lo sagrado, lo santo y del Santo es terrible, te quita la escusa para el pecado y te devela cómo eres, eres tal que al santo no lo puedes soportar.
El P. Castellani decía que los querubines generaban temor y eran temibles con sus ojos. Aguer tiene razón.
Hay tantos pasajes en la Biblia en que Dios se muestra como una suave briza y eso es tan temible y terrible.
El temor a lo que no estamos acostumbrados, a la santidad, a la bondad, a la justicia y al amor.
¿Y si Dios nos hablara?
¿Si un ángel nos fuera enviado?
Qué cosa tan terrible porque, tal vez, no responderíamos como hombres.
La santidad es terrible, ahí está Cristo en la Cruz, hay algo más temible que eso.
Un Dios anonadado, santo y que hemos crucificado y que se sacrificó por nosotros.
El Apocalipsis es temible y terrible. Lo supo Borges pero no lo entendió.
María es temible, si se nos presentara como pecadores que somos ¡Qué vergüenza! ¿Donde nos esconderíamos?
Y, sin embargo, nos es necesario lo temible, es necesario empezar con el temor a Dios y a los ángeles por Dios y a los santos por Dios, es necesario tener temor de Dios.
Pero no soy Rainer María Rilke.
5/07/22 7:34 PM
Lucía Victoria
Para "terriblez" de naturaleza y oficio, la de los 4+1 ángeles que menciona Apocalipsis 7, 1-3.
6/07/22 12:56 PM
JSP
1. Es necesario recordar que si Cristo vive en nosotros, seremos como los ángeles. (Mc 12,25).
2. Para decir antes el Señor Jesús: ¿No es ésta la razón por la que estáis equivocados: que no entendéis las Escrituras ni el poder de Dios?
3. Para decir después: "Y acerca de que los muertos resucitan, ¿no habéis leído en el libro de Moisés, en lo de la zarza, cómo Dios le dijo: Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? 27. No es un Dios de muertos, sino de vivos. Estáis en un gran error."
4. El Ángel vive en el cielo, es pura santidad, terror para los pecadores y los demonios. Presto a castigar a quienes ofenden a Dios.
5. Dios nos asigna un Ángel de la Guarda a cada uno.
6. Hay una Reina de los Ángeles que los retiene en su terriblez para con nosotros, porque aboga por medio de su Hijo.
7. Y que los ángeles caídos son demonios. Más sobre los ángeles:

youtube.com/watch?v=z_2hWAaNiv8
youtube.com/watch?v=IeF-HF8bD6Q
youtube.com/watch?v=fT8GmvsqfXM
6/07/22 2:18 PM
Sancho
Sospecho que la imagen de los ángeles que se suele presentar en la Iglesia es incompleta y, en algunos aspectos, muy especulativa, por lo tanto, discutible. Por ello, voy a comentar algunas cosas al respecto para la reflexión.

En Lucas dice que los que son juzgados dignos de participar del mundo futuro y de la resurrección "ya no pueden morir, porque son semejantes a los ángeles y, al ser hijos de la resurrección, son hijos de Dios" (Lc 20, 35-36). Puesto que el espíritu nunca muere, y lo que resucita es el cuerpo, se reconoce ahí, implícitamente, que los ángeles tienen que tener un cuerpo inmortal; de lo contrario, el alma humana ya sería semejante a ellos antes de la resurrección de la carne. Eso, y relatos como el de "los héroes famosos de la antigüedad" (cf. Gen 6,1.2.4), llevan a pensar que, aunque los ángeles puedan manifestarse en espíritu, al igual que han hecho algunas almas, también tienen, al menos algunos de ellos, una naturaleza corporea semejante a la humana. Es más, no sería descartable que, al igual que Dios se presentaba a los hombres por mediación de ángeles, puesto que a Dios nadie lo ha visto nunca (cf. Jn 6, 46; 1 Jn 4, 12; Hch 7, 53), también haya creado al hombre por mediacion de ángeles, de ahí lo de "Hagamos al hombre a nuestra imagen, según nuestra semejanza" (Gen 1, 26).
6/07/22 3:42 PM
Alberto Ramón Althaus
Con relación al alma hay que decir que el alma no es persona para que exista la persona humana es necesario un cuerpo pero de los ángeles se saben que no son hombres.
En cuanto al cuerpo de los ángeles puede ser que Santo Tomás de Aquino tenga razón pero mi opinión personal sobre ese asunto que no tiene validez alguna es que la presencia del ángel ante los hombres se parece en algo a la presencia de Cristo en la Eucaristía.
Saben que en la Eucaristía está Cristo pero los accidentes son del pan y del vino.
Es decir, su Ser (no hablo de esencia) es Cristo en la Eucaristía pero los accidentes son el pan y el vino.
Es decir, no hay una sustancia o un cuerpo o forma o materia de pan o de vino en la Eucaristía sino sólo accidentes.
Creo que los ángeles no necesitan un cuerpo sino los accidentes de un cuerpo para presentarse ante los hombres.
Su presencia no es entonces una sustancia en que entra materia y forma sino una esencia que adopta los accidentes de la persona humana.
El ángel sigue siendo inmaterial pero por una transubstanciación se manifiesta por los accidentes propios de una persona humana.
6/07/22 5:17 PM
Sancho
A más de lo dicho, terriblez, sí, pero no tanto: "¿qué es el hombre para que pienses en él, el ser humano para que lo cuides? Lo hiciste poco inferior a los ángeles, lo coronaste de gloria y esplendor" (Sal 8, 5-6).
7/07/22 2:18 PM
Martinna
No soy teóloga así que no me deis credibilidad, solo quiero compartir lo que me parece por mi vivencia Cristiana.
Los ángeles son seres muy espirituales que Dios creó según su plan, pero los humanos le importamos tanto que envía a sus ángeles para ayudarnos.
Los ángeles que se rebelaron fueron alejados de la presencia de Dios, sin embargo a los humanos Dios nos ama tanto que nos envía a su Hijo para redimirnos y que aprendamos a ser como hijos, nos envía Su Espíritu Santo, se nos da en la eucaristía, nos perdona, nos da siempre la oportunidad de convertirnos, para que cuando dejemos este mundo vayamos a gozar de Su Presencia no se si como los ángeles o más …
8/07/22 3:31 PM
hornero (Argentina)
La meditación sobre los ángeles nos lleva a invocar su poder de intercesión.

Su “terriblez” es, en efecto, inmensa, una fuente que alimente nuestro espíritu ante las dificultades actuales.

La fe crea un trato confiado de hermanos y amigos con los Coros angélicos,necesario para contar con su auxilio en la gran misión de Evangelizar a siete mil millones de hermanos, y re-evangelizar a mil millones. “Evangelizad a vuestros hermanos que nada conocen de la Palabra de Dios. No lo olvidéis, Evangelizad” (Jesús en S. Nicolás, 30-12-1989).

Cuando Cristo manda a los apóstoles hasta los confines de la tierra, éstos lo hacen según planes parciales, por regiones.

Hoy se debe encarar la TOTALIDAD de la humanidad, planificando, pero con este objetivo. Humanamente, supera la disponibilidad de misioneros, la catequesis desquiciada; la Jerarquía, sacerdotes y fieles, otro tanto.

Sin embargo, el Señor nos lo manda. Confiemos, no nos pide imposibles.

Oremos por la conversión de los miembros de la Iglesia. Es lo primero, de ahí derivarán las tareas necesarias.

La Nueva Evangelización tiene un alcance necesariamente universal, deriva de su naturaleza ESCATOLÓGICA, orientada a la edificación de la Nueva Edad del Reino.
8/07/22 11:18 PM
Hugo MdP
Ignorante del tema -entre muchos- pero necesitado de “luz, protección y orientación” encontré el “mundo” angélico y la Coronilla a San Miguel, a pesar de mi base escéptica.
Justamente el único aporte posible a esta nota es TOBIT 12 donde el Arcángel San Rafael – en un acto de piedad que valoro y me hace devoto – habla de sí mismo para acortar mi ignorancia, particularmente en versículo 19:
TOBIT 12
15 Yo soy Rafael, uno de los siete ángeles que están al servicio del Señor y que pueden entrar ante su presencia gloriosa.
16 Los dos se asustaron mucho y se arrodillaron inclinándose hasta el suelo, llenos de miedo. 17 Pero el ángel les dijo: —¡No tengan miedo! ¡Tranquilícense! Alaben siempre a Dios.
 18 Si yo he estado con ustedes, no fue porque yo lo quisiera, sino porque Dios lo dispuso. Denle gracias a él todos los días, alábenlo a él.
 19 Cuando me veían comer y beber, no era a mí realmente a quien veían, sino a una visión.
 20 Den gracias ahora al Señor de la tierra, alaben a Dios. Yo voy a subir a Dios, que me envió. Pongan por escrito todo lo que les ha sucedido.
Y se elevó. 21 Ellos se levantaron y no lo pudieron ver más. 22 Entonces comenzaron a dar gracias a Dios y a alabarlo por sus maravillas: ¡un ángel de Dios se les había aparecido!
9/07/22 6:16 PM
hornero (Argentina)
Hay una "terriblez" que el ángel expresó a Jacob, también a Manóaj: "¿Porqué preguntas mi Nombre que es admirable?" (Gén 32, 39; Jueces 13, 18). Porque todo nombre, verbo, o palabra son participación de la Palabra, Sustancia, Logos de Dios.

De ahí, que la Palabra es alimento que nos constituye, nos alimenta en el alma y en el cuerpo. Porque tanto el alma como el cuerpo, cada uno en su orden, son participación viva de la Palabra divina.

Los ángeles, en tanto orden eminente de la Creación, le dan solidez con su terrible constitución de palabras participadas, de Nombres inefables. También nosotros portamos un nombre en vasijas de barro, que nos será revelado el último día.

No sólo notros, sino todas las creaturas, nuestras hermanas en el Discurso divino de la Creación, son nombres terribles de entender en nuestra misera condición actual.

No sirven nuestras palabras humanas para expresar la “terriblez” de cuánto existe.

Pero, poseemos la palabra inefable que agita a nuestro espíritu, él la evoca y pronuncia sobre aquello que es su objeto.

Que el silencio no sea mutismo, sino conmoción invisible de los mundos, por el hombre que habla, que ora y ama, que desea y espera.

10/07/22 1:09 AM
Hugo MdP
Ignorante del tema -entre muchos- pero necesitado de “luz, protección y orientación” encontré el “mundo” angélico y la Coronilla a San Miguel, a pesar de mi base escéptica.
Justamente el único aporte posible a esta nota es TOBIT 12 donde el Arcángel San Rafael – en un acto de piedad que valoro y me hace devoto – habla de sí mismo para acortar mi ignorancia, particularmente en versículo 19:
TOBIT 12
15 Yo soy Rafael, uno de los siete ángeles que están al servicio del Señor y que pueden entrar ante su presencia gloriosa.
16 Los dos se asustaron mucho y se arrodillaron inclinándose hasta el suelo, llenos de miedo. 17 Pero el ángel les dijo: —¡No tengan miedo! ¡Tranquilícense! Alaben siempre a Dios.
 18 Si yo he estado con ustedes, no fue porque yo lo quisiera, sino porque Dios lo dispuso. Denle gracias a él todos los días, alábenlo a él.
 19 Cuando me veían comer y beber, no era a mí realmente a quien veían, sino a una visión.
 20 Den gracias ahora al Señor de la tierra, alaben a Dios. Yo voy a subir a Dios, que me envió. Pongan por escrito todo lo que les ha sucedido.
Y se elevó. 21 Ellos se levantaron y no lo pudieron ver más. 22 Entonces comenzaron a dar gracias a Dios y a alabarlo por sus maravillas: ¡un ángel de Dios se les había aparecido!
10/07/22 3:02 PM
Mariana

Padre: Gracias por hablarnos de estas realidades de las que también nos habla Santo Tomás de Aquino en la Suma Teológica, al explicar la jerarquía angélica dice que a la custodia de las naciones se dedican los arcángeles: Realidades angélicas de las que está urgido el mundo para atraer la paz.
Es también de inspiración bíblica el Ángel del Reino o Ángel de la Patria. Daniel 10, 12-13; 20-21 habla del custorio de Grecia y de Persia y de Israel, así como siempre se ha tenido a San Miguel como custodio de la Iglesia.
En Fátima, un año antes de que se apareciera La Virgen se aparece el Ángel de la Paz, que les dice ser también el Ángel de Portugal y les indica la forma de atraer la paz sobre su patria: rezando por la conversión de los pecadores.
Varios países veneran a su Santo Ángel Custodio de la Patria, como España y otros. En México el Santo Ángel Custodio de la Nación Mexicana se venera en la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México y recientemente en la Catedral de Guadalajara, Jalisco.
Hay una Novena al Santo Ángel Custodio de la Nación Mexicana.
El, al ser mensajero de Dios puede ayudar a atraer la paz sobre las Naciones.
Ojala se conociera y se difundiera más esta devoción.
17/07/22 10:04 PM
Néstor
"La Iglesia actual continúa entrampada en el dominio de la Razón Práctica, en un moralismo jesuítico de inspiración kantiana. Agradezcamos a Rilke la penetración y actualidad de su poesía."

Capaz que se podría enmarcar esta frase y ponerla en alguna pared estratégica.

Saludos cordiales.
3/10/24 2:58 AM
gustavo pérez
Excelente el artículo de Mons. Aguer. Cómo quisiéramos tener obispos de este talante y de esta preparación. Únicamente le recomendaría a monseñor el ahorro de tanta cita griega reproducida y hoy, por hoy, difícilmente entendida ni necesaria. No hace falta tanto acopio de de erudición helénica que es eso lo que al final se percibe en una publicación que podría ser más sencilla y asequible a los lectores. Gracias, de todas maneras, Monseñor.
3/10/24 3:13 AM

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