«Te mataron por lo que eras
¡y ahora cómo podremos vivir
con Dios y la Patria pidiéndonos cuenta!»
Abelardo Pithod
(«Oración por el hermano muerto por Dios y por la Patria», 22 de diciembre de 1974)
El 22 de diciembre de 1974, cuando venía de Misa en su automóvil Falcon con su esposa y siete hijos más 3 amiguitos, fue asesinado Carlos Alberto Sacheri.
El comunicado dado por sus asesinos, que refiere también a la muerte de Bruno Jordán Genta, está plagado de alusiones religiosas que revelan una pluma con conocimiento de las cosas católicas, y el típico «odium fidei», esto es el odio a la fe. Benedicto XVI destacaba como requisitos para adjudicar la condición de mártir «la disposición de la víctima para aceptar la muerte por amor a Jesucristo», y que «el móvil de los asesinos haya sido el «odium fidei», «aunque éste pudiera querer disimularse tras pretextos políticos o sociales». Los dos requisitos se dan en Sacheri. Y que fue asesinado por otro hombre es absolutamente incontrovertido, a diferencia del accidente automovilístico de Monseñor Angelelli.
Siempre se advirtió que el modo de operar no fue el de la guerrilla, y cuando se enteró del fallecimiento de Genta, ocurrido poco antes, el propio Sacheri le contó el hecho a su hermana Malena: «Lo mataron a Genta; fue la Triple A». El padre de Carlos, el General Oscar Sacheri, lo atribuyó a «los servicios de inteligencia».
Es indudable que firmó el comunicado un tal «Ejército de Liberación 22 de agosto»; es indudable que hay una pluma clerical, como que alude permanentemente a la liturgia católica, y en 553 palabras que contiene, 17 veces menciona a Jesucristo y 7 veces como «Cristo Rey». Lo que ha hecho que se atribuya la muerte a la prédica contra La Iglesia Clandestina, esto es contra el tercermundismo que en vez de preconizar la conversión del mundo a la Iglesia preconiza exactamente lo inverso. Fue el título de su exitoso libro. Y es indudable que a Sacheri lo asesinaron por lo que era: un católico cabal; un virtuoso; un sabio; un dirigente notable con gran capacidad de trabajo y de comunicación. Un enemigo que fácilmente pudo provocar un acuerdo homicida entre aparentes opuestos. Cabe señalar que él había puesto como faja a su libro un texto de Bernanos: «Seremos fusilados por curas bolcheviques»…
Dos pedidos de canonización
El 18 de agosto de 2006 el Profesor Edmundo Gelonch Villarino se dirigió a varios obispos argentinos pidiendo la canonización de Genta y de Sacheri. Le contestó el Arzobispo de Buenos Aires, Cardenal Jorge Bergoglio, pidiendo la ayuda de testimonios probatorios para avanzar.
Fundado en esa respuesta, nos presentamos con el Padre Luis González Guerrico solicitando que el Obispado de San Isidro tomara declaración a una lista de personas, respondiéndoseme que esa tarea estaba a nuestro cargo.
El 12 de junio de 2017 nos presentamos con Monseñor Jorge Luis Lona y con el P. González Guerrico pidiendo en audiencia personal y por escrito a Monseñor Oscar Ojea, Obispo de San Isidro, la iniciación de los trámites y acompañando testimonios. El testimonio de Mons. Lona es todo un libro en que se revelan tanto las virtudes de Sacheri como la situación de la época y la cuestión doctrinal en curso.
La respuesta de Monseñor Ojea fue que no cree «oportuno presentar en este momento esa causa». Se basó para ello en un dictamen, requerido previamente, del canonista P. Vicente Llambías y de Monseñor Jorge Casaretto, Obispo emérito de San Isidro.
La crítica de Monseñor Aguer
En su discurso del 22 de marzo de 2019, al incorporarse a la Academia Provincial de Ciencias y Artes de San Isidro, publicado bajo el título El Martirio de Carlos Sacheri. Vecino de San Isidro, Monseñor Héctor Aguer hizo una minuciosa y contundente crítica de los fundamentos de la denegación.
El P. Llambías atribuye erróneamente la muerte de Sacheri a causas políticas y no a la fe, como fue en realidad; entiende que éste no tuvo en cuenta el dialoguismo conciliar; confunde lo que es en latín «odium fidei», que es odio a la fe, con «odio de los fieles»; gazapo que también le subraya Aguer. Atribuye a Sacheri un anticomunismo unilateral, lo que merece las siguientes expresiones del Arzobispo: O Llambías «no leyó El Orden natural (la principal obra de Sacheri sobre Doctrina Social de la Iglesia) o lo leyó mal, fuera de su contexto y sesgadamente», o – sigue- Llambiás «desconoce la Doctrina Social de la Iglesia y está prejuiciosamente desinformado acerca de lo que ocurría en la Argentina en aquellos años que siguieron a la Revolución cubana». Peor aún, el autor del informe «muestra la hilacha» cuando «polariza la sociedad» en derechas e izquierdas y da una interpretación errónea de lo que es «la Patria cristiana».
Una historia y una axiología al gusto de la guerrilla
Alponer comillas cuando habla de «fuerzas llamadas del terrorismo», cargando unilateralmente la romana en la represión «feroz e injusta» del Gobierno Militar; al moverse en el esquema Derecha-Izquierda o Capitalismo-Socialismo sin la opción distinta del Orden natural y cristiano; al no admitir la necesidad de la justa represión militar en vez de criticar cómo se hizo, según correspondía en Derecho y no con «desaparecidos»; al ignorar la doctrina integral de Sacheri, el dictamen que funda la resolución será muy del agrado de todos los enemigos de una sociedad informada por el Cristianismo. Y hacen nula la resolución.
El veto sólo temporario que pone la resolución de Monseñor Ojea (no es oportuno en este momento), abre la esperanza de que se abra paso la causa de la canonización de un laico católico ilustre, modelo de argentino.