A Rosa Regás no le gusta le reforma de la ley del aborto que está preparando Gallardón.
Dice que es siniestra, porque impedirá eliminar a los niños con necesidades especiales.
¿Quién no quiere eliminar a los monstruos?
El problema es que el concepto de monstruosidad es muy relativo, y por eso es mejor cortar por lo sano y NO PERMITIR nunca la eliminación de ningún niño diferente simplemente porque alguien, su madre o un médico, consideren esa diferencia una monstruosidad.
Porque para monstruosidades, colores.
Veamos:
¿Es un monstruo el nene de la foto?
Guapo, ¿verdad?
Delante de esos mofletes y esos ojazos azules nadie diría en qué iba a convertirse de mayor Adolfito Hitler.
¿Y esta familia?
(La familia Goebbels)
¿Es tan distinta de esta?
(La familia de Regás)
¿En cuál de las dos podrían darse más monstruosidades?
Pero el problema no es de Anita, sino de quién la mira, que no ha desarrollado la mirada necesaria para poder VER al otro.
A la señora Regás, madre de cinco hijos, abuela feliz, me imagino, que de muchos niños, le ha salido una monstruosidad del bolígrafo.
Llevamos decenios intentando eliminar del vocabulario eso de "niños subnormales" y, cuando hemos casi conquistado la idea de que se trata de "niños con necesidades especiales" Rosa se descuelga con lo de "monstruos".
Es todo tan nazi.
Porque quien se crea con legitimidad para poner la etiqueta de monstruo a un niño para poder después eliminarlo, ¿dónde se detendrá?
Es cierto que esos niños con dificultades sufrirán. ¿Quién no?
También sufren los ciegos.
Y los divorciados.
Y los parados.
¿Qué hacemos?
¿Nos cargamos a los pobres y a los del Alcoyano Balompié?
Hitler ha muerto, sí. Pero el nazismo ha vencido.
Regás, guapa, abre los ojos y entérate:
No hay niños monstruosos: hay adultos sin amor.
http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=rAfcBwYuNDU
Publicado originalmente en el blog "Todo era bueno"