Parece que el tema ha interesado. Hoy lo recoge Alex Navajas en un artículo en La Razón que ha recogido Religión en Libertad. Muchos se han enterado ya de la situación de las órdenes y congregaciones religiosas.
Creo que les hemos hecho un buen servicio. Aunque algunos no nos lo agradezcan. Se ha terminado la política del avestruz, el todo va muy bien, el no pasa nada. Que era suicida ante una situación crítica. Un enfermo de cáncer no tiene remedio si se empeña en seguir viviendo como si la enfermedad no fuera con él. Tiene que acudir a la quimio, a radiarse, a la cirujía o no hay remedio. Por algún tiempo podrá engañar a los demás diciendo que se encuentra muy bien. Pero llega un día en que los estragos son ya visibles y no engaña a nadie. Pues ha llegado ya.
Raro es el día en el que religiosos o religiosas no abandonan un pueblo o una ciudad donde durante muchos años estuvieron haciendo el bien por falta de efectivos. Y muchas obras todavía permanecen abiertas prácticamente sin presencia religiosa. En mi colegio de Vigo, cuando yo estudiaba en él, apenas había tres o cuatro profesores seglares. Hoy son tres o cuatro los jesuitas.
De todos esos colegios salían cada años una, dos o tres vocaciones. De cada uno. Hoy como mucho habrá dos o tres entre todos. Y es normal. Al no haber convivencia los jóvenes no encuentran modelos ni quienes les propongan el ideal de la vida consagrada. Y en ocasiones los modelos que ven son para no seguirlos. Y no necesariamente porque sean unos malvados sino simplemente porque para eso uno no se mete cura o monja.
El mismo hábito, otra vez, les diferenciaba y en cierto modo les sublimaba. Era claro que quien así se vestía era otra cosa. Cuando lo que el joven ve a alguien que parece un oficial de Banca o un tendero de ultramarinos piensa que mejor se hace médico o abogado del Estado.
Los nuevos métodos han llevado a la ruina. Que ya nadie puede ocultar. Las cifras cantan. Tal vez hoy sea imposible volver a lo de antes. Y bien pudiera ser que lo de antes hoy no diera los mismos resultados que entonces. Pero es evidente que lo que se ha seguido en los últimos años sólo conduce a la extinción.
No abrigo esperanzas de cambio. Seguirán esforzándose en sostenella y no enmendalla. Pues el año que viene estarán peor. Pero menos mal que el siguiente. Ya es muy fácil seguirles. Cualquiera puede hacerlo y publicarlo. El año que viene, más. Y ya veréis como no me equivoco. Continuará el declive. Lo contaremos.
Francisco José Fernández de la Cigoña