Todos los años a finales de enero celebramos la Jornada de la Infancia Misionera. Esta jornada nace de La Obra Pontifica de la Santa Infancia que fundó Mons. Forbin Janson (Francia, 1843) y que el papa Pío XII hizo universal (1950).
El joven sacerdote Forbin Janson sintió una gran inquietud misionera mientras instruía a los niños de la parroquia de San Sulpicio de París. Pensó que los niños cristianos podían ayudar a otros niños del mundo con la oración, el sacrificio y la ayuda económica. Esta idea prendió rápidamente en el corazón de los niños, generosos por naturaleza. Arraiga fácilmente en todas partes, pero especialmente en las nuevas comunidades, que aunque pobres y necesitadas ellas mismas, se sienten llamadas a ayudar a otros más desfavorecidos todavía. De esta forma es como la Infancia Misionera está extendida por todo el mundo.
También entre nosotros tiene un gran arraigo que es necesario mantener y aumentar. Para eso sirve esta y otras jornadas misionales que proporcionan materiales, celebraciones y acciones concretas. Las parroquias en las celebraciones y, especialmente en las catequesis, los colegios y los grupos misioneros fomentan el espíritu misionero en los niños. Éstos hacen que las familias cristianas y las comunidades sean misioneras. Los grupos de la Infancia Misionera se van formando progresivamente en la fe, la oración, el sacrificio y la generosidad. A todos les nace una inquietud misionera, que más adelante en la vida se concreta en vocaciones sacerdotales y religiosas misioneras y en colaboración personal, material y espiritual a través de voluntariado. Hay que ver con qué fruición ‘devoran’ los niños la revista infantil Gesto a través de la cual se enteran de forma atractiva y divertida del trabajo misionero y de tantos ejemplos, historias y aventuras que les ejemplarizan. El fuego de la misión arde en sus corazones. Se sienten llamados a hacer algo por aquellos niños que sufren, no tienen lo necesario para vivir y sobre todo no conocen a su amigo Jesús. La fuerza pedagógica de esta jornada es muy atractiva. La hemos de fomentar porque lleva en sí una capacidad de renovación y rejuvenecimiento de nuestras comunidades.
Este año 2012 será el día 22 de enero, tercer domingo del tiempo ordinario. El lema dice: ‘Con los niños de América... hablamos de Jesús’. Cada año la Infancia Misionera pone su atención en un continente. Este año le toca al continente americano. Para nosotros es el más cercano, significativo y exigente. Porque la fe la llevamos los españoles a América; porque una pléyade de misioneros, más que a ninguna otra parte, han ido allí a predicar el evangelio; porque nos une la cultura, la lengua, la mezcla de razas. Por eso nos sentimos especialmente vinculados y corresponsables con ellos de la misión. ‘Corresponsables’ es la mejor expresión que indica que ellos mismos ven florecer en sus países el espíritu misionero en numerosísimos grupos de niños insertados en la Infancia Misionera, que son misioneros para otros niños paisanos suyos y de todo el mundo. El trabajo misional se hace hoy día interactivo de modo que al mismo tiempo que van misioneros de aquí, vienen a misionar entre nosotros sacerdotes y religiosos americanos que siendo niños sintieron la llamada a la misión. Esta es la riqueza de la Iglesia universal.
La segunda parte del lema dice: ‘Hablamos de Jesús’. Esta frase resume aquello que es lo más esencial de la misión. No hay que perderse en muchos temas. El central es Jesús y hablar de Él, darlo a conocer, entusiasmarse en su seguimiento, es lo verdaderamente importante. La misión consiste en hablar de Cristo. Ya lo decía San Pablo: ‘La fe es por la predicación, y la predicación por la palabra de Cristo’ (Rm 10,17) ‘Yo, hermanos, cuando fui a vosotros... a anunciaros el misterio de Dios, no quise saber entre vosotros sino a Jesucristo’ (1 Cor. 2,1-2). Una imagen preciosa, que gusta a niños y mayores, es la que hace San Pablo cuando dice: ‘Sois carta de Cristo’ (2 Cor. 3,1-6). No hacen falta muchas palabras, basta que nos vean a los cristianos y observen nuestras actitudes que expresan cómo es Cristo. Los niños hacen viva esta imagen de San Pablo cuando en una de sus actividades escriben cartas a otros niños contándoles qué piensan de su amigo Jesús. Hablan de Jesús las oraciones, los sacrificios y sufrimientos ofrecidos, y las ayudas materiales económicas que suscita esta jornada de la Infancia Misionera.
Nos unimos a la acción de gracias a Dios que hace el papa Benedicto XVI por la existencia de la Infancia Misionera. Él invita a pedagogos, sacerdotes, religiosos, catequistas y padres de familia a continuar el proceso de la educación misional en los niños. ‘¡La amistad con Jesús es un don tan bello que no se puede tener para uno mismo! Quien recibe este don siente la necesidad de transmitirlo a los otros’ (Viena, 9.09.09).
Este año ‘con los niños de América vamos a hablar todos de Jesús.’ Ante todo hablando de Jesús a los niños para que lo conozcan más y mejor, lo amen, lo sigan y quieran que todos los niños del mundo participen de la alegría de ser amigos de Jesús. La celebración litúrgica será una oración que invite a las comunidades a tomar conciencia de esta hermosa obra de la Infancia Misionera. Y todos, uniéndonos a la generosidad de los niños, aportaremos nuestra ayuda económica para los miles de proyectos que se realizan en favor de los niños de todo el mundo.
San Francisco Javier, nuestro paisano, es patrón con Santa Teresita del Niño Jesús de las misiones universales y de la Infancia Misionera. A ellos nos encomendamos y a Santa María Reina de la misiones para que se mantenga vivo el espíritu misionero en los niños y en nuestras comunidades.
+ Francisco Pérez González, arzobispo de Pamplona y obispo de Tudela