En el Partido Familia y Vida siempre hemos defendido estos valores como los más importantes. De ahí que muchos nos reconocieran directamente por nuestro nombre y otros nos descartaran por ello. Hay que reconocer que el nombre puede llevar a equívoco, pues se puede asociar a que sólo hablamos de aborto y de gaymonio. ¡Nada más lejos de la realidad! Pero sí que tenemos que entonar el mea culpa por no haberlo sabido explicar suficientemente.
Lo que englobamos en el nombre del partido es lo más básico, pero no lo único. Son conceptos transversales, en los que entendemos que se debe basar toda sociedad. Entendemos que para defender la familia, se ha de defender el trabajo, el hogar, la sanidad, el derecho de los padres a escoger la educación moral de sus hijos, las pensiones, etc.
La explicación de por qué formamos parte de la coalición, se podría explicar únicamente leyendo el manifiesto. ¿Quién que defienda la vida y la familia, no defendería asimismo el derecho de los padres a la educación de sus hijos y el bien común? ¿Quién hay que, defendiendo estos valores, pueda apoyar a esta Europa que ha priorizado intereses propios (salvar a los bancos a sus accionistas) en vez del bien común (reducir el paro) o incluso a costa de él (preferentes y otros productos que han hecho desaparecer los ahorros de las familias)? ¿Quién que defienda la Familia, puede defender a esta Europa que inocula mediante coacción la ideología de género, en contra del derecho de los padres a educar moralmente a sus hijos?
La pregunta más bien sería, ¿por qué razón los demás partidos que defienden estos mismos principios no se unen a la coalición?
La coalición que se presenta este viernes es algo que no sólo era necesario, si no que era previsible. Hasta ahora había habido varios acercamientos y negociaciones. En todas ellas se constataban los diversos puntos que teníamos en común y los que nos diferenciaban. Y aunque hay diferencias importantes en otros temas, en estos hay plena sintonía y somos conscientes de la importancia de darle prevalencia a éstos valores ahora, en Europa.
No hay ningún partido –tanto a nivel nacional como europeo- que defienda estos valores. Se hacía necesaria, por tanto, que una formación política liderara la lucha y defensa de tales valores; y es esta coalición, así de simple. Habrá quien querrá engañar con posiciones más o menos ambiguas, con algunos versos sueltos o con el «¡cuidado que viene el coco!». Ya se sabe, quien no tiene principios que defender tiene miedos que azuzar y quien no se quiere comprometer, debe engañar. Todo vale para mantener el poder, incluido «cambiar» de principios.
Ninguno de los que conformamos actualmente la coalición tenemos ese perfil, en concreto, en Familia y Vida, no tememos comprometernos y hoy, más que nunca, muchos lo aprecian. Ya no tienen que jugársela por dar el voto para ver si hacen tal o cual cosa como signo que tranquilice sus conciencias. Esa es la opción del mal menor, que se ha demostrado un fraude.
Por otro lado, a veces nos catalogan como la coalición católica (o ultracatólica con tono despectivo). Si bien es cierto que la coalición no es confesional, lo que vamos a defender es algo que cualquier católico coherente puede votar sin miedo a equivocarse. Esto es algo que ninguno de los partidos parlamentarios puede decir en estos momentos. Y nos duelen prendas en decirlo. Otra cosa es que la defensa de estos valores no es patrimonio exclusivo de ésta u otra confesión religiosa. Son valores universales
El nacimiento de esta coalición era previsible respecto de estas europeas. Tanto ha degenerado el trato a los no nacidos, a los ancianos, a los enfermos que sólo cabía la opción de dejar atrás las diferencias para aunar y defender lo esencial; la Vida. Es ahora, con la crisis tanto económica como institucional y social, cuando cobra más importancia que nunca la pregunta: ¿hacia donde va una sociedad que mata a sus hijos, fomenta la desunión de las familias, vacía de sentido el matrimonio, cosifica a la persona y finalmente la aparta porque ya no es útil para el mercado?
Somos conscientes de que unidos, tenemos la posibilidad real de entrar en el parlamento europeo. Así daremos voz a estos valores y que a nadie le quepa duda no vamos a dejar indiferente a nadie.
A mis compañeros de coalición, y a los que se quieran sumar solo resta concluir con la frase de apoyo que recibí de un afiliado del partido:
«Esta coalición es fruto de unos idealistas empedernidos, que con humildad y coherencia, buscan el bien común y no el partidista. Contáis con mi voto»
Rubén Calvo
Secretario General del Partido Familia y Vida