“Hay que quemar la Conferencia Episcopal” (minuto 1:32), “cura muerto, cura bueno” (1:59), “la iglesia que ilumina es la que arde” (2:10), “que se metan por el culo la Conferencia Episcopal”(2:25)… Éstos, además de insultos a los sacerdotes y a los militares (minuto 0:40) e injurias al Arzobispo de Madrid (1:50), fueron algunos de los lemas que se lanzaron ayer en una marcha atea convocada en Madrid y autorizada por la Delegación del Gobierno.
La Delegación del Gobierno faltó a su palabra
La Delegación había hecho una advertencia a los convocantes, la Asociación Madrileña de Ateos y Librepensadores (AMAL) y la Asamblea La Playa de Lavapiés, de que en caso de producirse ofensas a los sentimientos religiosos en el transcurso de esa marcha “la misma dejará de tener una finalidad lícita” y, en consecuencia, podría “procederse a su disolución”, cosa que no se hizo. El vídeo que veis, grabado y publicado por HazteOir.org, demuestra que la Delegación del Gobierno faltó a su palabra y permitió que unos 300 extremistaslanzasen impunemente y a grito pelado clarísimas incitaciones al odio y a la violencia contra los católicos. Para colmo de desafío a la legalidad, la marcha partió de una “casa okupa” (0:04), un edificio ocupado ilegalmente hace dos años por extremistas de izquierda, sin que las autoridades hayan hecho nada por restablecer los derechos de los legítimos propietarios.
Un peligroso precedente del que podrían aprovecharse otros fanáticos
Me pregunto qué será lo próximo: ¿autorizar marchas insultando y llamando a la violencia contra judíos, negros, mujeres inmigrantes, tal vez? La Delegación del Gobierno tiene una responsabilidad enorme ante esta agresión contra la libertad religiosa y contra los derechos y los sentimientos de los católicos. Cristina Cifuentes no debió autorizar esa marcha intolerante, pues ya tenía un violento precedente en la algarada anticatólica del pasado agosto en Madrid, en cuya convocatoria también participó la AMAL y en la que pudieron escucharse lemas muy parecidos a los de ayer. Ahora la Delegación está obligada a actuar, instando a la Fiscalía a emprender acciones legales contra los convocantes de esa marcha por violar los más elementales principios de convivencia. Si no lo hace, otros grupos extremistas se aprovecharán de este precedente y convertirán la mayor ciudad de nuestro país en la capital mundial de la incitación a la violencia contra el discrepante.
¿Ateísmo es ir por la calle sugiriendo a gritos quemar al discrepante?
Para terminar, cabe preguntarse qué clase de personas son las que van por la calle expresando a gritos propósitos incendiarios contra los que no comparten su forma de pensar. Esto en democracia es intolerable. Nadie que pueda llamarse demócrata debería apoyar una manifestación en la que se plantea, a berrido limpio, la eliminación física de quienes disienten de los convocantes. Tengo buenos amigos que son ateos y, desde luego, muestran un respeto hacia los creyentes que está en las antípodas de la actitud fanática mostrada por los extremistas anticatólicos que marcharon ayer por Madrid. Si fuese ateo sentiría vergüenza ante el hecho de que unos radicales invoquen el ateísmo como un pretexto para reprimir violentamente a los creyentes. Y ya al margen de las medidas legales que puedan emprender las autoridades al respecto, los que corearon esas consignas harían bien en ir a un especialista a que se lo mire, porque odiar a quienes profesamos una religión -es decir, la amplia mayoría de la población del mundo- es algo que entra dentro de la libertad de conciencia -ser un necio no es ilegal-, pero ir por las calles sugiriendo a gritos quemar a los que piensan distinto es algo ya digno de ser tratado no sólo por un juez, sino también por un psiquiatra.
Elentir
Publicado originalmente en Contando estrellas