El Artículo 1 de los Estatudos de la RAG dice: “La Real Academia Gallega es una institución científica que tiene como objetivo fundamental el estudio de la cultura gallega y especialmente la ilustración, defensa y promoción del idioma gallego.” Dichos estatutos fueron establecidos por el Real Decreto 271/2000, pero parece que el actual presidente de la RAG no se los ha leído. Eso se deduce de la noticia que se conoció ayer.
Y es que la RAG emitió este martes un esperpéntico comunicado arremetiendo duramente contra la Iglesia Católica por una cuestión de índole estrictamente religiosa. La Academia ha cometido esa injerencia a raiz de una condena eclesial a las obras del teólogoAndrés Torres Queiruga, miembro de la RAG. Según la Academia, la Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe ha señalado que Torres “aventura proposiciones contrarias a las verdades reveladas y a la doctrina común de la Iglesia Católica”. Es decir: una institución religiosa ha criticado un posicionamiento religioso. Y entonces, ¿qué narices pinta la RAG en esto?
Se entromete en asuntos de la Iglesia y además la acusa de “injerencia”
La propia Academia reconoce: “No es competencia de la Academia Galega, institución aconfesional, pronunciarse en materia de ortodoxias o heterodoxias”. Entonces, y dicho sea con un estilo tan real como el que da nombre a dicha institución, ¿por qué no se calla? ¿Quién es la RAG para meterse en un asunto religioso que no es de su competencia? Para justificar esta sorprendente injerencia, la RAG añade: “pero percibimos en el documento una grave conculcación de la libertad de pensamiento de un gran intelectual y escritor.” ¿Será que le ha impedido la Iglesia Católica a ese señor pensar como le dé la gana? Pues no. Lo que hace la Iglesia Católica es no autorizar a ese personaje a presentar como católicas sus obras. Eso es competencia de la Iglesia Católica. Por supuesto, el señor Torres puede pensar y decir lo que le dé la gana, pero que no lo haga utilizando el catolicismo como reclamo: tiene otras religiones de sobra donde elegir, nadie le obliga a ese señor a ser católico. Pero si desea serlo, el catolicismo como toda institución humana tiene unas normas, y es la Iglesia Católica la que posee la autoridad y la competencia de velar por su cumplimiento, igual que la RAG vela por las normas ortográficas y gramaticales del gallego (algo que, dicho sea de paso, hace bastante mal). ¿Se imagina alguien a la Iglesia Católica criticando a la RAG por no admitir como norma ortográfica del gallego la del chino mandarín? Pues entonces, ¿a qué se mete la RAG en cosas que son estricta competencia de la Iglesia Católica?
Un numerito liberticida tras el que debe dimitir el presidente de la RAG
Antes bien, y al contrario de lo que señala ese ridículo comunicado, la institución que demuestra un notable desprecio por la libertad es precisamente la RAG, que no tolera que se critique a uno de sus académicos por opiniones teológicas que nada tienen que ver con el ámbito lingüístico. Pero el colmo de cinismo, la guinda de esa salida de tono que media entre el ridículo y el afán liberticida, es que la RAG aún ha tenido la cara dura de acusar a la Iglesia Católica de “una intromisión escandalosa contra la que protesta firmemente”. Para injerencia, insisto, la que hace la RAG en una cuestión religiosa que no es de su competencia: una injerencia intolerable y que no puede salirle gratis. Lo que debería hacer el presidente de la RAG como responsable de este escandaloso numerito es dimitir ya. No puede seguir al frente de dicha institución ni un minuto más, a menos que se quiera convertir la lengua gallega en objeto de chanza por las tonterías que hace la institución encargada de defenderla.
La RAG, presidida por un independentista radical y furibundo anticatólico
Hay que decir que todo este monumental disparate es digno del que hace dos años se convirtió en presidente de la RAG: Xosé Luis Méndez Ferrín, un siniestro personaje conocido por su militancia en un partido independentista próximo a Batasuna y cuyas infumables columnas de opinión, publicadas durante lustros por Faro de Vigo, son una colección sin par de visceral odio al catolicismo. Que a un extremista como ése le eligiesen presidente de la RAG fue un signo más de la decadencia que arrastra dicha institución desde hace ya años. Méndez Ferrín ha agravado, desde luego, la situación de una RAG ya no tan preocupada por velar por la lengua gallega tanto como por su imposición en las escuelas y por su acercamiento a la lengua portuguesa, alejando una normativa artificiosa respecto de la bella lengua que hablan con naturalidad muchísimos gallegos, sobre todo en el ámbito rural.
El colmo de ridículo: critica a la Iglesia por citar a Torres en castellano
Para colmo, el ridículo comunicado difundido ayer por la RAG afirma lo siguiente: “También observa la RAG que la Comisión para la Doctrina de la Fe cita las obras de Torres Queiruga en sus traducciones al castellano, ocultando el hecho de que todas ellas fueron escritas y publicadas originariamente en gallego.” A esto lo llamo yo enroscarse la boina de tal forma que el otrora agradable sombrero, tan adecuado para protegerse de la lluvia y del frío, empieza a afectar al normal riego del cerebro. Es decir, que a estos señores no les basta con meterse en cuestiones religiosas que no les competen. Tampoco les basta con demostrar su total desconocimiento de lo que significa la libertad -algo nada extraño, a la vista de la ideología del presidente de la RAG-, confundiendo una crítica con una violación de la libertad de pensamiento. Además, se quejan de que la Santa Sede haya citado las obras de Torres en español. ¿Y por qué no le dicen al señor Torres que prohiba su traducción en dicha lengua? Porque si existen esas traducciones es porque Torres las autorizó, supongo que por aquello de que mola mazo dárselas de galleguista pero mola mucho más poder vender más libros. Claro que si ahora el señor académico se lo ha repensado y quiere prohibir que su obra se traduzca al español, dé la orden ya, hombre. No creo que sean muchos los que la echen de menos.
¿Se meterá la RAG en todas las querellas personales de sus miembros?
Para terminar, quiero hacer llegar desde aquí mi solidaridad a los vecinos, comerciantes, editores, conductores que circulan por las mismas carreteras y otras personas que en algún momento puedan llegar a tener algún conflicto de cualquier índole con el citado teólogo.Imaginaos que a un vecino se le rompe una cañería y se inunda la casa de Torres: seguro que al día siguiente la RAG estaría publicando un comunicado de condena(sobre todo si el vecino va a misa y habla en español). Y es que si la RAG toma partido de forma sectaria por los intereses personales de uno de sus miembros en una materia religiosa que no le compete, ¿quién nos garantiza que no volverá a hacerlo con cualquier otra cuestión? Desde ahora ya existe un escandaloso precedente de uso para fines personales de una institución financiada con fondos públicos y regulada mediante un Real Decreto. Precedente que, repito, debería ser sucedido por la dimisión inmediata de su máximo responsable.
Elentir
Publicado originalmente en Contando estrellas