José Bono es uno de esos políticos populistas y demagogos que ha corrompido (moralmente) la sociedad. Bueno para hacer campaña subido en un tractor, pero poco más. ¿Recordáis que nombró director del CNI a un vasallo que era ingeniero agrónomo, no sabía inglés y le pillaronpescando peces espada en Senegal? Persuadió a Baltasar Garzón para que se incorporase a las listas del PSOE y montó una cacería humana contra altos cargos del PP en el Ministerio de Agricultura en un montaje sobre las subvenciones del lino en el que todos los acusados fueron absueltos.
Para algunos tontos y malvados meapilas es el católico perfecto: se da golpes de pecho en público, es de izquierdas, lleva corbata y encima es crítico con la jerarquía. Lo social disculpa todos sus pecados.
El caso es que José Bono, en una entrevista en ReligiónDigital, le pone deberes a los cardenales que van a elegir nuevo papa:
«Y no estaría mal que la Iglesia escandalizase al mundo eligiendo a un papa pobre, humilde, sencillo.»
Aquí tenemos a un millonario, un rico que se ha hecho rico desde el poder político, exigiendo pobreza, humildad y sencillez a los demás. En 2009 a Bono se le atribuía un patrimonio cercano a dos millones de euros, más los 800.000 que ha cobrado por sus memorias.
O Bono está excluyéndose de la elección como papa, a la que en teoría estamos llamados todos los varones católicos, o es que está dispuesto a renunciar a sus inmensas riquezas como hizo San Francisco de Asís.
Detengámonos en otras de sus frases:
«Me gustaría más una Iglesia de fe que de dogma, más evangélica que de poder, menos vaticana y más pegada a las necesidades de los hombres.»
Una Iglesia menos de poder... Es que el poder es malo y corrompe y arruina las almas, ¿verdad? Bien debe saberlo él: diputado a los 29 años de edad, veintiún años como presidente de Castilla-la-Nueva-sin-Madrid, dos años como ministro de Defensa y tres como presidente del Congreso de los Diputados.
Otra más:
«sería magnífico que las mujeres no estuvieran discriminadas en el ámbito de la Iglesia. A mí me parece obsceno que la Iglesia siga defendiendo que las mujeres no pueden ser sacerdote por razón de sexo.»
¿Y él a cuantas mujeres nombró consejeras de sus gobiernitos?, ¿y por qué todos los altos cargos de su época de ministro fueron hombres?
La mejor, la que le convierte en el favorito de los católicos progres, que son progres pero no católicos.
«(...) es cierto que el fuero interno y la conciencia están por encima de las normas.»
Semejante creencia le permite a Bono mentir en público, como cuando aseguró que unos señores le habían pegado en una manifestación a la que fue a hacerse la foto aunque no había pruebas y que fue un accidente la caída de un helicóptero en Afganistan en la que murieron 17 militares españoles.
En resumen, Bono es el epítome del católico hipócrita y cotilla, que ve la paja en el ojo ajeno, pero no la viga en el propio. El modelo de los anticlericales y los protestantes para reírse de los católicos. No me sorprende que en el PSOE prefiriesen a un Zapatero entonces virgen antes que a él. Cada vez que le veo y escucho me acuerdo de Mateo 23, 27-32.
Pedro Fernández Barbadillo
Publicado originalmente en Bokabulario