Vivimos en una sociedad de asesinos o quizás podríamos decir que vivimos en una sociedad asesina.
Una sociedad que acepta el aborto es una sociedad asesina. Una sociedad en la cual unos consideran el aborto como un bien mientras que otros lo consideran un mal menor e incluso necesario, es una sociedad asesina. Una sociedad en la cual quienes dicen estar en contra del aborto miran hacia otro lado, es una sociedad asesina. Una sociedad que enseña la licitud del aborto en la red educativa pública y en buena parte de la privada es una sociedad asesina. Vivimos en una sociedad asesina en la que todos los partidos con representación parlamentaria son abortistas. Una sociedad asesina en la cual la mayoría de católicos sostienen con sus votos a tales partidos abortistas ¿Cómo debemos llamar a estos católicos? No me atrevo a poner por escrito el calificativo, pero lo tengo en mente. Y esos mismos católicos, después de haber dado su apoyo a partidos abortistas van a ¡Misa y comulgan y todo!, y aún rezarán veinte mil Padrenuestros y Avemarías sin despeinarse, sin que nada en su cuerpo ni en corazón o conciencia se agite, se revuelva. Todos tan tranquilitos y muy devotos. Una sociedad como esta hubiese hecho las delicias de Hitler y Stalin.
118.359 mujeres han abortando en España durante el 2011, lo que supone un incremento de abortos de casi el 5% en relación a 2010. Las razones de estas mujeres pueden ser múltiples, pero no nos engañemos, son sólo excusas para tranquilizar las conciencias y poder dar el paso para entrar en la sala de torturas y asesinato en que se convierten muchos quirófanos de los hospitales y clínicas de España. Allí el bebé, condenado a muerte de antemano, es ajusticiado de las maneras más terribles que puedan ser imaginadas, merece la pena describirlas mínimamente:
- El envenenamiento salino: se extrae el líquido amniótico y se inyecta en su lugar una solución salina. El bebé ingiere esta solución que le causa quemaduras, deshidratación, hemorragia general, envenenamiento. 12 horas más tarde la «madre» da a luz un bebé muerto. En ocasiones sale moribundo, retorciéndose en movimientos espasmódicos. Éste método se utiliza después de las 16 semanas de embarazo.
- La Succión: se inserta en el útero un tubo hueco con un borde afilado. Una fuerte succión (28 veces más fuerte que la de una aspiradora casera) despedaza el cuerpo del bebé y la placenta. Estamos ante una aspiradora que lo absorbe todo ¿Todo? Casi todo. El cráneo no puede pasar por el tubo por lo que el abortista introduce una pinza para extraerlo.
- La Dilatación y Curetaje: se realiza durante el segundo y el tercer trimestre del embarazo porque el bebé es ya demasiado grande para extraerlo por succión. Se utiliza una cureta o cuchillo provisto de una cucharilla filosa en la punta. Con ella se va se va desmembrando al bebé, se le va cortando en pedazos. Seguidamente se sacan los pedazos con fórceps.
- La «D & X»: más conocido como el nacimiento parcial. De especial maldad y perversión. A la mujer se le ocasiona la dilatación del cuello uterino durante tres a cuatro días para provocar el parto. Llegado el momento el abortista introduce unas pinzas y agarra al bebé por las piernas y o va extrayendo hasta llegar a la cabeza. El abortista debe dejar la cabeza dentro del útero. De esta manera el abortista no es legalmente un asesino infanticida, porque la legislación establece que el bebé debe nacer por entero y permanecer con vida fuera del útero 24 horas pasadas las cuales al bebé se le puede inscribir en el registro civil. Sólo entonces pasa a ser reconocido como ser humano con todos los derechos. Una vez el cuerpo del bebé fuera del útero, el abortista entierra unas tijeras en la base del cráneo del bebé, las abre haciendo más grande el orificio e introduce un catéter y extrae el cerebro mediante succión. A este método se le añade otro, la cesárea, matando al bebé en el propio útero.
- Los fármacos: los más utilizados son las Prostaglandinas y la RU-486. Las primeras provocan un parto prematuro durante cualquier etapa del embarazo. En muchas ocasiones el bebé suele salir vivo. El abortista o sus ayudantes lo tiran, estando aún vivo, al cubo de la basura. La segunda, se trata de la popular «píldora del día después». Impide la preparación del endometrio para imposibilitar albergar al bebé. El bebé es expulsado entre dolorosas contracciones.
Y es que «business is business».
Un último apunte, la Ley del Aborto no es del PSOE. Éste partido la realizó, la llevó al parlamento y la puso en marcha. Pero, ahora, con el PP esta ley se mantiene y se ha asentado. Teniendo mayoría absoluta éste partido no ha hecho nada para cambiar esta ley ni una en coma. No nos engañemos, la Ley del Aborto es, ahora, la «Ley PP».
Antonio R. Peña