Artículos de Monseñor Manuel Sánchez Monge en InfoCatólica
Obispo de Santander
¿Pretenden la desaparición de la familia?
Existe el convencimiento de que las leyes elaboradas por un Parlamento democrático son todas necesariamente buenas y justas, cosa que no es verdad.
¿Has propuesto a alguien la fe en Jesucristo?
Es necesario hablar mucho con Dios para poder hablar de El. En la oración, le encomendamos al Señor las personas a las que hemos sido enviados y le suplicamos que les toque el corazón.
Una preparación al matrimonio larga, personalizada y exigente
La preparación al matrimonio, a la vida conyugal y familiar, es de suma importancia para el bien de los futuros esposos, de sus hijos, de la sociedad y de la Iglesia. El sacramento del Matrimonio posee un valor tan grande que no puede dejarse a la improvisación o a decisiones apresuradas.
Gestos y palabras. Un nuevo Papa para una época nueva
No se trata sólo de anécdotas más o menos simpáticas; sus gestos y su estilo de vida encierran algo más, mucho más. A mi modo de ver, nos aportan unas claves excepcionales para una profunda renovación de la Iglesia.
Por un matrimonio estable y de calidad
No se pretende imponer este modelo a toda la sociedad, pues «es evidente que en la sociedad española hay personas que desean un matrimonio acogido a un derecho al divorcio sin trabas».
Carta abierta a los religiosos de la diócesis
Hoy quisiera agradeceros de un modo especial vuestro gran trabajo en el campo educativo y en las múltiples obras sociales, a través de las cuales salís al encuentro de los hermanos más necesitados con el amor mismo de Dios.
Siete años con el Papa Benedicto
El actual Sucesor de Pedro, Benedicto XVI, sabio y humilde, sereno y luminoso, prudente y audaz, se suma, con pleno derecho a la constelación de extraordinarios pastores supremos de la Iglesia Católica, Pablo VI y los beatos Juan XXIII y Juan Pablo II. Con él estamos en buenas manos.
Un marco geográfico y unos cristianos que sufren
Son muy pocos, no llegan al 2%, y viven en circunstancias muy difíciles. Todo cristiano que puede emigra. ¿Vamos a consentir que la tierra del Señor se quede sin cristianos? Sería una desgracia y una vergüenza para nosotros.
Atreverse a vivir como cristianos hoy
La cultura secularizada, relativista y hedonista en la que vivimos nos ha conducido, casi sin darnos cuenta, a vivir una fe debilitada, como avergonzada. Hemos perdido capacidad evangelizadora, nos sobra mediocridad y nos falta aspirar seriamente a la santidad.
La santidad, una urgencia para nuestro tiempo
Una vida santa no es fruto principalmente de nuestro esfuerzo, de nuestras acciones. Es Dios, el tres veces santo (cf. Is 6, 3), quien nos hace santos; es la acción del Espíritu la que nos anima desde nuestro interior; es la vida misma de Cristo resucitado la que se nos comunica y la que nos transforma.
La ‘Era Común’, una hipocresía históricamente insensata
Hay que denunciar que bajo ese ‘respeto’ a otras religiones, lo que pretende en realidad es borrar cualquier rasgo de cristianismo. O sea que se trata de un atentado más a la base cristiana de nuestra cultura, lenguaje e historia, en declaraciones de un obispo anglicano.
Pastoral con jóvenes después de la JMJ
Es el momento de poner en práctica la consigna del Papa: Que ninguna adversidad os paralice. No tengáis miedo al mundo, ni al futuro, ni a vuestra debilidad». Nosotros tenemos la gozosa obligación de ayudarles, con iniciativas que broten de la oración, en el camino a recorrer después de la JMJ. No puede quedar en emociones fuertes y grandes entusiasmos.
¿Qué tiene Benedicto XVI que conecta bien con los jóvenes?
Los jóvenes han sabido percibir en él, el rostro amable de la Iglesia, la luminosidad de su mensaje y la transparencia del Evangelio.
Carta a los niños y niñas de Primera Comunión
Procurad también vosotros limpiar bien vuestro corazón para poder recibir al Señor. Y el mejor medio es el sacramento del Perdón. No dejéis de confesaros. Es el abrazo de Dios, un abrazo lleno de amor y de misericordia para cada uno de nosotros.
Creer en tiempos de laicismo
No podemos vivir la fe acobardados, como si no tuviera nada que ver con la vida de cada día. La Cuaresma es el tiempo adecuado para fortalecer nuestra fe debilitada, para clarificar la comprensión de la verdad profunda de la vida, para ajustar nuestra conducta a lo que creemos y tratamos de vivir.