En estos últimos tiempos se ha vuelto a hacer presente en los medios el intento de seguir adelante con el aborto, expresión del avance de la cultura de la muerte.
Les comporto algunos datos, disponibles en internet:
- Cuando hace poco en Italia fue elegido un gobierno pro-vida, se le advierte que tiene que mantener el respeto al derecho de abortar.
- En muchos países se permite eliminar hasta el nacimiento a cualquier niño que venga con alguna malformación, por ejemplo, con labio leporino, o con una piernecita más corta, o con síndrome de Down.
- Hace algunos meses, a raíz de lo acontecido en Europa, especialmente en Francia, país en que el 96% de los fetos diagnosticados con Síndrome de Down son abortados, se debatió sobre el tema en Chile. Hubo voces apoyando este horrendo crimen.
- En estos meses, también en nuestro país hemos tenido varios ejemplos: la propuesta de la Constitución, que fue rechazada; el anuncio de un proyecto para permitir la interrupción del embarazo sin causales; y el comentario en el sentido de que el número de poco más de 3.500 abortos legales es decepcionante respecto a las cifras proyectadas, pues lo positivo sería que hubiese más abortos.
Es grave la existencia del aborto legal y la insistencia en promoverlo y también lo es la invisibilidad de tantos niños abortados, inocentes e indefensas víctimas de una ley injusta y discriminatoria.
Esta invisibilidad significa también la despreocupación por las mujeres con embarazos vulnerables. Para ellas, el aborto no es solución, sino perpetuación de su condición de víctimas.
La solución nunca es el aborto, sino asegurar condiciones familiares, sociales, psicológicas y religiosas que permitan que el surgir de una nueva vida sea motivo de alegría y esperanza.
+Mons. Francisco Javier Stegmeier
Obispo de Villarrica.