Queridos hermanos y amigos: Paz y Bien.
Los Arzobispos Metropolitanos llevamos sobre la casulla un Palio que el Santo Padre nos impone en una fecha significativa: el 29 de junio siguiente a la toma de posesión de nuestra Diócesis metropolitana.
El Palio es una especie de estola circular, tejida en lana virgen, esquilada de unos corderillos que el Papa bendice el día de Santa Inés de cada año (21 enero). El Palio simboliza el cordero que el buen pastor ponía sobre sus hombros, y que tanto los salmos (22, 1-6) como el evangelio de Juan (10, 1-18), han descrito como actitud del Buen Pastor por excelencia que es Dios. Ese Palio representa el pueblo que el Señor pone sobre mis hombros y al que yo debo conocer, amar y dar la vida de tantos modos, como me enseña el ejemplo de Jesús, nuestro Buen Pastor, y de tantos santos pastores que nos han acompañado y precedido.
El Papa Benedicto recibía el Palio también al acceder a la sede de Pedro. Y entonces dijo en aquella inolvidable homilía: “la lana de cordero representa la oveja perdida, enferma o débil, que el pastor lleva a cuestas para conducirla a las aguas de la vida. La parábola de la oveja perdida, que el pastor busca en el desierto, fue para los Padres de la Iglesia una imagen del misterio de Cristo y de la Iglesia. La humanidad -todos nosotros- es la oveja descarriada en el desierto que ya no puede encontrar la senda. El Hijo de Dios no consiente que ocurra esto; no puede abandonar la humanidad a una situación tan miserable. Se alza en pie, abandona la gloria del cielo, para ir en busca de la oveja e ir tras ella, incluso hasta la cruz. La pone sobre sus hombros, carga con nuestra humanidad, nos lleva a nosotros mismos, pues Él es el buen pastor, que ofrece su vida por las ovejas. El Palio indica primeramente que Cristo nos lleva a todos nosotros. Pero, al mismo tiempo, nos invita a llevarnos unos a otros”.
Es por tanto, un momento eclesial importante, y no algo privado que recibo a título individual. Por este motivo desearía que pudiésemos vivir comunitariamente este evento que es para todos. Los que se queden en Asturias orando desde aquí, y los que puedan acompañarme participando, desde allá.
Hemos organizado una peregrinación a este efecto. No es un viaje sin más, sino que hemos querido darle el carácter de peregrinación: ir a Roma, corazón de la Iglesia, y encontrarnos con el Sucesor de Pedro, nuestro amado Papa Benedicto XVI, tanto en la ceremonia de la entrega del Palio (29 junio) como en la audiencia que nos ofrecerá al día siguiente; encontrarnos con la Iglesia de los mártires del primer siglo cristiano pudiendo celebrar la Misa en las Catacumbas en la festividad de los Protomártires romanos (30 junio); y encontrarnos con la Iglesia de los santos, y en Asís la bella ciudad medieval celebrar a San Francisco y a Santa Clara pidiéndoles su protección.
Reitero mi gratitud hacia todos vosotros en Asturias, Huesca o Jaca. Acompañadme en la oración. El Señor os bendiga y os guarde.
Recibid mi afecto y mi bendición.
+ Jesús Sanz Montes, ofm, Arzobispo de Oviedo, Administrador Apostólico de Huesca y Jaca