Apología del semaforo rojo

Diálogo entre un conductor pillado cometiendo una infracción de tráfico y el agente de policía. Sobre el valor de respetar las normas de circulación y admitir las excepciones. Con un final poco agradable para el conductor.

Ayer por la mañana temprano salí para una cita. Iba tarde, tenía prisa y el semáforo de siempre, cerca de mi casa, estaba en rojo. Ah, pero este semáforo me lo conozco bien, siempre me lo paso, es inútil, porque en el cruce hay visibilidad perfecta de todas las calles y no hay mucho tráfico. Así que, como otras veces, siendo una mañana de sábado en que nadie se mueve, miro bien en todas direcciones, avanzo lentamente hacia el cruce superando la línea del stop y verificando bien que no venga nadie, paso a toda velocidad. Tarjeta roja, petición del carnet y el permiso de conducir y, pocos segundos después, multa y retirada de puntos.

Entonces intento hacer razonar al agente de policía que tengo enfrente: es verdad, le digo, me he pasado con el semáforo rojo, es una infracción grave; pero me conozco bien este semáforo, he mirado bien antes de pasar, y además estaba motivado por la prisa, porque tengo una cita fundamental para mí y no puedo llegar tarde. –«Vd. ha infringido una ley, sabiendo que lo hacía y queriendo hacerlo -me responde el policía-. No interesan sus motivos: lo que interesa es el hecho objetivo, ante lo que estamos». –«Es verdad, pero Vd. no puede juzgarme a mí del mismo modo que a otro que pasa a 100 por hora sin ni siquiera pararse», replico. La misma multa a pagar y los mismos puntos retirados... no es justo, son casos muy distintos.

El agente me escucha atento, creo que lo he convencido con mi argumento. Se lo piensa un poco, luego me responde. –«Buen hombre, le estoy multando no porque juzgue sus intenciones o la forma en que ha atravesado el cruce, sino simplemente porque lo ha hecho. Verá Vd., llevo en la calle muchos años y sé perfectamente que hay innumerables motivos por los que se cometen estas infracciones, tanto atenuantes como agravantes, pero imagínese qué sucedería si aceptásemos que en algunos casos se pudiera cruzar con el semáforo en rojo (y además ¿quién tomaría esa decisión? ): sería el caos, resultaría imposible que la circulación discurriera ordenadamente y sería un incentivo para quien quiere transgredir las normas poniendo en peligro la seguridad de todos».

Llegados a este punto, soy yo quien acusa el golpe, pero de repente me llega una luz. Afortunadamente hace dos días he leído la exhortación apostólica Amoris Laetitia y sobre todo los comentarios de famosos teólogos; lo llevo todo conmigo. Así que le explico al policía: –«Mire, su teoría es abstracta e ideológica porque considera sólo la norma objetiva -que no discuto- pero no tiene en cuenta a la persona individual que pasa el semáforo en rojo: sus preocupaciones y sus angustias que le impulsan a cometer la infracción, la prudencia con la que lo hace procurando no hacer daño a nadie, el hecho de que dadas las condiciones en que se encuentra es lo máximo que puede hacer, aunque el ideal sería esperar que el semáforo estuviera verde».

Lo veo vacilar un poco, por fin tocado por mis palabras. –«Una cosa es reconocer que se ha cometido una infracción objetiva y otra es mi imputabilidad personal. Sinceramente, creo que no solo no debería sancionarme, sino que debería apreciar la forma en que yo me he pasado el semáforo en rojo. Y la ley que obliga a esperar a que esté en verde no se vería puesta en discusión por esto. Espéreme», y le traigo los recortes de los periódicos que llevo conmigo. –«No lo digo solo yo, sino lo mejor de los expertos: el padre Spadaro en la Civiltá Cattolica, el prior de Bose Enzo Bianchi, Famiglia Cristiana, Avvenire... Lo dicen ellos, pero es obvio: ciertamente no se mejorará el tráfico por seguir multando a todos los que se lo pasan en rojo...»

Creo que lo he llevado a mi terreno, pero lamentablemente he interpretado mal sus expresiones. Resultado: multa, retirada de puntos y además una denuncia por ultraje a la autoridad púclica. No comprendo porqué, pero estaba absolutamente convencido de que yo le estaba tomando el pelo

 

Riccardo Cascioli

Publicado originalmente como Apologia del semaforo rosso en «La Nuova Bussola Quotidiana» 

Traducido por el Equipo de traductores de InfoCatólica

12 comentarios

Ricardo de Argentina
"Castigat ridendo mores"
Bien por el autor. Por su perspicacia, por su ingenio pero por sobre todo, porque la risa es la mejor catarsis contra el absurdo.
Es que nos han intentado colar un absurdo.
Riámonos pues.
11/04/16 12:35 AM
Néstor
¡¡Brillante!!

Saludos cordiales.
11/04/16 5:37 AM
Miguel
La última frase está mal traducida, o tiene un error.

No es "No comprendo porqué, pero estoy absolutamente convencido de que yo quería tomarle el pelo", sino

"No comprendo porqué, pero estaba absolutamente convencido de que yo quería tomarle el pelo".

El artículo, estupenda y práctica ilustración del tema.
11/04/16 10:01 AM
Palas Atenea
Este ejemplo sirve y no sirve según de lo que tratemos. Si a un fumador empedernido el fumarse un cigarro puede hacerle desistir de un propósito de suicidio no por eso le van a dejar fumárselo si no se encuentra en el lugar apropiado; lo mismo pasa con el código de circulación. Ese tipo de leyes no admiten casuística; ahora bien no pasa lo mismo con las leyes penales sujetas a criterio del legislador, dónde un mismo delito puede recibir penas muy diferentes, como vemos todos los días. Cada vez las leyes son más interpretativas y eso puede tener mucho que ver con la Exhortación, que va por el mismo camino. La posibilidad de que las normas que contemplan casuística sean más justas que las leyes estrictas es nula.
11/04/16 12:15 PM
Juan Carlos Pérez
Al final lo que queda es regañar a los que respetan el semáforo en rojo llamándolos doctores de la letra por no esperar que haya excepciones para los que se lo pasen. ¿Si unos se lo pueden pasar porque no los pasamos todos? el caos se viene encima.
11/04/16 4:07 PM
Tito Livio
Los que respetan el semáforo en rojo y piden que todos respeten el semáforo en rojo son doctores de los semáforos, que nos sentamos en las cátedras de las escuelas de conducir y decimos a los alumnos que si se saltan el semáforo en rojo serán y deben ser multados. Somos corazones cerrados y endurecidos faltos de misericordia, que no queremos hacer llegar a la gente la bondad de la conciencia que decide si respetar el semáforo pero pasar en rojo o arrancar el semáforo y "a vivir que son dos días".
11/04/16 7:00 PM
Juan Andrés
Siguiendo con el humor, cuentan que Moisés, al leer los mandamientos al pueblo luego de recibir las doce tablas, llegó el momento en que proclamó: "No desearás la mujer de tu prójimo", a lo que el pueblo masculino reprobó con una silbatina y empezaron conatos de rebelión, por lo cual Moisés, ante el cariz que tomaban los acontecimientos exclamó: Esperen, esperen, eso dice la ley, habrá que ver que dice la jurisprudencia".
12/04/16 12:03 AM
Estefania
El ejemplo puede aplicarse muy bien a la forma de pensar del papa Francisco. El descree de la culpa objetiva. Sólo está dispuesto a aceptar culpas subjetivas en circunstancias particulares. Esta forma de pensar es la típica de los demagogos latinoamericanos, a los cuales adhiere el papa Francisco. No creen que haya pecados objetivos, sino sólo pecadores subjetivos.
Asi han formado este desorden caótico que son los Estados de Latinoamérica. Un amasijo de pretensiones, de demandas demagógicas, de ambiciones desmedidas y de insubordinación. Por eso se ha transformado en un diseminador de confusiones, porque no cree en principios inmuetables, sino en el más-o-menos.
12/04/16 2:24 AM
Bernardita
Brillante y muy fiel a la realidad que vivimos!
12/04/16 4:58 AM
Almudena1
Brillante, pero por comparaciones no es lo mismo poner una multa que negar la comunión en caso de pecado mortal. Negar la Comunión es un gran favor, un acto de misericordia, no es una condena, es evitar un mal mayor más fuerte y mortal. Si supiéramos el efecto que tiene en el alma comulgar en pecado mortal, no haría falta que nos la negaran, nosotros mismos no querríamos ni locos acercarnos a recibirla.
12/04/16 12:31 PM
U.Saldaña M.
Tan sencillo como instalar en el poste del semáforo un letrero con un mensaje diciendo "Circulación en rojo CON PRECAUCIÓN" lo cual imprimiría en el crucero citadino un ambiente de una mejor cultura vial. Esta opción y el "paso alternado" ya se disfrutan en varios cruceros de San Pedro, NL, México, con muy buenos resultados.
14/04/16 2:14 AM
JUAN NADIE
Por favor que alguien envíe una copia de este artículo a Bergoglio.
14/04/16 12:52 PM

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