En un reciente post, el sacerdote y bloguero ingles Fr. Ed Tomlinson vinculo la amenaza del modernismo secular en la Iglesia al Balrog de Tolkien. Seguramente recuerden al gran demonio persiguiendo a los miembros de la Comunidad del Anillo mientras huían de las Minas de Moria. La confrontación final sucedía en el Puente de Khazad-dum.
Gandalf desafía al Balrog exclamando, «No puedes pasar!»
«El Balrog dio un salto y cayó en medio del puente. El látigo restalló y silbó... En ese momento Gandalf alzo la vara y dando un grito golpeo el puente ante él. La vara se quebró en dos y le cayó de la mano. Una cortina enceguecedora de fuego blanco subió en el aire. El puente crujió, rompiéndose justo debajo de los pies del Balrog, y la piedra que lo sostenía se precipito al abismo mientras el resto permanecía allí, en equilibrio, estremeciéndose como una lengua de roca que se asoma al vacío. Con un grito terrible el Balrog se precipito hacia adelante; la sombra se hundió y desapareció. Pero aun mientras caía sacudió el látigo, y las colas azotaron y envolvieron las rodillas del mago, arrastrándolo al borde del precipicio. Gandalf se tambaleo y cayó al suelo, tratando vanamente de asirse a la piedra, deslizándose al abismo;»
Fr. Tomlinson compara la batalla entre el modernismo secular y los conservadores de la Iglesia al combate entre Gandalf y el Balrog, escribiendo,
«El modernismo amenaza a Catolicismo ortodoxo en la segunda mitad del siglo pasado. De muchas maneras fue y es como un Balrog espiritual que ha, en verdad, sido derrotado pero cuyo peligro persiste sensiblemente en el presente.
La derrota es clara porque los modernistas no han logrado un fruto perdurable. La concurrencia a la Misa ha decrecido donde sus ideales han tomado partido, sus iglesias de concreto, extirpadas de sus pasiones, lucen cansadas y feas en el presente. Su ideología ha dejado seminarios y órdenes religiosas vacías. Concretamente, no han logrado convencer con sus ideales a la próxima generación. Es por esto que es solo una cuestión de tiempo para que se desvanezcan totalmente. Ya que aquellos que siguen religiones simplificadas acaban perdiendo la fe completamente. Por esto los jóvenes que crecieron con un régimen modernista han abandonado en grandes cantidades a Dios y la Iglesia y simplemente se han rendido ante el secularismo moderno que los rodea.
Así que el Modernismo está agonizando a medida que entramos en el siglo 21. Los seminarios hoy en día albergan hombres más ortodoxos que sus tutores y son las órdenes religiosas que valoran las tradiciones las que están creciendo. Y los pocos jóvenes que no han abandonado la Iglesia tienen un hambre ortodoxo allí donde se les ha hecho conocer.»
La visión del Fr. Tomlinson desde Inglaterra hace eco de la profecía de Benedicto XVI en 1969 donde alertaba la gran batalla que estaba atravesando la Iglesia, y de la cual emergería más humilde y delgada: «De la crisis actual –afirmaba– surgirá una Iglesia que habrá perdido mucho. Será más pequeña y tendrá que volver a empezar más o menos desde el inicio. Ya no será capaz de habitar los edificios que construyó en tiempos de prosperidad. Con la disminución de sus fieles, también perderá gran parte de los privilegios sociales». Volverá a empezar con pequeños grupos, con movimientos y gracias a una minoría que volverá a la fe como centro de la experiencia. «Será una Iglesia más espiritual, que no suscribirá un mandato político coqueteando ya con la Izquierda, ya con la Derecha. Será pobre y se convertirá en la Iglesia de los indigentes»
Ciertamente toda la Iglesia está atravesando un movimiento tectónico, de la dominación Europea y Norte Americana, para pasar a ser la Iglesia del Sur, la Iglesia de los pobres, los perseguidos y los marginales.
Si Fr Tomlinson tiene razón al afirmar que los días del modernismo secular en la Iglesia han pasado, tenemos que tener cuidado aun del látigo del Balrog. Hay un aguijón en la cola de los poderes del mundo, y como una avispa enfurecida al final del verano, el Balrog del modernismo secular puede aún restallar y silbar para echarnos al suelo.
Ese último restallido del látigo es probable que aparezca de una forma que no sospechemos o esperemos. No me sorprendería al descubrir que los fieles Católicos sean empujados a la Iglesia delgada y pobre de Benedicto XVI a través de una ola de persecuciones. Al principio en los Estados Unidos y en Europa, el látigo del Balrog se manifestara en agresiones legales y económicas. Luego ira manifestándose en la exclusión, la negación de igualdad de derechos, y luego el aprisionamiento, e incluso en mártires. Aquellos que duden de estas cosas son los que más necesitan estar alertas.
Son tiempos oscuros, pero la esperanza nunca se pierde. La historia nos muestra que es precisamente este el patrón de la batalla y la trama de la redención. Luego de la gran derrota y la muerte, una victoria y una resurrección. Y siempre de una forma que es completamente inesperada y llena de gozo.
Como cuando Gandalf el Gris volvió al mundo como Gandalf el Blanco.
F. Dwight Longenecker, sacerdote
Traducido por Agustín Rodrigué, del equipo de traductores de InfoCatólica.
Publicado originalmente en The Imaginative Conservative