El obispo de Córdoba, Demetrio Fernández sin pretenderlo se ha convertido en noticia por unos juicios vertidos en una carta pastoral que salió en la primera semana del año que acabamos de estrenar. En ella se refiere a la ideología del genero, advirtiendo que detrás de la misma se esconden supuestos inadmisibles que afectan negativamente a la identidad de las personas y dañan la estructura familiar
En definitiva lo que hace el prelado es atenerse a los dictámenes de una ley natural que en estos temas se manifiesta de forma bastante explícita. Pues bien, estas declaraciones absolutamente normales, yo diría obligadas, en un representante de la Iglesia, han sido motivo para desatar las iras contra él , llegándose al extremo de que personas tan cualificadas como pueda ser D.Miguel Ángel Vázquez portavoz del Gobierno Andaluz haya pedido un bozal para el obispo, al tiempo que manifiesta su opinión, favorable a la celebración de un debate sereno sobre la ideología de género. Difícil va a ser Sr. Vazquez este debate sereno, si Vd comienza por esos exabruptos, difícil va a ser si solamente pueden hablar los de siempre, difícil va a ser si no se superan las barreras impuestas por el pensamiento único vigente.
Para empezar yo le diría Sr. Vazquez que hay que saber distinguir entre y diferencia y desigualdad. A la mujer le corresponde un trato de igualdad con el hombre, en razón de su suprema dignidad como persona, esto nadie lo pone en duda ; pero ello no quiere decir que la mujer no sea diferente al hombre, ni mejor , ni peor, ni inferior, ni superior, sino diferente y ello no supone ningún tipo de discriminación. Dicho esto, me voy a permitir hacerle algunas consideraciones que debieran tenerse en cuenta en el posible debate sobre la ideología de género que Vd. hecha de menos.
Esto es lo que yo pienso sobre la ideología de género, con la que , por supuesto, no estoy de acuerdo y le diré por qué. Me parece que es un gran disparate defender que las diferencias entre el hombre y la mujer no tienen su origen en la naturaleza, sino que son producto de la cultura, de los hábitos o costumbres y que todo depende de una cuestión personal. Sólo desde la más supina ignorancia se puede pensar así. Los recientes estudios neurofisiológicos nos ofrecen pruebas contundentes de la diferencia entre los sexos. Los análisis morfológicos llevados a cabo detectan ya desde el nacimiento diferencias orgánicas de musculatura, incluso estructuras cerebrales distintas tal como sostiene la famosa neurocientífica Sandra Witteson quien afirma sin ambages que el cerebro tiene sexo, ello hace que los hombres y mujeres nazcan ya con tendencias innatas , con inclinaciones y dotes naturales propias. Recientemente se acaba de descubrir que el componente cerebral responsable de la estimulación erótica es más sensible en el hombre que en la mujer. Desde el punto de vista anatómico cabe decir en general y sin entrar en más detalles que frente a la contextura flexible, delicada y blanda de la mujer , aparece la anatomía musculosa del hombre vigoroso y fuerte
Las diferencias genitales desde el punto de vista biológico y funcional vuelven a hablarnos de claras demarcaciones entre los sexos. No hace falta ser un cualificado ginecólogo para darse cuenta que los órganos masculinos y femeninos se complementan entre sí . Diríase que los unos están hecho para los otros, manifestándose una vez más el carácter de complementariedad entre ambos.
Los rasgos psicológicos del hombre y la mujer son también muy diferentes, nada más nacer, siendo ellos en definitiva los que explican muchos comportamientos, actitudes, formas de pensar y de sentir diferenciados. Desde siempre la psicología diferencial ha venido considerando a la mujer adornada de ciertas dotes y valores como pueden ser la paciencia , la abnegación, la ternura, la fina sensibilidad, mientras que al hombre le veía como un sujeto egocéntrico, independiente con capacidad de ejercer autoridad y mando. Las mujeres tradicionalmente han sido representadas por Venus y los hombres por Marte.
Todo esto y muchas cosas más suceden antes de que nadie les enseñe nada los niños y las niñas, ellos y ellas tienen su preferencia lúdicas, y sus formas de entender la vida. Resulta oportuno traer aquí las palabras del escritor argentino Ernesto Sábato cuando dice : «Habrá siempre un hombre tal, que aunque su casa se derrumbe estará preocupado por el universo y habrá siempre una mujer tal, que aunque el mundo se derrumbe estará preocupada por su casa». En la diferencia de sensibilidades, no hay discusión posible.
.Por lo que respecta a las facultades superiores cabe decir que el entendimiento del hombre es calculador , frío y matemático en cambio el de la mujer se manifiesta en forma de presentimiento o intuición. La mujer para llegar a la comprensión de las cosas no necesita razonar , es como si se adelantara a la realidad de los acontecimientos y los viera antes de suceder, poseen una especie de radar capaz de captar objetos en medio de la oscuridad. En el campo de la afectividad las diferencias son, si cabe, aún más claras. En definitiva que hay sobradas razones para pensar que la diferencia entre los sexos es real, sin que con ello queramos decir que uno sea superior al otro.
Siendo las cosas así y no parece que puedan ser de otra manera, las consecuencias que se desprenden de ello son obligadas. No resulta difícil comprender que la familia necesita de un padre y de una madre, que el matrimonio necesita de un esposo y de una esposa, que la sociedad tiene necesidad de las aportaciones de los hombres y de las mujeres. ¡Qué mundo tan aburrido si los hombres fueran iguales que las mujeres! En una palabra que no tiene sentido pretender que las mujeres se conviertan en hombres y los hombres en mujeres.
Cuando se dice «que el hombre y la mujer no nacen sino que se hacen» no se está expresando una realidad lo que se está haciendo es defender los intereses a veces inconfesables de algunos colectivos minoritarios ; aunque eso sí con mucha fuerza en nuestra sociedad a los que no solamente se les respeta, sino que se les teme; porque su capacidad de influencia es enorme. Es aquí donde debiéramos ahondar en ese debate que vd. Sr Vazquez está pidiendo, para que de una vez por todas quede desenmascarado lo que se esconde detrás de la ideología de género y saber quienes se beneficia y quienes están sacando provecho.
Bienvenida sea la igualdad política, social, laboral, jurídica de la mujer, bienvenida la igualdad de derechos y deberes, bien está y es necesario que así sea ; pero ello no implica que la mujer tenga que renunciar a ser ella misma, tenga que olvidarse de su propia identidad ; porque si así fuera habría perdido su propia razón de ser. Hacer de la mujer una mala imitación del varón es envilecerla. Menospreciar su legítima vocación a la maternidad, que es lo más excelso que posee, es un atentado contra su dignidad. Sí Sr. Vazquez detrás de la cultura de genero o generismo, se ocultan unas pretensiones oscuras que ponen en peligro la familia tradicional y que necesariamente ha de afectar a la relación y convivencia social desde el momento que desaparece la bipolaridad de los sexos. No es extraño que muchas mujeres se sientan horrorizadas y piensen con Mª . Giovanna que la ideología de género es un suicidio para la mujer. No es sólo Monseñor Demetrio al que se le dedican los peores calificativos, también el Cardenal y Arzobispo de Paris, presidente de la Conferencia Episcopal Francesa . Monsñor André Ving Trois, había dicho en una entrevista, que la ideología de género, actualmente de moda, es la representación oscura y siniestra de la sexualidad humana, yo aún iría más lejos y diría que es la expresión de un cierto humanismo totalitario. Así piensa también, hasta ahora, una mayoría silenciosa, que ya va sintiendo la necesidad de hablar, por lo que mucho me temo, que un sólo bozal no va a ser suficiente; sino que va necesitar muchos más.
Ángel Gutiérrez Sanz, Dr. Catedrático de Filosofía