El próximo 05 de Junio los peruanos acudiremos a las urnas para elegir quien encabezará el gobierno que lleve al país al Bicentenario, a la celebración de los 200 años de vida republicana. El Bicentenario debe ser visto como un punto no de llegada, sino de partida para soñar y construir un país con más y mejores cosas, en las sendas del real desarrollo y progreso.
En ese sentido, es resaltante como desde la sociedad civil se viene dando una recuperación del sentido humanista de la política y la democracia a partir de la defensa de verdades naturales y permanentes en la sociedad: la defensa de la vida, el matrimonio y la familia, así como de una transmisión de valores a los más jóvenes.
Y es que no hay nada más humanista ni que reconozca la centralidad de la persona humana en la acción política como la defensa del primer derecho del hombre, el derecho a la vida. No hay posibilidad de contemplar ningún desarrollo humano y, por ende, social, sino se resguarda el derecho a vivir.
De la misma forma, y recogido por diversos estudios de opinión, los peruanos tienen como una gran prioridad a la familia, siendo este el primer espacio de educación y de transmisión de los valores que las personas necesitan para ser buenos ciudadanos. De ahí que las políticas públicas que pretendan recuperar el tejido social para amenazas y males como la pobreza, la delincuencia, la drogadicción, entre otros, deben tener una perspectiva de familia y procurar su fortalecimiento.
Estas preocupaciones tienen su expresión social en las multitudinarias manifestaciones ciudadanas que se llevan año a año en diversas regiones del país, cada marzo, en defensa de la vida y la familia. Solo en el Lima, en el 2016, la Marcha por la Vida congregó más de 750 mil personas marcando la pauta y el récord internacional de convocatoria ciudadana en manifestaciones de este tipo.
Así, resulta natural que el director de una de las principales encuestadoras del país, IPSOS Perú, Alfredo Torres, reconozca que el principal acuerdo que se haya firmado en el actual momento electoral es el que suscribiera la candidata Fujimori a favor de la vida y la familia. Este acuerdo llega al corazón del pueblo y puede ser determinante para ganar la elección este 05 de Junio.
Es llamativa, más bien, la discusión que se viene desarrollando hoy en diversos foros de opinión en torno a que la presencia del congresista Carlos Bruce, principal impulsor de la agenda de género y LGTBI, resulta no redituable electoral y políticamente. Y no por su persona, sino por la agenda que propone y defiende.
Basta con recordar cómo es que Alejandro Toledo inició su caída libre electoral en la campaña del 2011 luego de que Bruce anunciará que la ‘unión civil’ era parte del plan de gobierno de esa candidatura, así como el estancamiento y pérdida de votos que sufre hoy PPK luego de que Keiko Fujimori se comprometiera en la defensa de la vida y la familia.
Hoy, las organizaciones ciudadanas en defensa de la vida y la familia del Perú, que gozan de un gran alcance y llegada en redes sociales, han dado el gran salto adelante en el espacio público, ya que han logrado darle un gran significado electoral a la defensa de la vida y la familia, con un claro respaldo social.
Tomando lo que dice Alfredo Torres, el pueblo peruano, de una fe popular y resguardada de generación en generación, viene haciendo escuchar su voz y les dice a aquellos que desean gobernar, sean del partido que fueren, que no van a tolerar de los poderes públicos ninguna limitación del derecho a vivir ni pasarán por agua tibia que se pretendan redefinir institutos naturales de la sociedad, como el matrimonio y la familia.
Finalmente, lo que viene sucediendo en el actual proceso electoral no hace más que afirmar una verdad que se viene discutiendo hace mucho en el Perú y que el director de IPSOS Perú, con la autoridad que le da dirigir una de las encuestadoras más reconocidas del país, ha expresado en diversos de comunicación: el Perú es un país que defiende la vida y la familia.
Oscar Escalante, portavoz de Decidamos
