En la Iglesia Católica hay cosas que cambian y cosas que no.
El Deposito de Fe- el Dogma y la Moral- lo que tenemos que creer y hacer para salvarnos nunca jamás cambia. Es la misma por los siglos de los siglos sin cambio o contradicción alguna.Todo lo demás en la Iglesia cambia según los tiempos, lugar y circunstancias: disciplina, liturgia, acción diplomática y política, acción pastoral, etc.
Según los tiempos y las circunstancias específicas a cada lugar, a cada época, a cada situación particular la Iglesia cambia y se adapta muchísimo. Así pues, la Iglesia siempre mantiene igual y sin cambio alguno el Deposito de Fe (Doctrina y Moral inmutables) pero cambia en muchísimas otras cosas.
Si en su día una herejía estaba naciendo en el corazón de Europa y amenazaba la vida de los fieles, la Iglesia le pedía a sus patrones y aliados políticos que por favor extirparan de raíz por las armas esa herejía. Si varios siglos después esa herejía es seguida por decenas de millones de personas que viven junto a millones de católicos, la Iglesia busca paz y cooperación con los líderes de esa herejía para defender la Ley Natural en contra de los ateos. Si antes llamaba herejes a los herejes, hoy día les llama «hermanos separados».
Si en su día una religión falsa de medio oriente mataba miles de cristianos y ponía en peligro mortal a la Cristiandad, la Iglesia pedía a sus protectores militares y políticos que organizaran ejércitos para combatirla.
Siglos después, ya sin patrones o protectores militares y políticos, la Iglesia establece relaciones diplomáticas con los países gobernados por esa religión para poder defender los derechos de la minoría de fieles cristianos que viven en esos países.
Si en si día la liturgia de Europa occidental se hacía mayoritariamente de una manera, ahora la Iglesia escoge hacerla de otra manera. Si en el pasado tal fecha era de obligación, ahora la Iglesia mueve esa fecha a otro día. Si antes la disciplina era de una manera, ahora es de otra.
El Concilio de Trento nos declara enfáticamente la potestad del Magisterio para cambiar la liturgia y distribución de los sacramentos según «circunstancias variables, tiempos o lugares»:
–Concilio de Trento (Sesión 21): «En la Iglesia siempre ha existido este poder, que en la administración de los sacramentos…ella puede MODIFICAR o CAMBIAR lo que ella considera más apropiado para el beneficio de los que los reciben o con respecto hacia los mismos sacramentos, de acuerdo a CIRCUNSTANCIAS VARIABLES, TIEMPOS o LUGARES.»
Igualmente, claro es el Catecismo de Baltimore cuando nos repite lo que se puede y lo que no se puede cambiar en la Iglesia.
– Catecismo de Baltimore 126: «Hay dos cosas que debemos entender claramente y en la que no cabe confusión, esto son los dos tipos de leyes en la Iglesia–esas que Cristo nos dio y esas que la Iglesia ha creado ella misma. Por ejemplo, la Iglesia no puede abolir uno de los sacramentos dejando solo seis; tampoco puede añadir uno, haciendo ocho. Pero, por ejemplo, cuando la Iglesia declara que en cierto día no se puede comer carne, esa es una ley que la Iglesia ha hecho y que puede cambiar cuando quiera. Nuestro Señor permitió que su Iglesia fuese libre de hacer ciertas leyes como fuesen necesarias. La Iglesia siempre ha ejercido este poder y ha hecho leyes que se ajusten a las CIRCUNSTANCIAS de LUGAR o EPOCA. Aun hoy día la Iglesia se deshace de algunas viejas leyes que ya no son necesarias y hace otras que son más necesarias. Pero las doctrinas, las verdades de Fe y Moral, las cosas que debemos creer y hacer para salvar nuestras almas, nunca podrán ser cambiadas: la Iglesia puede regular algunas cosas en la aplicación de las leyes divinas, pero las leyes en sí mismas nunca podrán cambiarse en su substancia. (Catecismo de Baltimore, Rev. Padre Thomas L. Kinkead, Nihil Obstat: D. J. McMahon, Censor Librorum, Imprimatur: *Michael Augustine Arzobispo de Nueva York, septiembre, 1891)
También la Enciclopedia Católica de 1907 nos recuerda como el Papa tiene pleno poder para alterar y cambiar las leyes y los decretos disciplinares y litúrgicos de sus sucesores:
–Enciclopedia Católica ( Nihil Obstat Imprimatur 1907): «Estrechamente relacionados con los derechos papales respecto al oficio de enseñar están aquellos acerca del culto divino. Pues es la ley de la oración la que fija la ley de la fe. En este campo es mucho lo que está reservado exclusivamente para ser reglamentado por la Santa Sede. Sólo el papa puede determinar los ritos litúrgicos empleados en la Iglesia. De surgir alguna duda respecto al ceremonial de la liturgia, el obispo local no puede decidir con su sola autoridad; debe recurrir a Roma. De la misma manera, el Papa tiene total autoridad para interpretar, ALTERAR y ABROGAR sus propias leyes y las que hayan sido establecidas por sus predecesores. Tiene la misma plenitud de poder que ellos, y tiene frente a las leyes que ellos establecieron la misma posición que tiene frente a las promulgadas por él mismo«.
Y finalmente el beato Papa Pablo VI nos dice lo que Iglesia no puede cambiar–el inmutable depósito de Fe- y lo que por el contrario puede y debe cambiar:
–Beato Pablo VI ( carta de octubre 11 1976) «Corresponde al papa y a los concilios conducir un juicio para discernir en las tradiciones de la Iglesia, a lo que no es posible renunciar, sin infidelidad al Señor y al Espíritu Santo – el depósito de la fe - y lo que, por el contrario, puede y debe ser puesto al día, para facilitar la misión de la Iglesia a través de la variedad de los tiempos y de los lugares, para traducir el mensaje divino al lenguaje humano de hoy y comunicarlo mejor, sin compromiso de principios, indudablemente. Así la Tradición es inseparable del Magisterio vivo de la Iglesia como es inseparable de las sagradas escrituras. Así actúan los papas y los concilios ecuménicos, con la asistencia especial del Espíritu Santo.»
Así podemos ver que aquellos que dicen que la Iglesia puede cambiar el inmutable depósito de Fe para adaptarse a los tiempos están en un gravísimo error pues ni el Magisterio puede hacer tal cosa pues Dios nunca jamás lo permitiría, ni es posible pues la Verdad del Depósito de Fe nunca jamás puede cambiar o contradecirse.
Aunque hay algunos que juran y denuncian que la Iglesia «cambia» doctrinas o las «cambio» en el pasado esto es solo una ficción o ilusión óptica nacida de la mala interpretación privada. Esos que interpretan la doctrina de la iglesia en su juicio privado «según ellos» y juran que la Iglesia cambio la doctrina atentan contra la promesa de Cristo de proteger siempre y todos los días a su Iglesia del error. En su ilusión óptica e interpretación privada ven lo imposible.
Así lo denunció el Cardenal Ratzinger, posteriormente Papa bajo el nombre de Benedicto XVI:
–-Cardenal Ratzinger (Carta 1983): «...habla usted de »afirmaciones o expresiones del Concilio que son contrarias al Magisterio oficial de la Iglesia«. Además, usted enumera tres textos conciliares «incompatibles», a su modo de ver, con el Magisterio pasado, añadiendo incluso», etc.... No puede afirmar la incompatibilidad de los textos conciliares - que son textos Magisteriales - con el Magisterio pasado y la Tradición. Le es posible decir que personalmente, no ve esta compatibilidad, y en consecuencia puede pedir a la Sede Apostólica explicaciones. Pero si afirma la imposibilidad de tales explicaciones, se OPONE PROFUNDAMENTE a estructura FUNDAMENTAL de la FE católica.» (Cardenal José Ratzinger, 1983)
Y así lo confirma el Catecismo de Baltimore:
–Catecismo de Baltimore (1891): La Indefectibilidad significa que la Iglesia NUNCA podrá cambiar la doctrina que Nuestro Señor enseño, y que nunca dejará de existir. Cuando decimos que la Iglesia es infalible queremos decir que no puede enseñar error mientras exista; pero cuando decimos que es indefectible, significa que durara para siempre y que será infalible por SIEMPRE, y que también que siempre será la misma que Nuestro Señor fundo. (Catecismo de Baltimore, Rev. Padre Thomas L. Kinkead, Nihil Obstat: D. J. McMahon, Censor Librorum, Imprimatur: *Michael Augustine Arzobispo de Nueva York, septiembre, 1891)
El que la Iglesia cambie su doctrina inmutable o altere el depósito de Fe es un imposible como un circulo cuadrado. El Dogma de la Indefectibilidad de la Iglesia nos asegura por la Promesa Divina de Cristo que esto es imposible.
Aquellos que piden o demandan que la Iglesia adapte el Deposito de Fe a la moda de los tiempos caen en el gravísimo error del Modernismo. Este gravísimo error Modernista es una herejía de la que los Papas siempre nos han advertido. El beato Papa Pablo VI nos advertía sobre la herejía modernista:
–Beato Pablo VI (19 de enero del 1972): «Así querido hijos, y al afirmar esto, nosotros repudiamos estos errores que estuvieron ya en el pasado en circulación, y que circulan rampantes otra vez en la vida espiritual de nuestro tiempo, y que pueden destruir nuestro entendimiento cristiano de la vida y de la historia. El MODERNISMO fue la expresión característica de esas falsas doctrinas; que bajo otros nombres son influyentes hoy día.
Podemos entender hoy día porque la Iglesia Católica, ahora como en el pasado, le atribuye tanta importancia a la estricta preservación de la auténtica revelación y considera a esta como un tesoro inviolable, y porque Ella tiene una noción estricta de su misión fundamental de defender la doctrina de la Fe y trasmitirla en una manera inequívoca. La ortodoxia es su mayor preocupación, y el oficio pastoral es su más importante y divina misión.
La enseñanza de los Apóstoles de hecho determina el canon de su proclamación. Las instrucciones del Apóstol Pablo «Preserva lo que se te ha enseñado» (1 Tim.6:20, 2 Tim.1:14) le presenta un deber que sería traición no observar. La Iglesia como Maestra no se inventa su doctrina; Ella da testimonio, preserva, media. Es un asunto de la Verdad del mensaje del Evangelio que la Iglesia puede caracterizarse como conservadora e implacable. A aquellos que quieren inducir a la Iglesia a simplificar su Fe y moldearla al gusto del espíritu cambiable de la época, esta les responde con el «non possimus» (no podemos) de los Apóstoles. (Hechos, 4:20)»
Igualmente, aquellos que no entienden que la Iglesia si puede cambiar otras cosas aparte del depósito de Fe están en un grave error. Los que no entienden que la liturgia, la disciplina, la acción pastoral, política y diplomática de la Iglesia cambia y se adapta según los tiempos y circunstancias están en un grave error y mal entendimiento de lo que es la Iglesia de Cristo. El Papa San Juan Pablo II nos advertía de este error.
–San Juan Pablo II (8 abril 1988): «La tendencia opuesta, sin embargo, definida como conservadorismo’ o ‘integrismo’, se detiene en el pasado mismo, sin tener en cuenta la justa aspiración hacia el futuro … Ve lo justo solamente en aquello que es «antiguo» reteniéndolo como sinónimo de la tradición.
Sin embargo, no es lo «antiguo» en cuanto tal, ni lo «nuevo» por sí mismo que corresponden al concepto justo de la tradición en la vida de la Iglesia. Tal concepto, en efecto, significa la fiel permanencia de la Iglesia en la verdad recibida de Dios, a través de las mutables vicisitudes de la historia. La Iglesia, como aquel patrón del Evangelio, extrae con sabiduría ‘de su tesoro cosas nuevas y cosas antiguas’, permaneciendo absolutamente obediente al Espíritu de verdad que Cristo ha dado a la Iglesia como guía divina. Y la Iglesia cumple esta delicada obra de discernimiento a través del Magisterio auténtico»
Así que tengámoslo muy claro para que no caigamos en ningún error o malinterpretación: el Deposito de Fe–la Doctrina y Moral inmutable, nunca jamás cambia. En todo lo demás la Iglesia si cambia según lugar, tiempos y circunstancias.
Roniel Aledo