He leído en InfoCatólica que el Sr. Garrigues Walker es el presentador del Congreso Católicos para la Vida Pública, organizada por la Asociación Católica de Propagandistas. Mi asombro fue tal que llamé a un par de amigos míos muy metidos en Propagandistas, y ambos me dijeron lo mismo: “Nos hemos salido, porque no nos gusta nada el rumbo que está tomando esa Asociación”. Yo recordaba que el 10 de Enero del 2014, el periódico ABC dedicó su Tercera, es decir su página de más prestigio, a un artículo titulado “Sepulcros blanqueados” de don Antonio Garrigues. En ese artículo afirma:
“Si sigue en su línea de pensamiento, hay que dar por seguro que Francisco va a ser el Papa que ponga en marcha un ecumenismo auténtico en su raíz, capaz de superar los encerramientos dogmáticos tradicionales que reforzó el Papa Ratzinger, afirmando que la Iglesia Católica ‘es la única verdadera’ y que había que oponerse con firmeza ‘a una mentalidad relativista que termina por pensar que una religión es tan buena como las otras’, añadiendo como remate que ‘si bien es cierto que los no cristianos pueden recibir la gracia divina, también es cierto que objetivamente se hallan en una situación deficitaria si se compara con la de aquéllos que en la Iglesia tienen la plenitud de los medios salvíficos’; o en otras palabras, que los cristianos tienen de hecho más y mejores posibilidades de alcanzar el Reino de Dios que aquéllos que no lo son, es decir más del 65 por ciento de la Humanidad. El nuevo ecumenismo requiere -como base esencial- que ninguna religión se proclame como la única verdadera. Para ser verdadera no es necesario que las demás sean falsas. Todas las religiones son igualmente verdaderas, y es esta realidad lo que debe permitir un respeto recíproco y un diálogo natural que conduzca a un hermanamiento y a una acción conjunta”.
A mí estas líneas me parece rezuman laicismo y relativismo. El laicismo proclama una autonomía o independencia frente a Dios, cuya ley el hombre puede seguir o no a su antojo. Su consecuencia el relativismo considera que no hay verdades absolutas, que no existen o son inalcanzables, por lo menos a nivel objetivo, porque cada uno puede tener su verdad, distinta de la verdad del otro. En este punto me gusta mucho una frase que se atribuye a la reina Cristina de Suecia: “Es evidente que no todas las religiones pueden ser verdaderas. Es cierto que podría ser que todas las religiones fuesen falsas. Pero si hay alguna religión verdadera, no puede ser más de una”.
El que todas las religiones sean iguales, es decir poner en el mismo plano a católicos, musulmanes y aztecas, me parece una idiotez. El que entre el Cristianismo basado en el Amor y las religiones sangrientas como el islamismo radical o la religión azteca, me parece que hay alguna, no precisamente pequeña, diferencia..Es evidente que hay una oposición radical entre la doctrina de la Iglesia Católica y de los Papas y el relativismo. Voy a citar sólo dos textos, uno del Beato Pablo VI y otro del Papa Francisco, cuya doctrina hay muchos que quieren pervertir, haciéndole afirmar lo contrario de lo que dice. El de Pablo VI dice así:: Encíclica “Ecclesiam Suam” nº 18: “el relativismo, que todo lo justifica y todo lo califica como de igual valor, atenta al carácter absoluto de los principios cristianos”. Y el de Francisco: Exhortación Apostólica “Evangelii Gaudium” nº 64: “El proceso de secularización tiende a reducir la fe y la Iglesia al ámbito de lo privado y de lo íntimo. Además, al negar toda trascendencia, ha producido una creciente deformación ética, un debilitamiento del sentido del pecado personal y social y un progresivo aumento del relativismo, que ocasionan una desorientación generalizada, especialmente en la etapa de la adolescencia y la juventud, tan vulnerable a los cambios. Como bien indican los Obispos de Estados Unidos de América, mientras la Iglesia insiste en la existencia de normas morales objetivas, válidas para todos, ‘hay quienes presentan esta enseñanza como injusta, esto es, como opuesta a los derechos humanos básicos. Tales alegatos suelen provenir de una forma de relativismo moral que está unida, no sin inconsistencia, a una creencia en los derechos absolutos de los individuos. En este punto de vista se percibe a la Iglesia como si promoviera un prejuicio particular y como si interfiriera con la libertad individual’”.
Para terminar quiero recordar que el Ecumenismo del Sr. Garrigues no tiene nada que ver con el Católico: el Ecumenismo del Sr. Garrigues es puro relativismo, mientras el Ecumenismo Católico busca reconstruir, como dice el último Concilio, la unidad de los cristianos en una fidelidad cada vez mayor a Cristo, a fin de realizar el “que todos sean uno, como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me has enviado” (Jn 17,21)
Pedro Trevijano, sacerdote